Pagar 70 euros por la fiesta de fin de año
y otros muchos antes para poseer smoking, camisa y zapatos;
afeitarse, peinarse y comer langostinos...
mirarse cara a cara el telenoticias de las tres
con sus bombas vibrantes,
con su "murieron 10 niños en Colombia"
y ver que las raíces de los árboles
-desde lustros atrás- podridas están
para fuera,
que las paredes blancas -del manicomio
que el mundo es-
cubrieron todo el cielo visible.
Brindar con cava que otros 365 días más
serán para los cobardes,
que nada de nuevo les ocurrirá
a los noctámbulos
y escuchar a las 4 de la tarde de un Madrid sombrío
el "feliz año nuevo" en Tokio.
La eternidad siempre fueron los padres.
No queda paz para los ladrones del tiempo.
Quintí Casals
miércoles, 31 de diciembre de 2014
martes, 30 de diciembre de 2014
La llave
Aquella niebla impune, violenta y desgraciada,
esa tenue y opaca capa de moral no abdicada
que tanto me hizo sufrir, que tanto me hizo rabiar
en la campanada de las decisiones e ilusiones
no encontradas.
Aquél sentimiento de pérdida, de desazón, cólera
tantas veces de búsqueda en redención,
ese tugurio de turbulencias no dichas
que infinitas veces me dejó tirado
en mitad de la calle.
Ese sollozo de no saber qué quiere el prójimo de mí.
Esa bacanal de agarrar tanto amor, tanto infortunio
en el sentido inalienable de las cosas
y sentir, así, el movimiento abrumador del viento...
me lleva a pensar que imposible es
olvidar que la sombra
es lo único subyugado al cuerpo,
olvidar que en mis ojos, tan sólo,
existen mapas sin caminos.
La eternidad es una salida de emergencia
a las múltiples puertas que la vida encierra;
siempre será más fácil morir que sobrevivir
dignamente.
Quintí Casals
esa tenue y opaca capa de moral no abdicada
que tanto me hizo sufrir, que tanto me hizo rabiar
en la campanada de las decisiones e ilusiones
no encontradas.
Aquél sentimiento de pérdida, de desazón, cólera
tantas veces de búsqueda en redención,
ese tugurio de turbulencias no dichas
que infinitas veces me dejó tirado
en mitad de la calle.
Ese sollozo de no saber qué quiere el prójimo de mí.
Esa bacanal de agarrar tanto amor, tanto infortunio
en el sentido inalienable de las cosas
y sentir, así, el movimiento abrumador del viento...
me lleva a pensar que imposible es
olvidar que la sombra
es lo único subyugado al cuerpo,
olvidar que en mis ojos, tan sólo,
existen mapas sin caminos.
La eternidad es una salida de emergencia
a las múltiples puertas que la vida encierra;
siempre será más fácil morir que sobrevivir
dignamente.
Quintí Casals
lunes, 29 de diciembre de 2014
Acerca de lo inútil
Mirar la basura respirar
en el grácil vendaval de los años,
cicatrizar el pasado
en la calumnia penetrante de la culpa
y sentir, en pecho y corazón,
que ninguna soledad vino nunca por casualidad,
que la sombra avisó tal día perdido
y el vértigo incesante de este mundo de aluminio
se colapsó, apócrifo, en las uñas
de aquellos
que no sostuvieron
jamás
sus manos.
Transitar una infancia, una juventud,
una vejez y una idea,
sentir el silencio recorrer el alarido
de tus verdades
y ser tragado por la boca del lobo
cuando el atolladero derramado
de la certidumbre
grita
inmortal.
Reconstruir el tiempo en esqueleto y hormigón,
desplomarse en el amor,
singular habitación de las almas de los perros...
¿Quién puede entender aquello que siente?
Caminar para crecer,
ver para creer.
No hay futuro que le valga a la memoria
ni presente que le valga a la razón.
Quintí Casals
en el grácil vendaval de los años,
cicatrizar el pasado
en la calumnia penetrante de la culpa
y sentir, en pecho y corazón,
que ninguna soledad vino nunca por casualidad,
que la sombra avisó tal día perdido
y el vértigo incesante de este mundo de aluminio
se colapsó, apócrifo, en las uñas
de aquellos
que no sostuvieron
jamás
sus manos.
Transitar una infancia, una juventud,
una vejez y una idea,
sentir el silencio recorrer el alarido
de tus verdades
y ser tragado por la boca del lobo
cuando el atolladero derramado
de la certidumbre
grita
inmortal.
Reconstruir el tiempo en esqueleto y hormigón,
desplomarse en el amor,
singular habitación de las almas de los perros...
¿Quién puede entender aquello que siente?
Caminar para crecer,
ver para creer.
No hay futuro que le valga a la memoria
ni presente que le valga a la razón.
Quintí Casals
sábado, 27 de diciembre de 2014
Tierra quemada
Daría todo el aire por un grito
José Ángel Valente
Ver como tus padres
discuten día tras día
por si el mérito de compra fue suyo,
por si las bayetas están sucias o no.
Ver como tus amigos
esnifan un miércoles cocaína
para paliar así mejor el sueño.
Ver a tu hermano, sombra y sol,
tener las mismas pesadillas que tú.
Ver las calles de tu ciudad
derrumbarse en el ocaso de las nubes;
ver las plazas infectas, las moscas como señales de tráfico.
Ver a "Joan el mendigo" morir en el frío de noviembre
y la masa comprando en navidad
y la biblioteca pública cerrar.
Leer "Dónde habite el olvido" de Cernuda,
degustar el pollo transgénico del KFC,
oír el populismo de izquierdas crecer en el puño del muchacho fácil.
Ver los cables del modem estrangular
toda sociabilidad meramente permitida.
Sentir el amor invisible rechazar el cuenco de la miseria.
Ver que poco a uno le pertenece, que rápido todo se pierde,
que un animal me vigila por las noches
y, alguna que otra vez, se apiada de mis garras.
Ver como todo aquello que me contaron sobre la sangre pura
era mentira,
ver como toda esa falacia sobre la verdad
se desgranaba en la fiera que todos llevamos dentro.
Ver cómo es la noche, cómo son los sueños
y que la esperanza cada primavera pasada
se difumina en la exactitud de la víscera.
Ver que mejor es cerrar los ojos en esta tierra quemada,
ver que ver duele
y que mejor es cerrar los ojos
en esta tierra dónde ya no brota nada.
Quintí Casals
José Ángel Valente
Ver como tus padres
discuten día tras día
por si el mérito de compra fue suyo,
por si las bayetas están sucias o no.
Ver como tus amigos
esnifan un miércoles cocaína
para paliar así mejor el sueño.
Ver a tu hermano, sombra y sol,
tener las mismas pesadillas que tú.
Ver las calles de tu ciudad
derrumbarse en el ocaso de las nubes;
ver las plazas infectas, las moscas como señales de tráfico.
Ver a "Joan el mendigo" morir en el frío de noviembre
y la masa comprando en navidad
y la biblioteca pública cerrar.
Leer "Dónde habite el olvido" de Cernuda,
degustar el pollo transgénico del KFC,
oír el populismo de izquierdas crecer en el puño del muchacho fácil.
Ver los cables del modem estrangular
toda sociabilidad meramente permitida.
Sentir el amor invisible rechazar el cuenco de la miseria.
Ver que poco a uno le pertenece, que rápido todo se pierde,
que un animal me vigila por las noches
y, alguna que otra vez, se apiada de mis garras.
Ver como todo aquello que me contaron sobre la sangre pura
era mentira,
ver como toda esa falacia sobre la verdad
se desgranaba en la fiera que todos llevamos dentro.
Ver cómo es la noche, cómo son los sueños
y que la esperanza cada primavera pasada
se difumina en la exactitud de la víscera.
Ver que mejor es cerrar los ojos en esta tierra quemada,
ver que ver duele
y que mejor es cerrar los ojos
en esta tierra dónde ya no brota nada.
Quintí Casals
jueves, 25 de diciembre de 2014
Antología humana
La única sabiduría es el olvido
Antonio Gamoneda
Triste ser es aquél que no sabe ser
más allá que lo que el ser es, será.
E inspira, expira y suspira
en el vacío de las estaciones catalogadas
sabiendo que el significado exacto fluctúa,
sabiendo que despeinarse es tan sólo cosa de inadaptados.
Aunque puede que no esté equivocado,
puede que las luces de navidad le hagan pensar
en la levedad
que supone existir para uno mismo;
ya que
el tiempo no se moldea ni se estira,
se derrama.
En realidad -pensándolo bien-
es más fácil dibujar el origen
que ponerle colores al momento.
El valor de la imposibilidad está en la pérdida.
Somos una máquina en estado de espera.
Somos un lápiz sin goma de borrar.
Llueve en diciembre.
De entre lo cercano visibles se hacen las arrugas
del corazón;
la sonrisa de los torturados siempre permanece
en la furia de las rosas.
La vida es un salto y una inmersión en alma
que se difunde entre el párpado negro
y el silencio que está por descubrir.
Quintí Casals
Antonio Gamoneda
Triste ser es aquél que no sabe ser
más allá que lo que el ser es, será.
E inspira, expira y suspira
en el vacío de las estaciones catalogadas
sabiendo que el significado exacto fluctúa,
sabiendo que despeinarse es tan sólo cosa de inadaptados.
Aunque puede que no esté equivocado,
puede que las luces de navidad le hagan pensar
en la levedad
que supone existir para uno mismo;
ya que
el tiempo no se moldea ni se estira,
se derrama.
En realidad -pensándolo bien-
es más fácil dibujar el origen
que ponerle colores al momento.
El valor de la imposibilidad está en la pérdida.
Somos una máquina en estado de espera.
Somos un lápiz sin goma de borrar.
Llueve en diciembre.
De entre lo cercano visibles se hacen las arrugas
del corazón;
la sonrisa de los torturados siempre permanece
en la furia de las rosas.
La vida es un salto y una inmersión en alma
que se difunde entre el párpado negro
y el silencio que está por descubrir.
Quintí Casals
sábado, 20 de diciembre de 2014
Los hijos de la nada
And if I could be who you wanted
If I could be who you wanted
All the time, all the time
Radiohead
Todas esas musiquitas felices
sonadas y sentidas
en las largas salas de los aeropuertos,
todo ese boyante sentimiento
de que nada será lo mismo
hogaño que estamos lejos.
Sudar, sudar, sudar y pensar
que, ahora, ahora que ningún
consejo
nos sirve nada más
como mera indicación,
volveré a querer escapar
de la luz temprana.
Y pensar que toda esta generación
cree en la paz, en la armonía, Gandhi...
y necesitan, hasta para drogarse,
mierdas de diseño
como el MDMA.
Necesitan los libritos con dibujos,
las películas en 3D,
las instrucciones subtituladas,
el abre-fácil del brick.
Y rubrican haikus como moda
y escriben ecuaciones a la felicidad
y hablan, también, sobre anatomías bancarias
y emoticonos felices.
Borrachos en Tokio, cocaína gubernamental.
Nadie se para a tocar su carne
y preguntar "¿qué será eso?".
Nadie se deja atosigar
por la luna puta,
por la lluvia de otoño.
Porco Dio. Estoy en un avión y aborrezco volar;
ver tanta gente en conjunto, tanta gente inserida en una banana metálica.
Todos apretando sus manos, todos nerviosos si se sientan cerca del ala.
A mí no me importa morir. Tantas cosas he vivido ya.
Fui gusano y mariposa, harina y pan.
Hoy te he dicho adiós, querida,
y sí, me da igual morir.
Me da igual morir junto a esta gente;
quemadas sus pieles y entrañas...
¿Qué quedaría de sus palabras?
El mundo es una idea y nosotros sus letras.
Nietzsche se equivocaba al hablar de sociedad como rebaño;
el rebaño da lana o pan, la sociedad, en cambio,
sirve tan sólo para extinguirse
en su progreso.
El mundo es una idea y nosotros sus letras.
Somos los hijos de la nada
y nada me queda si no estás.
Quintí Casals
If I could be who you wanted
All the time, all the time
Radiohead
Todas esas musiquitas felices
sonadas y sentidas
en las largas salas de los aeropuertos,
todo ese boyante sentimiento
de que nada será lo mismo
hogaño que estamos lejos.
Sudar, sudar, sudar y pensar
que, ahora, ahora que ningún
consejo
nos sirve nada más
como mera indicación,
volveré a querer escapar
de la luz temprana.
Y pensar que toda esta generación
cree en la paz, en la armonía, Gandhi...
y necesitan, hasta para drogarse,
mierdas de diseño
como el MDMA.
Necesitan los libritos con dibujos,
las películas en 3D,
las instrucciones subtituladas,
el abre-fácil del brick.
Y rubrican haikus como moda
y escriben ecuaciones a la felicidad
y hablan, también, sobre anatomías bancarias
y emoticonos felices.
Borrachos en Tokio, cocaína gubernamental.
Nadie se para a tocar su carne
y preguntar "¿qué será eso?".
Nadie se deja atosigar
por la luna puta,
por la lluvia de otoño.
Porco Dio. Estoy en un avión y aborrezco volar;
ver tanta gente en conjunto, tanta gente inserida en una banana metálica.
Todos apretando sus manos, todos nerviosos si se sientan cerca del ala.
A mí no me importa morir. Tantas cosas he vivido ya.
Fui gusano y mariposa, harina y pan.
Hoy te he dicho adiós, querida,
y sí, me da igual morir.
Me da igual morir junto a esta gente;
quemadas sus pieles y entrañas...
¿Qué quedaría de sus palabras?
El mundo es una idea y nosotros sus letras.
Nietzsche se equivocaba al hablar de sociedad como rebaño;
el rebaño da lana o pan, la sociedad, en cambio,
sirve tan sólo para extinguirse
en su progreso.
El mundo es una idea y nosotros sus letras.
Somos los hijos de la nada
y nada me queda si no estás.
Quintí Casals
jueves, 11 de diciembre de 2014
Lost in Translation
Everyone wants to be found
Supongo que ha llegado el día en que el mundo se nos quedó viejo,
que ya no estamos bien aquí.
Las calles dejaron de ser las mismas,
las rotondas se giran entorno a ellas,
las casas brillan
y los microondas calientan nuestras sopas
y cocinas.
Supongo que ya no hay magia que valga,
que la pradera se nos quedó pequeña,
que ya no podemos correr.
Sólo veo furia en las manos del prójimo,
miedo en sus dedos y
temor en su felicidad.
El aire nos obstruye
indefinidamente.
Celulares que nos alejan
como opacos dementores,
paredes que nos encierran
como fronteras diplomáticas.
Supongo que aquí acaba todo,
que en el gris molusco
de las nubes
lloverá para siempre.
Supongo que ya escapamos de la noche,
que todos los muebles fueron
comprados, ordenados y suicidados,
que ya no hay sinónimos ni antónimos
válidos
en esta frase.
El universo se abrasa en la esfera de la verdad
y yo miro por detrás de la ventana
como tierra y piedra explotan.
Y tenéis razón;
inventamos las ruedas,
el papiro,
la energía nuclear
e incluso el doble click
de nuestro personal computer,
pero tan sólo
para vivir más rápido en un espacio
más pequeño...
y para saber, también
que el tiempo siempre gana;
que la pelota que sube baja,
que el boomerang pocas veces
no alcanza.
Supongo que el silencio viene a ser Dios,
que mejor que tal pupila de plástico
nos envolviera en este eterno
día deficiente.
Supongo que hoy la nada en las estrellas se apaga,
que ya es hora de decir
adiós muy buenas, fue un placer;
que te vaya bien,
Infinito.
Quintí Casas
Supongo que ha llegado el día en que el mundo se nos quedó viejo,
que ya no estamos bien aquí.
Las calles dejaron de ser las mismas,
las rotondas se giran entorno a ellas,
las casas brillan
y los microondas calientan nuestras sopas
y cocinas.
Supongo que ya no hay magia que valga,
que la pradera se nos quedó pequeña,
que ya no podemos correr.
Sólo veo furia en las manos del prójimo,
miedo en sus dedos y
temor en su felicidad.
El aire nos obstruye
indefinidamente.
Celulares que nos alejan
como opacos dementores,
paredes que nos encierran
como fronteras diplomáticas.
Supongo que aquí acaba todo,
que en el gris molusco
de las nubes
lloverá para siempre.
Supongo que ya escapamos de la noche,
que todos los muebles fueron
comprados, ordenados y suicidados,
que ya no hay sinónimos ni antónimos
válidos
en esta frase.
El universo se abrasa en la esfera de la verdad
y yo miro por detrás de la ventana
como tierra y piedra explotan.
Y tenéis razón;
inventamos las ruedas,
el papiro,
la energía nuclear
e incluso el doble click
de nuestro personal computer,
pero tan sólo
para vivir más rápido en un espacio
más pequeño...
y para saber, también
que el tiempo siempre gana;
que la pelota que sube baja,
que el boomerang pocas veces
no alcanza.
Supongo que el silencio viene a ser Dios,
que mejor que tal pupila de plástico
nos envolviera en este eterno
día deficiente.
Supongo que hoy la nada en las estrellas se apaga,
que ya es hora de decir
adiós muy buenas, fue un placer;
que te vaya bien,
Infinito.
Quintí Casas
viernes, 5 de diciembre de 2014
El arte de bajar la persiana
En mi corazón habita un mechero,
en mi pene una discoteca,
en mi cabeza un muro
desabrochado.
Quintí Casals
en mi pene una discoteca,
en mi cabeza un muro
desabrochado.
Quintí Casals
jueves, 4 de diciembre de 2014
Luz uniforme-Habitación cerrada
El mundo se derrumba, cabizbajo,
trazo a trazo bajo mis pies.
Primero está ese sentimiento de vértigo,
esa escuálida y desorientada sensación
que intenta definir
cuán recto es el triángulo,
que intenta establecer en medida y distancia
cuán bien definido y mal coagulado
están sus vértices, sus costados.
Están también ahí las pupilas dilatadas,
los ojos que en Venecia navegan.
Está la sangre, su perfecto y circunscrito
trayecto en venas azules, en arterias rojas,
que, debajo nuestras pieles,
rechistan el chiste de sobrevivir
al destino.
Luego está esa impresión-efecto -a veces, quizá, defecto-
de fregar mal los platos, de querer -a fuego- a quién
sabes
que un día te olvidará
sin querer.
Y están igualmente esos dedos que remontan a buscar
los límites del frío y la identidad
y, sin embargo, están, asimismo,
aquellos domingos en caída libre
en qué las agujas son huesos
y el culo se dilata.
También piedras, Dioses griegos,
las víctimas del opio y del karma;
todo eso permanece debajo la simple
condición
de significar algo
ante la boca de la muerte.
Sentirnos humillados, sentirnos abrazados,
miles de revoluciones biológicas, genéticas y equidistantes;
todo eso brilla, instalado en las mas insignificantes
noches,
todo eso se instruye en las más cálidas y apacibles
mañanas...
escondiéndose
por si algún día
resolviéramos
aquella ecuación dónde
reconstruir la vida
en un horizonte firme
y eficaz.
Quintí Casals
trazo a trazo bajo mis pies.
Primero está ese sentimiento de vértigo,
esa escuálida y desorientada sensación
que intenta definir
cuán recto es el triángulo,
que intenta establecer en medida y distancia
cuán bien definido y mal coagulado
están sus vértices, sus costados.
Están también ahí las pupilas dilatadas,
los ojos que en Venecia navegan.
Está la sangre, su perfecto y circunscrito
trayecto en venas azules, en arterias rojas,
que, debajo nuestras pieles,
rechistan el chiste de sobrevivir
al destino.
Luego está esa impresión-efecto -a veces, quizá, defecto-
de fregar mal los platos, de querer -a fuego- a quién
sabes
que un día te olvidará
sin querer.
Y están igualmente esos dedos que remontan a buscar
los límites del frío y la identidad
y, sin embargo, están, asimismo,
aquellos domingos en caída libre
en qué las agujas son huesos
y el culo se dilata.
También piedras, Dioses griegos,
las víctimas del opio y del karma;
todo eso permanece debajo la simple
condición
de significar algo
ante la boca de la muerte.
Sentirnos humillados, sentirnos abrazados,
miles de revoluciones biológicas, genéticas y equidistantes;
todo eso brilla, instalado en las mas insignificantes
noches,
todo eso se instruye en las más cálidas y apacibles
mañanas...
escondiéndose
por si algún día
resolviéramos
aquella ecuación dónde
reconstruir la vida
en un horizonte firme
y eficaz.
Quintí Casals
miércoles, 3 de diciembre de 2014
Nota de un DJ
Antes todo consistía
-bajo el azar de nuestras tímidas manos-
en cazar un buey, plantar, recolectar árboles,
comer, cuidar bien a nuestros hijos
y, tal día,
mudarnos a otra zona
dónde vivir.
Todo se apagó
el día que se inventaron los gimnasios.
Un DJ ha hablado.
Quintí Casals
-bajo el azar de nuestras tímidas manos-
en cazar un buey, plantar, recolectar árboles,
comer, cuidar bien a nuestros hijos
y, tal día,
mudarnos a otra zona
dónde vivir.
Todo se apagó
el día que se inventaron los gimnasios.
Un DJ ha hablado.
Quintí Casals
lunes, 1 de diciembre de 2014
Bunker
Atrapado en el bunker de mis entrañas
-despertar, comer, dormir y respirar-
incapaz soy de pelear,
incapaz soy de dar los buenos días.
Quintí Casals
-despertar, comer, dormir y respirar-
incapaz soy de pelear,
incapaz soy de dar los buenos días.
Quintí Casals
Mi vida sin mí
si compraste cualquier día salsa china, tabasco, nueces de macadamia
si después de encender la televisón pusiste la MTV, el Discovery-Max
si te casaste, tuviste hijos y posteriormente una petición de divorcio
si saliste a pasear el miércoles
si te compraste un perro, una tortuga, un hamster
si tomaste, si bebiste, si fumaste alguna vez
si te despertaste en otra casa, en un hospital
si compartiste "carpe diem" o "we are young" en tu estado de Facebook
si sentiste algún domingo el corazoncito pequeño, el color diáfano
si tuviste amantes, novias, sexo duro, rock&roll
si fuiste a Barcelona y tu vida cambió
si tantas veces lloraste en la planicie superficial
del amor y el olvido...
supongo que ya sabrás que todo era mentira,
que la felicidad no existe;
supongo que ya sabrás que no es nada difícil
ahogarse en un vaso de agua;
que el tiempo tan sólo muere
y que el país de nunca jamás
brilla el hijo de puta, tan sólo,
en lo más alejado
de tus sueños.
Quintí Casals
si después de encender la televisón pusiste la MTV, el Discovery-Max
si te casaste, tuviste hijos y posteriormente una petición de divorcio
si saliste a pasear el miércoles
si te compraste un perro, una tortuga, un hamster
si tomaste, si bebiste, si fumaste alguna vez
si te despertaste en otra casa, en un hospital
si compartiste "carpe diem" o "we are young" en tu estado de Facebook
si sentiste algún domingo el corazoncito pequeño, el color diáfano
si tuviste amantes, novias, sexo duro, rock&roll
si fuiste a Barcelona y tu vida cambió
si tantas veces lloraste en la planicie superficial
del amor y el olvido...
supongo que ya sabrás que todo era mentira,
que la felicidad no existe;
supongo que ya sabrás que no es nada difícil
ahogarse en un vaso de agua;
que el tiempo tan sólo muere
y que el país de nunca jamás
brilla el hijo de puta, tan sólo,
en lo más alejado
de tus sueños.
Quintí Casals
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Ahora que lo pienso
Bajo la luna de un Nápoles oscuro,
escondido y solitario en la ya conocida
indisposición sensorial,
veo desfilar las estrellas
en la nimiedad
de la fuerza interestelar.
Por suerte,
leve y plácidamente tranquilo estoy;
cuando el inconsciente empieza a medrar,
allá -en tus manos-,
y poco a poco te sientes ya lejos de ti,
ahí: las cosas fluyen
como barro
entre diamantes.
¿Y qué puedo decir,
ventura o desastre?
Nunca fui capaz de dar de comer a los peces,
nunca dormí bien,
nunca supe -ahora que lo pienso-
enamorarme
correctamente.
Los abrigos siempre me hicieron calor,
las manos me sudaban conforme el sol quemaba,
los abrazos siempre me estrujaron
en huesos y carne.
¿Y qué puedo decir,
desastre o ventura?
Siempre quise tocar la lluvia,
dejar volar la cometa,
saborear el Chupa Chups...
pero siempre estaba yo obstaculizando
cuál grande portero de discoteca
infranqueable,
impenetrable,
recio,
en la puerta de la
prosperidad.
Y constantemente supe
que nada podía
hacer
contra la corriente del río
que no fuera construir una presa
y frenar
aquello que no debía frenarse.
Y constantemente supe, también,
que ningún molino domaría el viento,
que ninguna sucia y maloliente
hamburguesa
podría saciar al gordo.
¿Y qué puedo decir,
ventura o desastre?
Crecí mal y "piano piano" aprendí a moverme
en las creces de la evolución, de la selección natural
y del hierro férreo de las estaciones
de trenes
y creí, entonces,
en los refranes
y mi cerebro, entonces,
se desgranó
en porcioncitas
de cielo.
¿Y qué puedo decir,
desastre o ventura?
La gente, delante
la exuberancia del mar,
ve un infinito singular...
yo, en cambio,
-ahora que lo pienso-
veo tan sólo la proximidad del agua.
¿Y qué puedo decir...
ventura o desastre,
desastre o ventura?
Quintí Casals
escondido y solitario en la ya conocida
indisposición sensorial,
veo desfilar las estrellas
en la nimiedad
de la fuerza interestelar.
Por suerte,
leve y plácidamente tranquilo estoy;
cuando el inconsciente empieza a medrar,
allá -en tus manos-,
y poco a poco te sientes ya lejos de ti,
ahí: las cosas fluyen
como barro
entre diamantes.
¿Y qué puedo decir,
ventura o desastre?
Nunca fui capaz de dar de comer a los peces,
nunca dormí bien,
nunca supe -ahora que lo pienso-
enamorarme
correctamente.
Los abrigos siempre me hicieron calor,
las manos me sudaban conforme el sol quemaba,
los abrazos siempre me estrujaron
en huesos y carne.
¿Y qué puedo decir,
desastre o ventura?
Siempre quise tocar la lluvia,
dejar volar la cometa,
saborear el Chupa Chups...
pero siempre estaba yo obstaculizando
cuál grande portero de discoteca
infranqueable,
impenetrable,
recio,
en la puerta de la
prosperidad.
Y constantemente supe
que nada podía
hacer
contra la corriente del río
que no fuera construir una presa
y frenar
aquello que no debía frenarse.
Y constantemente supe, también,
que ningún molino domaría el viento,
que ninguna sucia y maloliente
hamburguesa
podría saciar al gordo.
¿Y qué puedo decir,
ventura o desastre?
Crecí mal y "piano piano" aprendí a moverme
en las creces de la evolución, de la selección natural
y del hierro férreo de las estaciones
de trenes
y creí, entonces,
en los refranes
y mi cerebro, entonces,
se desgranó
en porcioncitas
de cielo.
¿Y qué puedo decir,
desastre o ventura?
La gente, delante
la exuberancia del mar,
ve un infinito singular...
yo, en cambio,
-ahora que lo pienso-
veo tan sólo la proximidad del agua.
¿Y qué puedo decir...
ventura o desastre,
desastre o ventura?
Quintí Casals
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Crystal fighters
Me pregunto a veces
si habrá alguien,
alguna que otra personita por ahí perdida
que lidie de veras la batalla,
la incoherente y confusa
batalla,
la ilógica e indescifrable
batalla
que es
morir.
Me pregunto hacia dónde
irán esas almas
simples, chicas, difusas,
que creen, firmemente,
en el arte de vivir;
que juegan al balón en las plazas,
que transitan a la vez cruces y esquinas,
que esperan a que el semáforo -pim, pam, pum-
se ponga verde.
Y miran, también, telenovelas por las tardes
y comen, también, macarrones en comidas familiares
y sienten, también, la lágrima brotar
cuando algo no les sale bien.
Me pregunto dónde quedará esa simplicidad
dulce,
dónde habitará todo ese olvido
entrañable,
dónde resistirá, recia y constante,
esa felicidad intermitente
que hace de su vida un lugar estable
e insoluble,
que hace de su vida un oasis
etéreo y, a la vez,
inexistente.
Quintí Casals
si habrá alguien,
alguna que otra personita por ahí perdida
que lidie de veras la batalla,
la incoherente y confusa
batalla,
la ilógica e indescifrable
batalla
que es
morir.
Me pregunto hacia dónde
irán esas almas
simples, chicas, difusas,
que creen, firmemente,
en el arte de vivir;
que juegan al balón en las plazas,
que transitan a la vez cruces y esquinas,
que esperan a que el semáforo -pim, pam, pum-
se ponga verde.
Y miran, también, telenovelas por las tardes
y comen, también, macarrones en comidas familiares
y sienten, también, la lágrima brotar
cuando algo no les sale bien.
Me pregunto dónde quedará esa simplicidad
dulce,
dónde habitará todo ese olvido
entrañable,
dónde resistirá, recia y constante,
esa felicidad intermitente
que hace de su vida un lugar estable
e insoluble,
que hace de su vida un oasis
etéreo y, a la vez,
inexistente.
Quintí Casals
martes, 18 de noviembre de 2014
Ciudad
¡Oh, ciudad de los dioses,
aclimatada debajo las nubes,
fustigada detrás de las cruces,
como un cuerpo,
un grande y sólido cuerpo,
un triste y enigmático cuerpo,
eres!
¡Con tus manos,
con tus dedos,
con tus miembros
de sexualidad latente;
con tus mendigos,
con tus largas calles,
con tus plazas
y ecos de mente...
como un cuerpo eres!
Al ritmo del reggaeton,
a veces hieres tus instintos.
Al ritmo de la oración,
a veces te enclaustras en la nada.
Demacrada en la demora de la evolución constante,
como un cuerpo eres.
Viviste Roma, Grecia y la grande Arabia,
la inútil Edad Media y la desgraciada
posmodernidad.
Pobre y difusa en la cadencia del gentío,
reniegas en un verbo llano, fugaz,
que tus luces que bailan,
que no quieres silbar en el campo.
Un nuevo graffiti, un nuevo tatuaje;
poco a poco perdiste la noción de la verdad.
Como un cuerpo eres,
como un cuerpo eres.
Una vez
tuviste corazón
y sangre de color, llorosa ciudad...
pero hoy tus carnes
brillan grises,
acorazadas y sin fines
en la nulidad
del futuro.
Quintí Casals
aclimatada debajo las nubes,
fustigada detrás de las cruces,
como un cuerpo,
un grande y sólido cuerpo,
un triste y enigmático cuerpo,
eres!
¡Con tus manos,
con tus dedos,
con tus miembros
de sexualidad latente;
con tus mendigos,
con tus largas calles,
con tus plazas
y ecos de mente...
como un cuerpo eres!
Al ritmo del reggaeton,
a veces hieres tus instintos.
Al ritmo de la oración,
a veces te enclaustras en la nada.
Demacrada en la demora de la evolución constante,
como un cuerpo eres.
Viviste Roma, Grecia y la grande Arabia,
la inútil Edad Media y la desgraciada
posmodernidad.
Pobre y difusa en la cadencia del gentío,
reniegas en un verbo llano, fugaz,
que tus luces que bailan,
que no quieres silbar en el campo.
Un nuevo graffiti, un nuevo tatuaje;
poco a poco perdiste la noción de la verdad.
Como un cuerpo eres,
como un cuerpo eres.
Una vez
tuviste corazón
y sangre de color, llorosa ciudad...
pero hoy tus carnes
brillan grises,
acorazadas y sin fines
en la nulidad
del futuro.
Quintí Casals
viernes, 14 de noviembre de 2014
Punto G
La valentía de los idiotas,
su triste y premeditada substancialidad
-nacer, sobrevivir, morir-,
su incapacitada e inútil manera de vivir,
se acumula,
como nenúfares obscenos,
sobre las ruinas de la ciudad.
Tristes ojos, pupilas dispersas,
piernas locas, átomos y Casiopeas...
compran, aman y muy atentamente
se conjuntan
a partes iguales,
a sentimientos iguales.
Seducidos
por una sedosa cascada
de lucecitas, condones
y teenagers de discoteca...
dejan su boca
iluminar
en el crepúsculo
de lo absurdo.
Hoy, sentado y cabizbajo,
resto de nuevo ante la
soledad imperativa
del presente.
Nada más tierno hay
que dos perros jugando
en esta plaza que,
tímido,
observo.
Nada más recto hay
que los relojes
que suenan -tic tac, tic tac-
a las ocho y media,
a las nueve y media;
incluso, muchas veces,
más allá de las horas.
Hoy, sentado y cabizbajo,
recojo la mierda que
disuelta yace
en el suelo.
Nuestras manos se juntan
en el desengaño de la verdad;
duele asumir que la moral no existe.
Poco a poco,
los árboles
brotan, crecen y florecen
mientras talamos,
decididos y esperanzados,
sus raíces
al son del porvenir,
Quintí Casals
su triste y premeditada substancialidad
-nacer, sobrevivir, morir-,
su incapacitada e inútil manera de vivir,
se acumula,
como nenúfares obscenos,
sobre las ruinas de la ciudad.
Tristes ojos, pupilas dispersas,
piernas locas, átomos y Casiopeas...
compran, aman y muy atentamente
se conjuntan
a partes iguales,
a sentimientos iguales.
Seducidos
por una sedosa cascada
de lucecitas, condones
y teenagers de discoteca...
dejan su boca
iluminar
en el crepúsculo
de lo absurdo.
Hoy, sentado y cabizbajo,
resto de nuevo ante la
soledad imperativa
del presente.
Nada más tierno hay
que dos perros jugando
en esta plaza que,
tímido,
observo.
Nada más recto hay
que los relojes
que suenan -tic tac, tic tac-
a las ocho y media,
a las nueve y media;
incluso, muchas veces,
más allá de las horas.
Hoy, sentado y cabizbajo,
recojo la mierda que
disuelta yace
en el suelo.
Nuestras manos se juntan
en el desengaño de la verdad;
duele asumir que la moral no existe.
Poco a poco,
los árboles
brotan, crecen y florecen
mientras talamos,
decididos y esperanzados,
sus raíces
al son del porvenir,
Quintí Casals
martes, 11 de noviembre de 2014
Sprint
Nessuna morale esiste,
solo una festa di colori persiste,
nella strada infinita
del mio cuore.
Nessuna dedizione, nessuna buona direzione
può definirmi
quando io rimano di fronte
sul bicchiere di whiskey
e la sua profondità,
e le sue bolle.
Sempre avevo cercato
una atmosfera stabile,
piena, tranquilla,
comune...
però impossibile è
che la mia stanza sia pulita,
che la mia testa sia pura
come la seta recentemente
lavata.
Roto nel parentesi del
sentimento,
bloccato sulla scelta inesistente...
mi ricarico ogni giorno
la mia tregua
nella tua luce,
giro per la mia casa
e mi incontro con il tuo sorriso,
forse anche, alcuna volta,
con il tuo pianto...
sapendo che la nostra carezza,
come un yogurt, c'è date
di scadenza,
fermando qualsiasi bacchio
sull'altezza del rischio.
Nuvole sciolte, pareti liquidi;
sono il successo politicamente
scorretto,
sono l'errore che convalida
l'equazione.
Purtroppo o per fortuna,
i fiori nascono, crescono
e dopo espandono
il suo polline
mentre,
velocemente,
il tempo corre,
il tempo corre.
Quintí Casals
solo una festa di colori persiste,
nella strada infinita
del mio cuore.
Nessuna dedizione, nessuna buona direzione
può definirmi
quando io rimano di fronte
sul bicchiere di whiskey
e la sua profondità,
e le sue bolle.
Sempre avevo cercato
una atmosfera stabile,
piena, tranquilla,
comune...
però impossibile è
che la mia stanza sia pulita,
che la mia testa sia pura
come la seta recentemente
lavata.
Roto nel parentesi del
sentimento,
bloccato sulla scelta inesistente...
mi ricarico ogni giorno
la mia tregua
nella tua luce,
giro per la mia casa
e mi incontro con il tuo sorriso,
forse anche, alcuna volta,
con il tuo pianto...
sapendo che la nostra carezza,
come un yogurt, c'è date
di scadenza,
fermando qualsiasi bacchio
sull'altezza del rischio.
Nuvole sciolte, pareti liquidi;
sono il successo politicamente
scorretto,
sono l'errore che convalida
l'equazione.
Purtroppo o per fortuna,
i fiori nascono, crescono
e dopo espandono
il suo polline
mentre,
velocemente,
il tempo corre,
il tempo corre.
Quintí Casals
jueves, 30 de octubre de 2014
Zona 0
Cosa vuol dire la parola immensità...
si la solitaria miseria de l'uomo
sempre romandrà -sempre-
chiusa?
Cosa vuol dirmi la sangue,
la sua grande e determinante
coniugazione
con gli ossi,
con il mio cervello...
si sempre che ho domando
qualcuna cosa al celo,
pioggia
di più?
Cosa vuol dirmi la mia bocca,
miei gambe, mia mano
si sempre parlano o camminano
troppo lontano, troppo veloce
di dove io posso arribare?
Quindi, si la musica solamente
attraversa
un film nella mia testa,
si la mente è purtroppo una nuvola,
si l'attimo si scola -come un filtro-
tra lo spazio e l'infinito...
perché, piccolo mondo, perché,
albero nell deserto, perché...
sto
parlando
io
con me?
Quintí Casals
si la solitaria miseria de l'uomo
sempre romandrà -sempre-
chiusa?
Cosa vuol dirmi la sangue,
la sua grande e determinante
coniugazione
con gli ossi,
con il mio cervello...
si sempre che ho domando
qualcuna cosa al celo,
pioggia
di più?
Cosa vuol dirmi la mia bocca,
miei gambe, mia mano
si sempre parlano o camminano
troppo lontano, troppo veloce
di dove io posso arribare?
Quindi, si la musica solamente
attraversa
un film nella mia testa,
si la mente è purtroppo una nuvola,
si l'attimo si scola -come un filtro-
tra lo spazio e l'infinito...
perché, piccolo mondo, perché,
albero nell deserto, perché...
sto
parlando
io
con me?
Quintí Casals
lunes, 27 de octubre de 2014
Uccello morto
Senza nessuna speranza,
anche senza nessuno grande problema,
vedo la gente passare
di fronte a me;
i bambini con i motorini,
la camorra, la sua prepotenza che tanto me piace,
la spazzatura e le mosche
volando, girando
tra la merda e l'armonia.
Pazza città, pericolo costante;
Dio abita qui come un tsunami,
Dio sa che qui la strada sempre si muove
e gli attimi si perdono
come il giorno che sempre
avanza,
come il sole che sempre sta
solo.
Oggi ho saputo che l'acqua non
può correre per la mia faccia,
oggi ho saputo che ho perso
tutta la mia bravura.
Mi sento vuoto.
Credo che bisogno un nuovo movimento,
lasciare il silenzio in pace,
partire fine a un destino assurdo,
bianco come la felicità.
Sto pensando in te,
mia sorella strana,
mia madre qui.
Sto pensando in te,
forse amando, forse odiando.
Non lo so, ma e meglio non saperlo.
Adesso, però, il vento viene
e me muove lentamente
per la camera,
il vento viene
e me porta fuori di me.
La vitta è un giro casuale,
una tempesta bellísima,
ma ora desidero
camminare
diritto
e non so
dove cazzo
voglio andare.
Quintí Casals
anche senza nessuno grande problema,
vedo la gente passare
di fronte a me;
i bambini con i motorini,
la camorra, la sua prepotenza che tanto me piace,
la spazzatura e le mosche
volando, girando
tra la merda e l'armonia.
Pazza città, pericolo costante;
Dio abita qui come un tsunami,
Dio sa che qui la strada sempre si muove
e gli attimi si perdono
come il giorno che sempre
avanza,
come il sole che sempre sta
solo.
Oggi ho saputo che l'acqua non
può correre per la mia faccia,
oggi ho saputo che ho perso
tutta la mia bravura.
Mi sento vuoto.
Credo che bisogno un nuovo movimento,
lasciare il silenzio in pace,
partire fine a un destino assurdo,
bianco come la felicità.
Sto pensando in te,
mia sorella strana,
mia madre qui.
Sto pensando in te,
forse amando, forse odiando.
Non lo so, ma e meglio non saperlo.
Adesso, però, il vento viene
e me muove lentamente
per la camera,
il vento viene
e me porta fuori di me.
La vitta è un giro casuale,
una tempesta bellísima,
ma ora desidero
camminare
diritto
e non so
dove cazzo
voglio andare.
Quintí Casals
miércoles, 15 de octubre de 2014
Perplejidad
La atmósfera está cargada
de pájaros y polución.
Ríos sin cabal, viento sin dirección.
Las montañas giran
hacia el magma.
Las estrellas brillan
sin querer.
Allí, en los labios de la tierra,
en la grieta de tus manos y la fuerza,
existe, sólo en eclipse y redención,
el malestar de los cuerpos.
La temperatura
se sofoca
en un destino inmóvil,
en un objetivo inusual.
Las cosas son,
y ya.
De entre los hombres brotan
palabras, muchas palabras;
verbos, nombres, adjetivos
y artículos
que se pierden
en la inmensidad
del paisaje.
De entre los árboles brotan
flores,
flores de papel y poliéster,
flores endomingadas y engargoladas
con la luz
de un Dios ya marchito,
ya exhumado.
Se nos congelan
los dedos
en un sueño.
Homogeneizados
por la caída, la pérdida y la incomprensión...
vagueamos a nuestras anchas
por el bosque.
Concluidos
en el desastre de la mente,
nos dirigimos,
perplejos y ensimismados,
hacia el oasis
de la muerte.
Quintí Casals
de pájaros y polución.
Ríos sin cabal, viento sin dirección.
Las montañas giran
hacia el magma.
Las estrellas brillan
sin querer.
Allí, en los labios de la tierra,
en la grieta de tus manos y la fuerza,
existe, sólo en eclipse y redención,
el malestar de los cuerpos.
La temperatura
se sofoca
en un destino inmóvil,
en un objetivo inusual.
Las cosas son,
y ya.
De entre los hombres brotan
palabras, muchas palabras;
verbos, nombres, adjetivos
y artículos
que se pierden
en la inmensidad
del paisaje.
De entre los árboles brotan
flores,
flores de papel y poliéster,
flores endomingadas y engargoladas
con la luz
de un Dios ya marchito,
ya exhumado.
Se nos congelan
los dedos
en un sueño.
Homogeneizados
por la caída, la pérdida y la incomprensión...
vagueamos a nuestras anchas
por el bosque.
Concluidos
en el desastre de la mente,
nos dirigimos,
perplejos y ensimismados,
hacia el oasis
de la muerte.
Quintí Casals
lunes, 6 de octubre de 2014
Pericolo
En medio de un gris y cambiante
enjambre tecnológico,
en medio del crustáceo vil y desenfadado
de la memoria,
por todos esos toros fugaces
del cambio y del progreso y de la historia...
circunvalo, alocado, como una
peonza
y, como niño chico
buscando a su madre
en la incertidumbre, en la muchedumbre,
me rompo, siniestro e intrínseco,
en la lengua
de la incomprensión.
Dónde no habite el vacío,
dónde los estómagos no lloren,
dónde los penes no
coaccionen con las vaginas
y nazcan otros seres
y nazcan otros seres...
quiero habitar.
Buscado por los más bajos cargos de la policía local,
desconsolado, débil y obtuso, lloroso en la
ducha del desamor...
mis piernas bailan al compás de la decadencia,
mis ojos hablan
cuánto puedes saber de mí.
Siento el aire
en mi cara.
Siento el agua
marcharse
entre mis manos.
Todas las especies
de este turbio y sabio y exacto
engranaje de ecosistemas...
logran sentirse en la caricia de lo estable,
logran ensimismarse en sus pieles duras
y se integran, enternecidamente perfectas,
en la perla deforme del
organicismo.
Nacer, crecer, reproducirse y morir.
Réquiem, putrefacción e ir con Dios.
Es tiempo de agarrar el pedo
por los huesos.
Quintí Casals
enjambre tecnológico,
en medio del crustáceo vil y desenfadado
de la memoria,
por todos esos toros fugaces
del cambio y del progreso y de la historia...
circunvalo, alocado, como una
peonza
y, como niño chico
buscando a su madre
en la incertidumbre, en la muchedumbre,
me rompo, siniestro e intrínseco,
en la lengua
de la incomprensión.
Dónde no habite el vacío,
dónde los estómagos no lloren,
dónde los penes no
coaccionen con las vaginas
y nazcan otros seres
y nazcan otros seres...
quiero habitar.
Buscado por los más bajos cargos de la policía local,
desconsolado, débil y obtuso, lloroso en la
ducha del desamor...
mis piernas bailan al compás de la decadencia,
mis ojos hablan
cuánto puedes saber de mí.
Siento el aire
en mi cara.
Siento el agua
marcharse
entre mis manos.
Todas las especies
de este turbio y sabio y exacto
engranaje de ecosistemas...
logran sentirse en la caricia de lo estable,
logran ensimismarse en sus pieles duras
y se integran, enternecidamente perfectas,
en la perla deforme del
organicismo.
Nacer, crecer, reproducirse y morir.
Réquiem, putrefacción e ir con Dios.
Es tiempo de agarrar el pedo
por los huesos.
Quintí Casals
miércoles, 1 de octubre de 2014
qué?
"q pasha primol"
le digo a mi cama y a mi almohada...
ellas, atolondradas en el sueño
del mañana,
no contestan.
Disparo de mentira,
el destino contra el final;
muchos creen que todo móvil vibra,
muchos creen saber y encontrar
respuestas, contras, verdades
en la calada desdichada
del desencanto...
pero, sí, depende de cuán gentil y amable puedas
comportarte con
esas porciones de felicidad,
depende de cuán gilipollas seas
conforme el tiempo o el clima
avance hacia esos
ojos, pestañas, lágrimas...
depende
de cuánta gente te creas capaz
de conocer
o de escuchar
en su
pena
y en su
alegría.
Quintí Casals
le digo a mi cama y a mi almohada...
ellas, atolondradas en el sueño
del mañana,
no contestan.
Disparo de mentira,
el destino contra el final;
muchos creen que todo móvil vibra,
muchos creen saber y encontrar
respuestas, contras, verdades
en la calada desdichada
del desencanto...
pero, sí, depende de cuán gentil y amable puedas
comportarte con
esas porciones de felicidad,
depende de cuán gilipollas seas
conforme el tiempo o el clima
avance hacia esos
ojos, pestañas, lágrimas...
depende
de cuánta gente te creas capaz
de conocer
o de escuchar
en su
pena
y en su
alegría.
Quintí Casals
jueves, 25 de septiembre de 2014
Ubicación
Siempre hablamos sobre el amor,
sobre el sexo, sobre la triste, absurda, desolada
desesperación del ser.
Hablamos demasiado, parcamente demasiado,
sobre todas esas burdas enmiendas,
sobre la coca, los dioses, la imbécil patria
de nuestra casa, la retransmisión deportiva
del siglo.
Hablamos demasiado
y decimos ser felices, estables.
Creemos en tal causa, en tal efecto.
Creemos parcialmente, en un grácil intento de supervivencia,
que nuestros ajetreados e inseguros
pasos
fueron por aquél corriente
-quizás flujo-
por dónde debían
corresponder.
Siempre hablamos, refutamos, respondemos
y no sabemos, pocas y solitarias veces sabemos,
que el deseo se pudre
conforme la flor medra en placer,
que el animal que habita nuestras pieles
quiere correr
y que el miedo que ruge bajo nuestra
interminable desazón de cagarla
es aquello
que, en valor y escape,
nos hace mover
hacia el destino.
Quintí Casals
sobre el sexo, sobre la triste, absurda, desolada
desesperación del ser.
Hablamos demasiado, parcamente demasiado,
sobre todas esas burdas enmiendas,
sobre la coca, los dioses, la imbécil patria
de nuestra casa, la retransmisión deportiva
del siglo.
Hablamos demasiado
y decimos ser felices, estables.
Creemos en tal causa, en tal efecto.
Creemos parcialmente, en un grácil intento de supervivencia,
que nuestros ajetreados e inseguros
pasos
fueron por aquél corriente
-quizás flujo-
por dónde debían
corresponder.
Siempre hablamos, refutamos, respondemos
y no sabemos, pocas y solitarias veces sabemos,
que el deseo se pudre
conforme la flor medra en placer,
que el animal que habita nuestras pieles
quiere correr
y que el miedo que ruge bajo nuestra
interminable desazón de cagarla
es aquello
que, en valor y escape,
nos hace mover
hacia el destino.
Quintí Casals
martes, 23 de septiembre de 2014
Olla a presión
De tothom es pot aprendre quelcom, fins i tot a no ser com ell.
Mon'pare
Sin duda alguna,
lo siento :), pero
me he vuelto un cínico.
Sin ninguna que otra causa
o ambición superlativa,
me he dejado correr, en alma y piel,
por la brava corriente y el recio peñasco
del no consejo.
Y tampoco es que me haya vuelto tampoco
demasiado
pesimista, ruidoso, antipático;
no es que no quiera seguir ética alguna,
hastío protocolo o saludo cordial...
sino que, francamente,
no me importa ser huraño,
extraño, raro;
no me importa
negarte la opinión,
cagarme en tu puerta,
darte la razón.
Dejó de importarme ya...
¡Por fin!
Después de tantas broncas,
después de tantos malentendidos,
después de escuchar
diablos y barbaridades
sobre mi conducta, sobre mi desdoblada postura...
cesé a comprender, ya que no hay
nada más maduro que la comprensión,
que, por mucha fuerza que
mi tendón y piernas hagan,
por mucho que les lleve
a volar por las nubes
de la tierra firme...
la gente seguirá siendo
igual de
imbécil.
Quintí Casals
Mon'pare
Sin duda alguna,
lo siento :), pero
me he vuelto un cínico.
Sin ninguna que otra causa
o ambición superlativa,
me he dejado correr, en alma y piel,
por la brava corriente y el recio peñasco
del no consejo.
Y tampoco es que me haya vuelto tampoco
demasiado
pesimista, ruidoso, antipático;
no es que no quiera seguir ética alguna,
hastío protocolo o saludo cordial...
sino que, francamente,
no me importa ser huraño,
extraño, raro;
no me importa
negarte la opinión,
cagarme en tu puerta,
darte la razón.
Dejó de importarme ya...
¡Por fin!
Después de tantas broncas,
después de tantos malentendidos,
después de escuchar
diablos y barbaridades
sobre mi conducta, sobre mi desdoblada postura...
cesé a comprender, ya que no hay
nada más maduro que la comprensión,
que, por mucha fuerza que
mi tendón y piernas hagan,
por mucho que les lleve
a volar por las nubes
de la tierra firme...
la gente seguirá siendo
igual de
imbécil.
Quintí Casals
domingo, 21 de septiembre de 2014
Malas pulgas en vinagre
Tengo ganas de herir y de sangrar,
ansío
deseos de crema de cacahuete
y jamón.
Anhelo ser y sonreír, buscar y encontrar,
perderme en mi capacidad
de ser experto
en la huida.
Nunca habité la acción y la respuesta,
nunca quise estar aquí ni allá,
nunca merecí ni el frío ni el calor,
mas las estrellas
iluminaron siempre
cualquier carretera o sendero
por el que yo quise
caminar.
Ando perdido, olvidado, descuidado
entre mercados, escaleras
y alfileres oxidados.
Ando en la grieta
del labio.
Ando en la apología
del adiós.
Mis palabras son secas.
Mis insultos, augurios.
Me he ido a tomar por culo
y, sinceramente,
estoy bien.
ansío
deseos de crema de cacahuete
y jamón.
Anhelo ser y sonreír, buscar y encontrar,
perderme en mi capacidad
de ser experto
en la huida.
Nunca habité la acción y la respuesta,
nunca quise estar aquí ni allá,
nunca merecí ni el frío ni el calor,
mas las estrellas
iluminaron siempre
cualquier carretera o sendero
por el que yo quise
caminar.
Ando perdido, olvidado, descuidado
entre mercados, escaleras
y alfileres oxidados.
Ando en la grieta
del labio.
Ando en la apología
del adiós.
Mis palabras son secas.
Mis insultos, augurios.
Me he ido a tomar por culo
y, sinceramente,
estoy bien.
jueves, 11 de septiembre de 2014
Plegaria al abismo
Todos esos estúpidos poemas
que mi mano ha escrito, todas esas
búsquedas inciertas que mi corazón
ha echado; todo ese cinismo, ese odio,
esa soberbia hacia las gentes que respiran
como ciertas, como firmes; toda esa patraña
del alma, de la sangre,
de cada uno de los horizontes que
se han
borrado;
todo este cuerpo mío,
roto, melancólico,
esparcido
en los arenales de la fugacidad.
Toda esa muerte
envuelta
en el embudo del silencio,
todos esos escupitajos
hacia lo libre,
todo ese Quintí que se degrada
finde tras finde
en la pista de baile...
no es más que la mera
pasión intangible
por lo intangible.
Toda esa plegaria
al abismo
no es menos que la remota
falta de aire
que delimita el terciopelo del amor
y aquella camiseta favorita
que desde hace
algún tiempo
se quedó pequeña.
Quintí Casals
que mi mano ha escrito, todas esas
búsquedas inciertas que mi corazón
ha echado; todo ese cinismo, ese odio,
esa soberbia hacia las gentes que respiran
como ciertas, como firmes; toda esa patraña
del alma, de la sangre,
de cada uno de los horizontes que
se han
borrado;
todo este cuerpo mío,
roto, melancólico,
esparcido
en los arenales de la fugacidad.
Toda esa muerte
envuelta
en el embudo del silencio,
todos esos escupitajos
hacia lo libre,
todo ese Quintí que se degrada
finde tras finde
en la pista de baile...
no es más que la mera
pasión intangible
por lo intangible.
Toda esa plegaria
al abismo
no es menos que la remota
falta de aire
que delimita el terciopelo del amor
y aquella camiseta favorita
que desde hace
algún tiempo
se quedó pequeña.
Quintí Casals
lunes, 8 de septiembre de 2014
Pedo, culo, caca, pis
Ya dejaron de invitarme a las cenas,
ya dejaron de buscarme sobre la acuchillada
barra de un bar;
ya no soy interesante,
ya dejaron de aplaudirme.
Desde este preciso instante,
ya no estoy aceptado en la fiesta
de vivir.
No pasa nada.
No estoy preocupado.
Voy a seguir dibujando al cocodrilo
y a todos sus dientes.
Voy a seguir bailando,
loco,
como dando círculos en un círculo.
Voy a seguir haciendo
mi carajillo ocasional.
Ya dejaron de darme clases y sermones,
ya cesaron de hablarme una y otra vez
de cómo frenar la presa.
Entendieron, al fin, entendieron
mi poca fe en la causa.
Entendieron, después de tantos
lastres y tantos matices,
mi tartamudeo al respirar.
Lo siento.
Yo no tengo piel,
tengo escamas.
Soy un ser acuático
que bucea entre
sus
lágrimas.
Quintí Casals
ya dejaron de buscarme sobre la acuchillada
barra de un bar;
ya no soy interesante,
ya dejaron de aplaudirme.
Desde este preciso instante,
ya no estoy aceptado en la fiesta
de vivir.
No pasa nada.
No estoy preocupado.
Voy a seguir dibujando al cocodrilo
y a todos sus dientes.
Voy a seguir bailando,
loco,
como dando círculos en un círculo.
Voy a seguir haciendo
mi carajillo ocasional.
Ya dejaron de darme clases y sermones,
ya cesaron de hablarme una y otra vez
de cómo frenar la presa.
Entendieron, al fin, entendieron
mi poca fe en la causa.
Entendieron, después de tantos
lastres y tantos matices,
mi tartamudeo al respirar.
Lo siento.
Yo no tengo piel,
tengo escamas.
Soy un ser acuático
que bucea entre
sus
lágrimas.
Quintí Casals
Sobre la droga
Coca-cola.
Café.
Alguna que otra aspirina.
Cócteles, whisky, cerveza.
Pastillas para dormir.
Una tarde en la ruleta.
Cigarros, caliqueños, porritos.
Speed, éxtasis, cocaína.
Un polvito solicitado en Tinder.
Una cita solicitada en Badoo.
Amores con aires de grandeza.
Personas con aires de quimera.
Leer a Punset, a Bucay, a Coelho.
Dibujarse un Dios y creerse la Bíblia.
Mirar al sol y a las musarañas.
Cantar un gol y besarse el escudo.
Morrearse, tocarse, mirar.
Disfrutar de un paseo junto a tu sombra.
Disfrutar de un libro junto a un árbol.
Abrazar a una madre.
Comer una buena fabada y tirarse un buen pedo.
Comprar unos zapatos a conjunto con la camisa.
Pintar un cuadro, tocar el violín, cantar
bajo la lluvia o tirarse en la cama
un día entero.
Aquél de ustedes
que nunca en su vida
se haya drogado,
que tire la primera piedra.
Quintí Casals
Café.
Alguna que otra aspirina.
Cócteles, whisky, cerveza.
Pastillas para dormir.
Una tarde en la ruleta.
Cigarros, caliqueños, porritos.
Speed, éxtasis, cocaína.
Un polvito solicitado en Tinder.
Una cita solicitada en Badoo.
Amores con aires de grandeza.
Personas con aires de quimera.
Leer a Punset, a Bucay, a Coelho.
Dibujarse un Dios y creerse la Bíblia.
Mirar al sol y a las musarañas.
Cantar un gol y besarse el escudo.
Morrearse, tocarse, mirar.
Disfrutar de un paseo junto a tu sombra.
Disfrutar de un libro junto a un árbol.
Abrazar a una madre.
Comer una buena fabada y tirarse un buen pedo.
Comprar unos zapatos a conjunto con la camisa.
Pintar un cuadro, tocar el violín, cantar
bajo la lluvia o tirarse en la cama
un día entero.
Aquél de ustedes
que nunca en su vida
se haya drogado,
que tire la primera piedra.
Quintí Casals
sábado, 6 de septiembre de 2014
Canción a mi madre
Mira, madre, a pesar de ser consciente
de todo aquello que se me ha ido de las manos,
a pesar de mis erupciones y de mis muchas
dudas,
nunca me quejé antes,
madre.
A pesar de ver 1000 videoclips idiotas al día,
a pesar de haber gritado demasiado,
nunca antes
dije nada.
Desde esos días dónde yo, incrédulo,
gateaba por las pasarelas de un hogar pequeño,
desde todos nuestros desacuerdos pertinentes a la misma
sangre y espacio, nunca osé si quiera pensar
que había alguna
refuta
sobre la mesa.
Pero hoy las cosas llegaron a su tope, madre;
hoy las páginas del poema cayeron
y el día se vertió
en un blanco
monocromático.
Hoy las palomas dejaron de llegar a tiempo,
hoy las palabras silbaron y los puntos finales
escasearon demasiado
en la despedida
del ruiseñor.
Nunca osé decirte nada, madre.
Nunca quise hacerte preguntar.
Mas siento, incluso, que callado estoy.
Pero es que el cuadrado
esta vacío, madre.
Es que aquellos, todos aquellos
que circunvalan las rotondas y las avenidas
de esta puta ciudad,
todos esos brazos, todos esos ojos,
todas esas sonrisas
pactadas como estables
en el oscuro recibidor del buen ciudadano,
saben que yo
nunca
sabré volar.
Toda esa gente que
me mira como raro, que me mira sin entender,
que me mira, incluso, algunas veces
como si yo fuera un
grave paciente
de una no conocida
enfermedad emocional,
sabe que yo no apago siempre
a su debido tiempo
el ordenador.
Ay, madre, tú que todo lo entiendes,
tú que el timón controlas,
arréglame la mirada,
fraccióname en pedazos
como lo hiciste
con la zanahoria.
Llévame allí dónde no haya
polígonos industriales,
arrástrame allí dónde no llegue el humo
de las centrales nucleares.
Ay, madre,
que esta carne se me hizo agria,
que esta geometría basada
en mostrarse y acicalarse
no me agrada.
Devuélveme, tú que me amas
más allá del amor,
allí dónde la tranquilidad sea justicia,
allá dónde las nubes se hagan prietas
y pueda caminar
sin destino.
Ay, madre,
no me dejes aquí
aplastado
entre las líneas de lo convencional.
Ay, madre,
no vuelvas a marcharte
cuando se me haga
corto
el abrazo.
Ay, madre,
tú que me engendraste en este
huracán
de soberbias y responsabilidades,
tú que siempre me dijiste
que hiciera bondad...
devuélveme, oh devuélveme,
madre,
allí dónde todo sea éter,
a ese lugar próspero,
voluptuoso,
que es el cuenco
de tu vientre.
Quintí Casals
de todo aquello que se me ha ido de las manos,
a pesar de mis erupciones y de mis muchas
dudas,
nunca me quejé antes,
madre.
A pesar de ver 1000 videoclips idiotas al día,
a pesar de haber gritado demasiado,
nunca antes
dije nada.
Desde esos días dónde yo, incrédulo,
gateaba por las pasarelas de un hogar pequeño,
desde todos nuestros desacuerdos pertinentes a la misma
sangre y espacio, nunca osé si quiera pensar
que había alguna
refuta
sobre la mesa.
Pero hoy las cosas llegaron a su tope, madre;
hoy las páginas del poema cayeron
y el día se vertió
en un blanco
monocromático.
Hoy las palomas dejaron de llegar a tiempo,
hoy las palabras silbaron y los puntos finales
escasearon demasiado
en la despedida
del ruiseñor.
Nunca osé decirte nada, madre.
Nunca quise hacerte preguntar.
Mas siento, incluso, que callado estoy.
Pero es que el cuadrado
esta vacío, madre.
Es que aquellos, todos aquellos
que circunvalan las rotondas y las avenidas
de esta puta ciudad,
todos esos brazos, todos esos ojos,
todas esas sonrisas
pactadas como estables
en el oscuro recibidor del buen ciudadano,
saben que yo
nunca
sabré volar.
Toda esa gente que
me mira como raro, que me mira sin entender,
que me mira, incluso, algunas veces
como si yo fuera un
grave paciente
de una no conocida
enfermedad emocional,
sabe que yo no apago siempre
a su debido tiempo
el ordenador.
Ay, madre, tú que todo lo entiendes,
tú que el timón controlas,
arréglame la mirada,
fraccióname en pedazos
como lo hiciste
con la zanahoria.
Llévame allí dónde no haya
polígonos industriales,
arrástrame allí dónde no llegue el humo
de las centrales nucleares.
Ay, madre,
que esta carne se me hizo agria,
que esta geometría basada
en mostrarse y acicalarse
no me agrada.
Devuélveme, tú que me amas
más allá del amor,
allí dónde la tranquilidad sea justicia,
allá dónde las nubes se hagan prietas
y pueda caminar
sin destino.
Ay, madre,
no me dejes aquí
aplastado
entre las líneas de lo convencional.
Ay, madre,
no vuelvas a marcharte
cuando se me haga
corto
el abrazo.
Ay, madre,
tú que me engendraste en este
huracán
de soberbias y responsabilidades,
tú que siempre me dijiste
que hiciera bondad...
devuélveme, oh devuélveme,
madre,
allí dónde todo sea éter,
a ese lugar próspero,
voluptuoso,
que es el cuenco
de tu vientre.
Quintí Casals
martes, 2 de septiembre de 2014
Simetría no estable
Asimismo como el perro abandonado de su amo
o la hiedra desheredada de su raíz,
así como el zapato y sus cordones,
el cuerpo se asemeja
ciertamente
a una piedra de aire,
a una piedra de luz.
Asimismo
como el condón usado del lavabo de discoteca
o como la leche sin lactosa de la vaca transgénica,
el cuerpo se sucumbe
poco a poco
en una cascada de agua
adentrada malogradamente
en los muelles
del tiempo soluble, del espacio finito.
Y lo que queda después de la
fechoría
del límite sensorial del cuerpo
y lo que traspasa de la misma forma
su casualidad y su destino,
no es más que un monigote tangible, eyaculante;
no es más que un gran hombre invisible
en color y relieve.
Sin embargo, doctores, psicólogos, sociólogos
y demás
te contarán en magistrales y doctas clases
cómo el miedo se materializa en la memoria,
cómo el vértice sanguíneo delimita los andares,
cómo órganos, cerebro y corazón
nos levantan
mañana tras mañana
de la cama.
Mas mejor no los creas,
el cuerpo más que una
máquina
de beber orujos y comer calamares,
es una interminable y ociosa
bolsa de basura.
El cuerpo,
imbécil pretérito en búsqueda de la felicidad,
se rellena, atiborra, acrecienta
contínuamente
-en un intento de identidad-
de ideologías fluctuantes
entre utopía y progreso,
de épicas morales de todo a cien,
de amores guarros,
perecedores, (tamaña vez sinceros)
que germinan
entre el ir y venir.
El cuerpo, triste como el calefactor de montaña,
lejano como el aire acondicionado de mando a distancia,
se calienta, se enfría,
se pudre, se aleja
conforme el razonamiento o la situación
lo confíen.
Sinuoso por el presente,
enmohecido por el futuro y el pasado,
vive eternamente
asustado
entre la rabia y la idea,
agrietado
entre la estabilidad y la entreguerra.
Ya que el cuerpo no es sólo aquello que come,
sino que también es aquellas heces que caga.
Es némesis de esquina
y pertenece a todo aquello porque sonríe,
traspasa todo aquello por lo que celebra.
Mas a veces, no obstante,
se desmorona en la trastienda del pasado,
se enrebasa en preguntas y deformidades
y, tonto de él, el cuerpo,
confía demasiado
en el espectáculo del mundo.
Entonces el cuerpo sufre, entonces el cuerpo llora.
Y, aunque los padres y madres no lo quieran,
el cuerpo es así: imperceptible, impenetrable.
El cuerpo, nos duela a los cuerpos o no,
no es cuerpo hasta que cree que es cuerpo;
por lo tanto el cuerpo no existe,
por lo tanto el cuerpo no ocurre...
hasta que la clarividencia de estar pagando
el telepeaje de la vida
se sentencia en sus escrotos
y el incendio perpendicular de la
desmedida muerte
agrieta
sus músculos y dientes
en la nada de lo incierto.
o la hiedra desheredada de su raíz,
así como el zapato y sus cordones,
el cuerpo se asemeja
ciertamente
a una piedra de aire,
a una piedra de luz.
Asimismo
como el condón usado del lavabo de discoteca
o como la leche sin lactosa de la vaca transgénica,
el cuerpo se sucumbe
poco a poco
en una cascada de agua
adentrada malogradamente
en los muelles
del tiempo soluble, del espacio finito.
Y lo que queda después de la
fechoría
del límite sensorial del cuerpo
y lo que traspasa de la misma forma
su casualidad y su destino,
no es más que un monigote tangible, eyaculante;
no es más que un gran hombre invisible
en color y relieve.
Sin embargo, doctores, psicólogos, sociólogos
y demás
te contarán en magistrales y doctas clases
cómo el miedo se materializa en la memoria,
cómo el vértice sanguíneo delimita los andares,
cómo órganos, cerebro y corazón
nos levantan
mañana tras mañana
de la cama.
Mas mejor no los creas,
el cuerpo más que una
máquina
de beber orujos y comer calamares,
es una interminable y ociosa
bolsa de basura.
El cuerpo,
imbécil pretérito en búsqueda de la felicidad,
se rellena, atiborra, acrecienta
contínuamente
-en un intento de identidad-
de ideologías fluctuantes
entre utopía y progreso,
de épicas morales de todo a cien,
de amores guarros,
perecedores, (tamaña vez sinceros)
que germinan
entre el ir y venir.
El cuerpo, triste como el calefactor de montaña,
lejano como el aire acondicionado de mando a distancia,
se calienta, se enfría,
se pudre, se aleja
conforme el razonamiento o la situación
lo confíen.
Sinuoso por el presente,
enmohecido por el futuro y el pasado,
vive eternamente
asustado
entre la rabia y la idea,
agrietado
entre la estabilidad y la entreguerra.
Ya que el cuerpo no es sólo aquello que come,
sino que también es aquellas heces que caga.
Es némesis de esquina
y pertenece a todo aquello porque sonríe,
traspasa todo aquello por lo que celebra.
Mas a veces, no obstante,
se desmorona en la trastienda del pasado,
se enrebasa en preguntas y deformidades
y, tonto de él, el cuerpo,
confía demasiado
en el espectáculo del mundo.
Entonces el cuerpo sufre, entonces el cuerpo llora.
Y, aunque los padres y madres no lo quieran,
el cuerpo es así: imperceptible, impenetrable.
El cuerpo, nos duela a los cuerpos o no,
no es cuerpo hasta que cree que es cuerpo;
por lo tanto el cuerpo no existe,
por lo tanto el cuerpo no ocurre...
hasta que la clarividencia de estar pagando
el telepeaje de la vida
se sentencia en sus escrotos
y el incendio perpendicular de la
desmedida muerte
agrieta
sus músculos y dientes
en la nada de lo incierto.
lunes, 1 de septiembre de 2014
Canción mundana
¡Oh, mundo, áspero y salvaje mundo...
disuélvete en mis manos!
¡Oh, mundo,
perdido en la geometría del azar,
ensimismado en la carretera del instante...
yo te nombro
equidistante
en el ano del vacío!
Quintí Casals
disuélvete en mis manos!
¡Oh, mundo,
perdido en la geometría del azar,
ensimismado en la carretera del instante...
yo te nombro
equidistante
en el ano del vacío!
Quintí Casals
Volver
Cuán terrible es la triste enmienda de volver;
cuán ortodoxa, cuán correcta, cuán lúgubre
es el volver a empezar, el volver a partir.
Volver al hogar, a la costumbre, al principio.
Volver a acertar, a equivocarse.
Volver a volver.
Cuán terrible es volver
a los anales de la periferia,
el regresar
al apellido circular
de la avenida y la esquina.
Cuán terrible es la redención, la mano tendida
y cuán difícil aceptar cuánto la célula necesita
escapar de volver al olvido,
olvidar cómo volver.
Quintí Casals
cuán ortodoxa, cuán correcta, cuán lúgubre
es el volver a empezar, el volver a partir.
Volver al hogar, a la costumbre, al principio.
Volver a acertar, a equivocarse.
Volver a volver.
Cuán terrible es volver
a los anales de la periferia,
el regresar
al apellido circular
de la avenida y la esquina.
Cuán terrible es la redención, la mano tendida
y cuán difícil aceptar cuánto la célula necesita
escapar de volver al olvido,
olvidar cómo volver.
Quintí Casals
sábado, 23 de agosto de 2014
Árboles invisibles
Acostado durmiendo con un ojo abierto,
Esperando
Que nada, nada ocurra.
Mark Strand
¿Y qué es lo que pasa
si cada vez que miro al ladrillo
me doy cuenta de que siempre
seguirá
todo
igual?
¿Y si, después de todos estos años,
llueve en invierno unas dos veces al mes
y los juguetes se quedan viejos conforme
el polvo se agrieta...
por qué andar una y otra vez
de la misma forma?
¿Por qué divagar, extraviado, con ramos de flores
en las manos,
repeinado, grácil y borracho,
en busca de aquella persona
que quiera morir conmigo?
¿Por qué merodear
siempre con los mismos giros, las mismas vistas,
por qué siempre revolcarse
en el mismo proceder fácil,
bonito,
fugaz,
de servirse en vasos, papeles o tarjetas
el flacucho y apagado
placer
de poseer las cunetas perdidas,
de tumbarse sobre
las vacaciones abandonadas?
¿Por qué siempre
los mismos acordes,
la misma guitarra,
por qué constantemente
los mismos
ojos
encharcados?
¿Y si ya no hay pantanos que cubran la sequía,
si el amor se acumula como tumores en el cuerpo...
por qué tiene que doler en ciertos días la sangre
por qué carajos tiene uno
que resolver sus sinrazones
y sus problemas?
¿Y si siempre tenemos los seres sociales
que hablar, sonreír, pactar,
y si siempre, como tontas y esparcidas
moscas, tenemos que sentirnos
aceptados...
por qué no dejar de una vez por todas
que las flores
crezcan
para dentro?
¿Y si, además,
tontos de nosotros
tenemos continuamente
que humillarnos
en la chaqueta arrugada
del porvenir
por qué querer alargar la paja
por qué ansiar sentir en la piel el agua
por qué absorber, en carne y hueso,
esta oscura, débil, puta
razón de vivir
que es la realidad?
Quintí Casals
Esperando
Que nada, nada ocurra.
Mark Strand
¿Y qué es lo que pasa
si cada vez que miro al ladrillo
me doy cuenta de que siempre
seguirá
todo
igual?
¿Y si, después de todos estos años,
llueve en invierno unas dos veces al mes
y los juguetes se quedan viejos conforme
el polvo se agrieta...
por qué andar una y otra vez
de la misma forma?
¿Por qué divagar, extraviado, con ramos de flores
en las manos,
repeinado, grácil y borracho,
en busca de aquella persona
que quiera morir conmigo?
¿Por qué merodear
siempre con los mismos giros, las mismas vistas,
por qué siempre revolcarse
en el mismo proceder fácil,
bonito,
fugaz,
de servirse en vasos, papeles o tarjetas
el flacucho y apagado
placer
de poseer las cunetas perdidas,
de tumbarse sobre
las vacaciones abandonadas?
¿Por qué siempre
los mismos acordes,
la misma guitarra,
por qué constantemente
los mismos
ojos
encharcados?
¿Y si ya no hay pantanos que cubran la sequía,
si el amor se acumula como tumores en el cuerpo...
por qué tiene que doler en ciertos días la sangre
por qué carajos tiene uno
que resolver sus sinrazones
y sus problemas?
¿Y si siempre tenemos los seres sociales
que hablar, sonreír, pactar,
y si siempre, como tontas y esparcidas
moscas, tenemos que sentirnos
aceptados...
por qué no dejar de una vez por todas
que las flores
crezcan
para dentro?
¿Y si, además,
tontos de nosotros
tenemos continuamente
que humillarnos
en la chaqueta arrugada
del porvenir
por qué querer alargar la paja
por qué ansiar sentir en la piel el agua
por qué absorber, en carne y hueso,
esta oscura, débil, puta
razón de vivir
que es la realidad?
Quintí Casals
miércoles, 20 de agosto de 2014
Guiri
Ah, guiri sudado y rojo,
con carro, con mujer peluda, con chancleta y calcetín...
¿Por qué viniste a invadir mi patria, mi bandera?
¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?
¿Quién te quiso con tus curiosidades y guías turísticas?
Entiendo lo de viajar,
entiendo cuánto un hombre necesita evadirse
-ah, tú no sabes cuán buen nómada puedo yo ser-...
pero no entiendo tu cocido madrileño en Barcelona,
tu sombrero mejicano en Taiwan.
Tampoco quiero saber qué haces en tu asqueroso hotel
con tus putas cuatro estrellas todo incluido.
Y, además, no me gustan tus andares,
no me gustan tu forma de toser, tu formar de mirar
sobre el trastero de mi país.
Ah, guiri sudado y rojo...
beber, ir a la playa, quizás pillar marihuana,
pagar, darte un atracón, buscar la felicidad durante tus 15 días de permiso.
¿Quién te has creído que eres?
¿Adónde coño vas, pobre diablo?
Retozando entre carnes y sitios de interés,
lavando tus dientes con pasta emigrante,
recorriendo provincias y comarcas con tu labia astral.
¿Cómo pudiste pensar que este sitio era la luna?
Ah, guiri sudado y rojo, abogado de la miseria, carmín emocional...
si de verdad quieres escapar de tus ancestros,
si de verdad has llegado en este aeropuerto para algo...
acepta que ya no eres puro, que ya te burlaste demasiado,
reniega la ecuación, disputa la respuesta imposible
y, enemigo mío,
hazte un favor, un afable y recatado favor,
cesa de actuar como Tintin en sus aventuras,
deja de figurar en otra parte.
Ya hace demasiado
que te fuiste
para siempre
de tu raíz
y de tu árbol.
Quintí Casals
con carro, con mujer peluda, con chancleta y calcetín...
¿Por qué viniste a invadir mi patria, mi bandera?
¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?
¿Quién te quiso con tus curiosidades y guías turísticas?
Entiendo lo de viajar,
entiendo cuánto un hombre necesita evadirse
-ah, tú no sabes cuán buen nómada puedo yo ser-...
pero no entiendo tu cocido madrileño en Barcelona,
tu sombrero mejicano en Taiwan.
Tampoco quiero saber qué haces en tu asqueroso hotel
con tus putas cuatro estrellas todo incluido.
Y, además, no me gustan tus andares,
no me gustan tu forma de toser, tu formar de mirar
sobre el trastero de mi país.
Ah, guiri sudado y rojo...
beber, ir a la playa, quizás pillar marihuana,
pagar, darte un atracón, buscar la felicidad durante tus 15 días de permiso.
¿Quién te has creído que eres?
¿Adónde coño vas, pobre diablo?
Retozando entre carnes y sitios de interés,
lavando tus dientes con pasta emigrante,
recorriendo provincias y comarcas con tu labia astral.
¿Cómo pudiste pensar que este sitio era la luna?
Ah, guiri sudado y rojo, abogado de la miseria, carmín emocional...
si de verdad quieres escapar de tus ancestros,
si de verdad has llegado en este aeropuerto para algo...
acepta que ya no eres puro, que ya te burlaste demasiado,
reniega la ecuación, disputa la respuesta imposible
y, enemigo mío,
hazte un favor, un afable y recatado favor,
cesa de actuar como Tintin en sus aventuras,
deja de figurar en otra parte.
Ya hace demasiado
que te fuiste
para siempre
de tu raíz
y de tu árbol.
Quintí Casals
lunes, 18 de agosto de 2014
Subnormal paradise
No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!
Charles Bukowski
Hay ciertos momentos en la vida
en los que uno se plantea cuánto hay,
cuánto queda, cuánto hubo y cuánto habrá.
Quiero decir, que no se sabe
si vale la pena la alegría o si la alegría vale la pena.
Quiero decir, que no importa
quedarse sordo de nariz, mudo de vista, ciego de oreja;
no hace falta saber tanto, advertir tanto, quejarse tanto.
El pedo es el pedo, la puerta es la puerta;
en la sencillez radica la belleza,
entre el sol y la luna se desprende el corazón de las horas.
Y, aunque parezca imposible,
el cigarro no necesita boquilla necesariamente,
la paella tampoco necesita azafrán;
lo único que necesita una historia ciertamente
es varias acciones y algo que contar.
Quiero decir, que no pasa nada por divagar
en una nube azul de arañas verdes;
que no hay problema.
Nadie posee un GPS que le indique su verdadero destino,
además todos deseamos algún día volver a ser niños;
No te preocupes si tu vida
se arrasa en un incendio barato
porque el universo seguirá
planeando igual,
escasamente funcional,
tiernamente subnormal.
Quintí Casals
Charles Bukowski
Hay ciertos momentos en la vida
en los que uno se plantea cuánto hay,
cuánto queda, cuánto hubo y cuánto habrá.
Quiero decir, que no se sabe
si vale la pena la alegría o si la alegría vale la pena.
Quiero decir, que no importa
quedarse sordo de nariz, mudo de vista, ciego de oreja;
no hace falta saber tanto, advertir tanto, quejarse tanto.
El pedo es el pedo, la puerta es la puerta;
en la sencillez radica la belleza,
entre el sol y la luna se desprende el corazón de las horas.
Y, aunque parezca imposible,
el cigarro no necesita boquilla necesariamente,
la paella tampoco necesita azafrán;
lo único que necesita una historia ciertamente
es varias acciones y algo que contar.
Quiero decir, que no pasa nada por divagar
en una nube azul de arañas verdes;
que no hay problema.
Nadie posee un GPS que le indique su verdadero destino,
además todos deseamos algún día volver a ser niños;
No te preocupes si tu vida
se arrasa en un incendio barato
porque el universo seguirá
planeando igual,
escasamente funcional,
tiernamente subnormal.
Quintí Casals
domingo, 10 de agosto de 2014
Desagüe
He hecho tantos amigos que ya los he olvidado,
he bebido de tantas fuentes que casi ya me he ido,
he amado a tantas mujeres ya, a tantos objetos ya...
que siempre he querido más,
que siempre me he perdido en menos.
Extraviado en el énfasis del instante,
he tanteado tener aquello
imposible de sostener.
He deseado ser perfecto,
he anhelado el vómito de Jesucristo...
y aquí estoy, manco,
atrapado en mi propia trampa.
He buscado el silencio en un grito,
he rechazado pasión y verdad...
y ahora lamento haber
perdido la palabra.
¿Dónde quedará la paz?
¿Dónde estarás, pequeña?
Quintí Casals
he bebido de tantas fuentes que casi ya me he ido,
he amado a tantas mujeres ya, a tantos objetos ya...
que siempre he querido más,
que siempre me he perdido en menos.
Extraviado en el énfasis del instante,
he tanteado tener aquello
imposible de sostener.
He deseado ser perfecto,
he anhelado el vómito de Jesucristo...
y aquí estoy, manco,
atrapado en mi propia trampa.
He buscado el silencio en un grito,
he rechazado pasión y verdad...
y ahora lamento haber
perdido la palabra.
¿Dónde quedará la paz?
¿Dónde estarás, pequeña?
Quintí Casals
sábado, 9 de agosto de 2014
50 anys de casats (Rosita - Quintí)
La història es mesura amb segles;
avui vosaltres n'heu complert mig.
Les persones es mesuren amb històries;
avui vosaltres celebreu haver persistit
en el difícil mirall de la constància.
Des que Sant Llorenç us va veure
acceptar-vos per un "sí quiero"
en un festival de roses i arròs...
ha passat molt temps i moltes tempestes
i molt sol i molta boira.
Han passat moltes llums
i moltes ombres;
heu estat feliços
i també les heu passat putes...
però avui celebreu haver
traspassat el perfum
de la memòria;
avui compliu
mig segle junts.
La història es mesura amb segles.
Les persones es mesuren amb històries.
Avui una història, mig segle, una família...
i tot
gràcies a vosaltres.
Quintí Casals
avui vosaltres n'heu complert mig.
Les persones es mesuren amb històries;
avui vosaltres celebreu haver persistit
en el difícil mirall de la constància.
Des que Sant Llorenç us va veure
acceptar-vos per un "sí quiero"
en un festival de roses i arròs...
ha passat molt temps i moltes tempestes
i molt sol i molta boira.
Han passat moltes llums
i moltes ombres;
heu estat feliços
i també les heu passat putes...
però avui celebreu haver
traspassat el perfum
de la memòria;
avui compliu
mig segle junts.
La història es mesura amb segles.
Les persones es mesuren amb històries.
Avui una història, mig segle, una família...
i tot
gràcies a vosaltres.
Quintí Casals
miércoles, 6 de agosto de 2014
Niña
Tomé el poder en mi mano
y fui contra el mundo.
Emily Dickinson
Niña pobre, vida ajena,
que aunque no sabes de mi mirada
ni de ella quieres saber,
desde la distancia
yo te hablo.
Niña, sola, sonriente, que esperas desde hace hora y media,
sé que sabes que la ciudad se vacía conforme la luna llega,
sé que habitas en ella como un pollo de coca;
tranquila, chica, que de seguro pudiste ser princesa...
pero el reloj te tambaleó con sus sonidos cristianos,
pero tu sombra de gata se enfundó
por el brillo del negro.
Niña rata, veo en tu rostro que puedes hablar con los perros,
veo en tus manos que la calderilla no te importa;
no me conoces pero, de veras, hazme un favor...
no te hundas las lunas en que te falte la madre,
cierra los ojos y
solamente
grita.
Niña guapa, ya no habrá un tiempo mejor que este.
Déjalo, no quieras indagar en el parpadeo del semáforo;
basta, en serio, ya fue suficiente,
el azar nunca te quiso
mártir
en el campo de batalla.
Niña, no temas,
seguramente oíste una tarde
que los chicos no lloran,
que llevar escote es de putas
que se debe rezar cuando el avión cae...
pero no temas, niña,
que la vida es bonita hasta
dónde el agua quiera girar.
Niña, lo sé, allí sigues esperando el autobús,
aunque aún no me miraste ni lo quiero,
aunque nunca voy a importarte,
no temas.
Niña,
nunca fuiste culpable;
no temas,
que todos nos equivocamos,
que nadie nace para nada,
que tan sólo
eres una niña.
Quintí Casals
y fui contra el mundo.
Emily Dickinson
Niña pobre, vida ajena,
que aunque no sabes de mi mirada
ni de ella quieres saber,
desde la distancia
yo te hablo.
Niña, sola, sonriente, que esperas desde hace hora y media,
sé que sabes que la ciudad se vacía conforme la luna llega,
sé que habitas en ella como un pollo de coca;
tranquila, chica, que de seguro pudiste ser princesa...
pero el reloj te tambaleó con sus sonidos cristianos,
pero tu sombra de gata se enfundó
por el brillo del negro.
Niña rata, veo en tu rostro que puedes hablar con los perros,
veo en tus manos que la calderilla no te importa;
no me conoces pero, de veras, hazme un favor...
no te hundas las lunas en que te falte la madre,
cierra los ojos y
solamente
grita.
Niña guapa, ya no habrá un tiempo mejor que este.
Déjalo, no quieras indagar en el parpadeo del semáforo;
basta, en serio, ya fue suficiente,
el azar nunca te quiso
mártir
en el campo de batalla.
Niña, no temas,
seguramente oíste una tarde
que los chicos no lloran,
que llevar escote es de putas
que se debe rezar cuando el avión cae...
pero no temas, niña,
que la vida es bonita hasta
dónde el agua quiera girar.
Niña, lo sé, allí sigues esperando el autobús,
aunque aún no me miraste ni lo quiero,
aunque nunca voy a importarte,
no temas.
Niña,
nunca fuiste culpable;
no temas,
que todos nos equivocamos,
que nadie nace para nada,
que tan sólo
eres una niña.
Quintí Casals
martes, 5 de agosto de 2014
Postmodernitat (La fi de la història)
Quan penso en totes les guerres
que han begut de la nostra sang,
en tots els exilis que han proporcionat
als pobles la suposada multiculturalitat,
en totes les cigarretes que els homes ens
hem fumat per depressions, plors i malestars...
l'estiu es trenca, la pau es trenca, els astres
deixen d'orbitar i els meus ulls flueixen
per l'aigua d'un riu de llàgrimes.
I quan penso, també, que ja no hi ha messies
que ens puguin salvar, que tota política és populisme,
que, simplement, correm en cercles cap a un final tràgic...
les dents em grinyolen, el cor se'm difumina,
els diumenges se'm mengen terra endins.
Camino, indiscret, per la ciutat i les faroles ja no il·luminen.
Els animals del zoo em miren amb cara incerta, perduda.
Els immigrants arriben a Tarifa, veig com els tornen.
Gaza explota un dia més.
Cada cop som més presos de la utopia eixida.
Cada cop més alcohòlics, més suïcidis, més indiferència.
La vida -ja no hi ha sortida-, és una rave
per l'avorriment o la subsistència.
La vida se'ns ha fet petita, curta.
Truquem a les portes del cel
i ningú ens contesta.
Vam tenir l'oportunitat de conquistar el món,
de regalar-nos els uns als altres vi i roses...
i aquí estem, planyent el no haver sabut
conviure en un lloc comú,
estrenyent fort les mans
en silenci
mentre esperem,
dòcilment,
la mort.
Quintí Casals
que han begut de la nostra sang,
en tots els exilis que han proporcionat
als pobles la suposada multiculturalitat,
en totes les cigarretes que els homes ens
hem fumat per depressions, plors i malestars...
l'estiu es trenca, la pau es trenca, els astres
deixen d'orbitar i els meus ulls flueixen
per l'aigua d'un riu de llàgrimes.
I quan penso, també, que ja no hi ha messies
que ens puguin salvar, que tota política és populisme,
que, simplement, correm en cercles cap a un final tràgic...
les dents em grinyolen, el cor se'm difumina,
els diumenges se'm mengen terra endins.
Camino, indiscret, per la ciutat i les faroles ja no il·luminen.
Els animals del zoo em miren amb cara incerta, perduda.
Els immigrants arriben a Tarifa, veig com els tornen.
Gaza explota un dia més.
Cada cop som més presos de la utopia eixida.
Cada cop més alcohòlics, més suïcidis, més indiferència.
La vida -ja no hi ha sortida-, és una rave
per l'avorriment o la subsistència.
La vida se'ns ha fet petita, curta.
Truquem a les portes del cel
i ningú ens contesta.
Vam tenir l'oportunitat de conquistar el món,
de regalar-nos els uns als altres vi i roses...
i aquí estem, planyent el no haver sabut
conviure en un lloc comú,
estrenyent fort les mans
en silenci
mentre esperem,
dòcilment,
la mort.
Quintí Casals
domingo, 3 de agosto de 2014
Lo indeseable
Llega un momento en que,
después de pasar miedo y noches en vela,
deja de importarte si cerrar con llave,
si blanco o negro, si guapa o fea.
Llega un momento en que
los autobuses te parecen tristes
y los ojos canicas de cristal.
Pasas tu cumpleaños en algún Telepizza desierto
y acostumbras a salir por la puerta de detrás
de las personas
sin hacer ruido.
No comes, no duermes, no estás.
Sonríes como un cínico y pisas siempre blando.
Llega un momento en que la sangre
circula dentro de ti como un ciclón
y ya no hay sueños sobre las nubes.
Llega un momento
en el que pierdes el apellido.
Y es entonces cuando tu culo
se dilata conforme lo hace el sillón
y dejan de pasar los días
y ya no besas a nadie
y simplemente todo se limita a suceder.
Ves las casas vacías, los cráneos vacíos;
caminas mucho, relatas mucho
y nunca miras atrás.
Llega un momento en que ya ni hoces ni martillos
valen la pena, en que no hay religión que valga
ni canción que te pueda representar.
Y sí, claro;
puedes buscar en los contenedores,
puedes hacer mucho el amor o tirarte de un puente,
puedes pasar toda la tarde en el porche si quieres...
pero nada te erige
si tu corazón se convierte en mármol.
Ya puedes irte a preguntar al bar,
ya puedes buscar por las aceras
pero poco podrás hacer
si tu cerebro se licua en tristeza.
Siempre nos quedará París.
Quintí Casals
después de pasar miedo y noches en vela,
deja de importarte si cerrar con llave,
si blanco o negro, si guapa o fea.
Llega un momento en que
los autobuses te parecen tristes
y los ojos canicas de cristal.
Pasas tu cumpleaños en algún Telepizza desierto
y acostumbras a salir por la puerta de detrás
de las personas
sin hacer ruido.
No comes, no duermes, no estás.
Sonríes como un cínico y pisas siempre blando.
Llega un momento en que la sangre
circula dentro de ti como un ciclón
y ya no hay sueños sobre las nubes.
Llega un momento
en el que pierdes el apellido.
Y es entonces cuando tu culo
se dilata conforme lo hace el sillón
y dejan de pasar los días
y ya no besas a nadie
y simplemente todo se limita a suceder.
Ves las casas vacías, los cráneos vacíos;
caminas mucho, relatas mucho
y nunca miras atrás.
Llega un momento en que ya ni hoces ni martillos
valen la pena, en que no hay religión que valga
ni canción que te pueda representar.
Y sí, claro;
puedes buscar en los contenedores,
puedes hacer mucho el amor o tirarte de un puente,
puedes pasar toda la tarde en el porche si quieres...
pero nada te erige
si tu corazón se convierte en mármol.
Ya puedes irte a preguntar al bar,
ya puedes buscar por las aceras
pero poco podrás hacer
si tu cerebro se licua en tristeza.
Siempre nos quedará París.
Quintí Casals
sábado, 2 de agosto de 2014
Deseo
La gent està boja.
Franky goes to Hollywood
Imagino ser un perro
moviendo la cola todo el día,
saltando y saltando entre las hojas,
sin pensar en si perder el móvil,
en si haber declarado a hacienda,
en si Fulanita me quiere o no.
Imagino ser un perro
tirado en el suelo como un trapo,
pensando por que lado morder el aspirador,
por dónde tirarme al río, dejando
estar tabacos, bebidas y drogas.
Imagino ser un perro
cruzando calles y ramblas sin necesidad de rezar,
ladrando si otro perro se me cruza,
buscando cazar una mosca
porque nada hay mejor que hacer.
Quintí Casals
Franky goes to Hollywood
Imagino ser un perro
moviendo la cola todo el día,
saltando y saltando entre las hojas,
sin pensar en si perder el móvil,
en si haber declarado a hacienda,
en si Fulanita me quiere o no.
Imagino ser un perro
tirado en el suelo como un trapo,
pensando por que lado morder el aspirador,
por dónde tirarme al río, dejando
estar tabacos, bebidas y drogas.
Imagino ser un perro
cruzando calles y ramblas sin necesidad de rezar,
ladrando si otro perro se me cruza,
buscando cazar una mosca
porque nada hay mejor que hacer.
Quintí Casals
miércoles, 30 de julio de 2014
Nada más
Todo es mentira.
Albert Pla
No hay dioses ni sirenas,
no hay búsquedas o esperanzas despiertas;
no hay más...
por muchas vueltas que le des al mapamundi,
por mucho que palpes y magrees la realidad...
no hay más, nada más,
ni maestros ni estudiantes,
no hay nada
detrás...
un padre, una madre,
un espermatozoide, un óvulo
y nada más...
dos apellidos, una ciudad, un mundo
y nada más...
un árbol de arterias navegando por un cuerpo
un saco de huesos, dos pulmones, un estómago,
un río de sangre, saliva y oxígeno
y nada más...
músculos, varios centímetros de piel,
pies, manos, uñas y dientes
y nada más...
comer, cagar
beber, mear
y nada más...
una cabeza, un corazón, varias pulsiones
y nada más...
lo que haces, lo que harás,
lo que hiciste
y nada más...
tu educación, tu desorden,
tus sábados de guapo-subido
y nada más...
tus recuerdos,
tus gestos callados,
tu dibujo sobre la tierra
y nada más...
tus peleas, tus sonrisas,
tus alardes, tus soledades
y nada más...
pelos creciendo en tu cogote,
neuronas muriendo en tus noches
y nada más...
acción, reacción, respuesta
y nada más...
instantes construyéndose sobre un reloj,
flores creciendo entre los adoquines,
aburrimiento en la sien del container
y nada más...
un empleo, un coche,
una casa, unos amigos,
y nada más...
lo que lloras, lo que bailas,
una cima, un abismo
y nada más...
un cielo raso
y nada más...
un verbo ser
y nada más.
Eres el corazón del viento,
el silencio del ruido,
la rima de los planetas
y nada más
y nada más;
pero que esto no te impida
comprender que todo,
absolutamente todo...
está en tus manos.
Quintí Casals
Albert Pla
No hay dioses ni sirenas,
no hay búsquedas o esperanzas despiertas;
no hay más...
por muchas vueltas que le des al mapamundi,
por mucho que palpes y magrees la realidad...
no hay más, nada más,
ni maestros ni estudiantes,
no hay nada
detrás...
un padre, una madre,
un espermatozoide, un óvulo
y nada más...
dos apellidos, una ciudad, un mundo
y nada más...
un árbol de arterias navegando por un cuerpo
un saco de huesos, dos pulmones, un estómago,
un río de sangre, saliva y oxígeno
y nada más...
músculos, varios centímetros de piel,
pies, manos, uñas y dientes
y nada más...
comer, cagar
beber, mear
y nada más...
una cabeza, un corazón, varias pulsiones
y nada más...
lo que haces, lo que harás,
lo que hiciste
y nada más...
tu educación, tu desorden,
tus sábados de guapo-subido
y nada más...
tus recuerdos,
tus gestos callados,
tu dibujo sobre la tierra
y nada más...
tus peleas, tus sonrisas,
tus alardes, tus soledades
y nada más...
pelos creciendo en tu cogote,
neuronas muriendo en tus noches
y nada más...
acción, reacción, respuesta
y nada más...
instantes construyéndose sobre un reloj,
flores creciendo entre los adoquines,
aburrimiento en la sien del container
y nada más...
un empleo, un coche,
una casa, unos amigos,
y nada más...
lo que lloras, lo que bailas,
una cima, un abismo
y nada más...
un cielo raso
y nada más...
un verbo ser
y nada más.
Eres el corazón del viento,
el silencio del ruido,
la rima de los planetas
y nada más
y nada más;
pero que esto no te impida
comprender que todo,
absolutamente todo...
está en tus manos.
Quintí Casals
domingo, 27 de julio de 2014
Solidesa
Després de tot,
després de totes aquelles
voltes que el món ha donat i ha servit i ha parat,
després de totes les paraules dites
i rareses entrevistes,
després d'això i allò,
després del cel i el mar,
després de tot el que hem recollit
després de sembrar
i després, també, de creuar totes
les fàbriques i ciutats del camp...
els rius i els Déus ploren
i cada llàgrima que raja
és una persona que neix
i cada pòmul que es mulla
és una vida que flueix entre sang i amor
i cada gota sobre la terra
una casa buida que s'omple.
Sempre pensant en contes de fades
pensant que tot anirà bé...
les persones desitgem ser estimades,
les persones desitgem ser plorades.
Una cuca de llum il·lumina el meu reflex.
Em toco i no sóc sòlid.
El meu cos és 75% aigua i
25% preguntes sense resposta.
Quintí Casals
després de totes aquelles
voltes que el món ha donat i ha servit i ha parat,
després de totes les paraules dites
i rareses entrevistes,
després d'això i allò,
després del cel i el mar,
després de tot el que hem recollit
després de sembrar
i després, també, de creuar totes
les fàbriques i ciutats del camp...
els rius i els Déus ploren
i cada llàgrima que raja
és una persona que neix
i cada pòmul que es mulla
és una vida que flueix entre sang i amor
i cada gota sobre la terra
una casa buida que s'omple.
Sempre pensant en contes de fades
pensant que tot anirà bé...
les persones desitgem ser estimades,
les persones desitgem ser plorades.
Una cuca de llum il·lumina el meu reflex.
Em toco i no sóc sòlid.
El meu cos és 75% aigua i
25% preguntes sense resposta.
Quintí Casals
Mataró
Sentat entre gavines i merda,
sento crèixer el matí sobre la platja;
l'arena brilla, les botelles també. Els ulls
em criden, el cap no aterra. Sense voler
un dia vaig trencar la màquina, vaig perdre el nord...
i ara sóc aquí, deslligat de tot, deixant una altra
nit enrera: una altra nit sense endressar
tot alló que sempre havia volgut ser.
La gent em mira, sóc despullat i canto.
La gent em mira, i em pregunta "qué fas així?",
"no et fa vergonya ser com ets?"...
mentre el dia segueix creixent
entre merda i gavines.
Quintí Casals
sento crèixer el matí sobre la platja;
l'arena brilla, les botelles també. Els ulls
em criden, el cap no aterra. Sense voler
un dia vaig trencar la màquina, vaig perdre el nord...
i ara sóc aquí, deslligat de tot, deixant una altra
nit enrera: una altra nit sense endressar
tot alló que sempre havia volgut ser.
La gent em mira, sóc despullat i canto.
La gent em mira, i em pregunta "qué fas així?",
"no et fa vergonya ser com ets?"...
mentre el dia segueix creixent
entre merda i gavines.
Quintí Casals
sábado, 19 de julio de 2014
Yo mismo
Me quiero evaporar, entre la gente.
Love of lesbian
Si me miras, de lejos, allá, cuando ando por la calle como un mendigo...
probablemente verás que voy mal vestido,
que colecciono varias cicatrices en el cuerpo
y que detento demasiadas ojeras para tener 20 añitos.
No te engañes, no te asustes;
mírame bien, de cerca, a los ojos...
y verás que mi cuerpo está hecho de cristal,
que me puedes ver turísticamente por dentro.
Y no verás mis órganos, tampoco mis huesos,
siquiera verás una miga de mi pene...
pero sí verás cómo atardece lentamente mi sombra,
verás mi campo de batalla con sus jinetes y sus bombas
y, también, el extenso invierno que recubre todas mis miserias.
Verás mis pallaserías, verás mis máscaras;
verás que no soy todo aquello que pude ser
y que soy un niño que fue siempre mayor.
Verás que mis palabras se expanden verticalmente
como personas que se cogen de la mano
y verás, entre átomos cutáneos, también,
mis silencios, mis derechas, izquierdas y vientos.
Si entras más, si consigues llegar hasta mis escombros...
verás que he llorado mucho, verás que lo he pasado mal
y que tan sólo soy un pedazo de mala tierra dónde brota trigo bonito.
Verás que nunca utilizo el nunca.
Verás que se me enreda la carne a los rayos de sol
y que el diablo me eligió para escribir el apocalipsis.
Verás que tengo la lengua negra,
que bajo mi aliento no hay nada,
que se me come el asfalto y el acero y
que doy continuamente tumbos en una encrucijada.
Verás que soy futbolero
y que creo en las pasiones.
Verás que, en cambio, no sé amar
y que busco unos ojos grandes
dónde yo también pueda entrar.
Verás que soy un nómada solapado.
Verás que ando cansado.
Y verás, si traspasas la barrera del miedo y la rareza,
cómo me gusta hinchar la lluvia, cómo desafino al sol
y quizá te robe una sonrisa
y quizá quieras matarme
pero, justo en ese momento, querré contarte
que es bueno dejar correr el tiempo,
que la impaciencia sólo es un intento de esperanza
que la fruta madura y crece y tiene mejor sabor.
La noche está perdida en las notas del viajero.
Verás que tal vez mejor así, que no hay un lugar mejor.
Verás que el tiempo se pierde entre los ojos de todos
y que, poco a poco, nos vamos abrazando a tientas
para sobrevivir a la imponencia de los astros.
Verás que sentir el calor de una mirada
es la única luciérnaga de esta habitación oscura.
Verás que no hay paz alguna,
que tan sólo podemos mirarnos.
Y ahora, si mirarme bien a los ojos puedes...
verás que estoy hecho de cristal,
que me puedes ver por dentro.
Verás que mi patria
es el latido de mi corazón
y quizá quieras
conocerme
mejor.
Quintí Casals
Love of lesbian
Si me miras, de lejos, allá, cuando ando por la calle como un mendigo...
probablemente verás que voy mal vestido,
que colecciono varias cicatrices en el cuerpo
y que detento demasiadas ojeras para tener 20 añitos.
Pero no te engañes,
ni Cenicienta era quién dice que era;
todos parecemos un poco lo que no somos.
No te engañes, no te asustes;
mírame bien, de cerca, a los ojos...
y verás que mi cuerpo está hecho de cristal,
que me puedes ver turísticamente por dentro.
Y no verás mis órganos, tampoco mis huesos,
siquiera verás una miga de mi pene...
pero sí verás cómo atardece lentamente mi sombra,
verás mi campo de batalla con sus jinetes y sus bombas
y, también, el extenso invierno que recubre todas mis miserias.
Verás mis pallaserías, verás mis máscaras;
verás que no soy todo aquello que pude ser
y que soy un niño que fue siempre mayor.
Verás que mis palabras se expanden verticalmente
como personas que se cogen de la mano
y verás, entre átomos cutáneos, también,
mis silencios, mis derechas, izquierdas y vientos.
Si entras más, si consigues llegar hasta mis escombros...
verás que he llorado mucho, verás que lo he pasado mal
y que tan sólo soy un pedazo de mala tierra dónde brota trigo bonito.
Verás que nunca utilizo el nunca.
Verás que se me enreda la carne a los rayos de sol
y que el diablo me eligió para escribir el apocalipsis.
Verás que tengo la lengua negra,
que bajo mi aliento no hay nada,
que se me come el asfalto y el acero y
que doy continuamente tumbos en una encrucijada.
Verás que soy futbolero
y que creo en las pasiones.
Verás que, en cambio, no sé amar
y que busco unos ojos grandes
dónde yo también pueda entrar.
Verás que soy un nómada solapado.
Verás que ando cansado.
Y verás, si traspasas la barrera del miedo y la rareza,
cómo me gusta hinchar la lluvia, cómo desafino al sol
y quizá te robe una sonrisa
y quizá quieras matarme
pero, justo en ese momento, querré contarte
que es bueno dejar correr el tiempo,
que la impaciencia sólo es un intento de esperanza
que la fruta madura y crece y tiene mejor sabor.
La noche está perdida en las notas del viajero.
Verás que tal vez mejor así, que no hay un lugar mejor.
Verás que el tiempo se pierde entre los ojos de todos
y que, poco a poco, nos vamos abrazando a tientas
para sobrevivir a la imponencia de los astros.
Verás que sentir el calor de una mirada
es la única luciérnaga de esta habitación oscura.
Verás que no hay paz alguna,
que tan sólo podemos mirarnos.
Y ahora, si mirarme bien a los ojos puedes...
verás que estoy hecho de cristal,
que me puedes ver por dentro.
Verás que mi patria
es el latido de mi corazón
y quizá quieras
conocerme
mejor.
Quintí Casals
miércoles, 16 de julio de 2014
Utopía
El deseo, no es simplemente el deseo por cierta cosa; es siempre también el deseo por el deseo mismo: el desear continuar deseando. Quizás el mayor terror del deseo es ser completamente satisfecho, ya no desear más.
Slavoj Zizek
De repente, el sol resplandece sobre las cabezas
de los habitantes de una ciudad gris.
Todo estaba jodido,
absolutamente jodido...
y ahora brillan las canas,
ahí, en cada vórtice
de sus pelos
y ahora brillan las antenas parabólicas
y las baldosas y los trenes y peces
y los comercios 24 horas.
La publicidad de las plazas se apaga junto a sus focos de neón,
las moscas vuelven a volar por las calles,
los ruiseñores vuelven a piar en los parques.
La ciudad es una fiesta de luz y el sol su anfitrión.
El cielo por fin se abre. Sale la gente de sus hoyos y sonríe.
Recogen sus pedazos de sueños, sus pocas miserias
y en la piscina resplandecen de nuevo sus reflejos
y el calor vuelve a fluir por la sangre en un
zambombazo de amor y pasión.
La aurora ha venido a enmoquetar
edificios y vertederos de
un tono bonito.
Y ahora el gris entona
azules y naranjas.
Y ahora
empiezan a florecer sombras
bajo los cuerpos y los ojos que se ciegan
mientras las cabezas brillan, esperanzadas,
como la nieve en verano.
Quintí Casals
Slavoj Zizek
De repente, el sol resplandece sobre las cabezas
de los habitantes de una ciudad gris.
Todo estaba jodido,
absolutamente jodido...
y ahora brillan las canas,
ahí, en cada vórtice
de sus pelos
y ahora brillan las antenas parabólicas
y las baldosas y los trenes y peces
y los comercios 24 horas.
La publicidad de las plazas se apaga junto a sus focos de neón,
las moscas vuelven a volar por las calles,
los ruiseñores vuelven a piar en los parques.
La ciudad es una fiesta de luz y el sol su anfitrión.
El cielo por fin se abre. Sale la gente de sus hoyos y sonríe.
Recogen sus pedazos de sueños, sus pocas miserias
y en la piscina resplandecen de nuevo sus reflejos
y el calor vuelve a fluir por la sangre en un
zambombazo de amor y pasión.
La aurora ha venido a enmoquetar
edificios y vertederos de
un tono bonito.
Y ahora el gris entona
azules y naranjas.
Y ahora
empiezan a florecer sombras
bajo los cuerpos y los ojos que se ciegan
mientras las cabezas brillan, esperanzadas,
como la nieve en verano.
Quintí Casals
Sueños de gelatina
Sólo entre dos silencios cabe el tamaño justo del verbo predecir.
J.M. Caballero Bonald
La realidad se disuelve
en sueños
puros como el cordero
que limpia a su cría después de nacer.
Y es cierto que no puede describirse
la pureza... pero hoy los recuerdos
ayunan en mi encerrada cabeza y
era preciso que alguien decidiera
si el mañana es sensible
o peligroso.
Aún hay gente quién disfruta
del aburrimiento y no sueña.
Alguien, en cambio, limpia su alma
en la cocina y mira, alto,
hacia el futuro.
Entonces una bombilla se enciende en la noche.
¿Y quién es vida sin sus padres?
¿Y quién no es anónimo en muerte?
¿Y quién no es extranjero en patria?
Tantos años poniéndole sílabas
a los diccionarios y calles a los mapas
para llegar, hasta el día de hoy,
y aprender que -aunque la
iglesia se empeñe en decir
lo contrario- la fe es lo
único que no se paga
en monedas.
Es de noche,
vuelvo a casa en un coche y
el alma se me desvanece por la ventanilla.
Llego a casa,
doy las buenas noches y
me desmayo en el solar de mi sombra.
Cierro los ojos.
Sueño si quiera un poco.
Mañana será un nuevo día.
Quintí Casals
J.M. Caballero Bonald
La realidad se disuelve
en sueños
puros como el cordero
que limpia a su cría después de nacer.
Y es cierto que no puede describirse
la pureza... pero hoy los recuerdos
ayunan en mi encerrada cabeza y
era preciso que alguien decidiera
si el mañana es sensible
o peligroso.
Aún hay gente quién disfruta
del aburrimiento y no sueña.
Alguien, en cambio, limpia su alma
en la cocina y mira, alto,
hacia el futuro.
Entonces una bombilla se enciende en la noche.
¿Y quién es vida sin sus padres?
¿Y quién no es anónimo en muerte?
¿Y quién no es extranjero en patria?
Tantos años poniéndole sílabas
a los diccionarios y calles a los mapas
para llegar, hasta el día de hoy,
y aprender que -aunque la
iglesia se empeñe en decir
lo contrario- la fe es lo
único que no se paga
en monedas.
Es de noche,
vuelvo a casa en un coche y
el alma se me desvanece por la ventanilla.
Llego a casa,
doy las buenas noches y
me desmayo en el solar de mi sombra.
Cierro los ojos.
Sueño si quiera un poco.
Mañana será un nuevo día.
Quintí Casals
martes, 15 de julio de 2014
Entreguerras
¡La Muerte es la madre del universo!
Allen Ginsberg
En el fondo todo se resume
a tener un buen recuerdo
de lo que fuimos;
resumirnos en una
buena crítica.
Cuesta de aceptar pero no
somos lo que comemos,
somos lo que cagamos...
y es difícil, en ciertas noches,
aprender a aceptar nuestros errores.
La realidad es el reflejo
en el espejo de un sueño...
y es difícil, en ciertas noches,
recapacitar cómo afrontarlo.
No hay horizonte que no guarde
un camino y una distancia.
Será que dolor y placer
se tocan.
Será que hielo y flama
se traducen por la piel
de la misma manera.
Quintí Casals
Allen Ginsberg
En el fondo todo se resume
a tener un buen recuerdo
de lo que fuimos;
resumirnos en una
buena crítica.
Cuesta de aceptar pero no
somos lo que comemos,
somos lo que cagamos...
y es difícil, en ciertas noches,
aprender a aceptar nuestros errores.
La realidad es el reflejo
en el espejo de un sueño...
y es difícil, en ciertas noches,
recapacitar cómo afrontarlo.
No hay horizonte que no guarde
un camino y una distancia.
Será que dolor y placer
se tocan.
Será que hielo y flama
se traducen por la piel
de la misma manera.
Quintí Casals
jueves, 10 de julio de 2014
Caos
La sangre de Jesús
estaba alcoholizada
y lo sabéis.
Al igual que sabéis
que cuando el sol abrasa la mirada
bueno es calzarse unas gafas de sol.
Yo, en cambio, no sé nada.
Mis peluches están rotos.
Lo que yo era se desvanece.
Mi ex ahora lame coños,
en África los sábados trabajan,
las petunias del Jardiland apestan a mofeta.
No sé nada.
No entiendo nada.
Cada día es mayor el cambio climático en mi cuerpo;
ya no existen las 4 estaciones, se degradan hacia el blanco.
"¡Basta!"
Mensaje enviado,
recibido: dos tics.
Nadie contesta.
No entiendo nada.
No sé nada.
Mi barba crece
muy rápidamente,
las patatas fritas
están muy buenas,
el momento
parece ser
una ruina
desalojada.
Quintí Casals
estaba alcoholizada
y lo sabéis.
Al igual que sabéis
que cuando el sol abrasa la mirada
bueno es calzarse unas gafas de sol.
Yo, en cambio, no sé nada.
Mis peluches están rotos.
Lo que yo era se desvanece.
Mi ex ahora lame coños,
en África los sábados trabajan,
las petunias del Jardiland apestan a mofeta.
No sé nada.
No entiendo nada.
Cada día es mayor el cambio climático en mi cuerpo;
ya no existen las 4 estaciones, se degradan hacia el blanco.
"¡Basta!"
Mensaje enviado,
recibido: dos tics.
Nadie contesta.
No entiendo nada.
No sé nada.
Mi barba crece
muy rápidamente,
las patatas fritas
están muy buenas,
el momento
parece ser
una ruina
desalojada.
Quintí Casals
lunes, 7 de julio de 2014
Fuego
El corazón. Yo lo usaba en los ojos.
Gilberto Owen
Pronto todo será nada.
La vida y su blablabla,
la muerte y su sondeo.
El fin de la historia ha llegado.
Siento que no encajo
en la magia del contacto.
Siento que soy agua
fluyendo
en el fuego.
Ya no sé si mi corazón
es de plástico o metal.
Siento el hielo en mis manos
deshaciéndose
al ver pasar los días
perdido en la distancia
del firmamento.
Soy una escopeta de amor
en un mundo violento
y el saber un gallo con embarazo psicológico,
inflado,
incapaz de parir una verdad.
Sólo veo horror
pintado de rosa.
Sólo encuentro pureza
en las miradas de los enamorados.
Hay un cadáver abierto en el prado,
de su interior brotan flores
y estrellas.
Malparados transeúntes del cielo,
siempre andamos pintando
paredes e identidades
para que no se vean
los cimientos
de nuestras almas.
No hay nada como la bravura del fuego.
Quintí Casals
Gilberto Owen
Pronto todo será nada.
La vida y su blablabla,
la muerte y su sondeo.
El fin de la historia ha llegado.
Siento que no encajo
en la magia del contacto.
Siento que soy agua
fluyendo
en el fuego.
Ya no sé si mi corazón
es de plástico o metal.
Siento el hielo en mis manos
deshaciéndose
al ver pasar los días
perdido en la distancia
del firmamento.
Soy una escopeta de amor
en un mundo violento
y el saber un gallo con embarazo psicológico,
inflado,
incapaz de parir una verdad.
Sólo veo horror
pintado de rosa.
Sólo encuentro pureza
en las miradas de los enamorados.
Hay un cadáver abierto en el prado,
de su interior brotan flores
y estrellas.
Malparados transeúntes del cielo,
siempre andamos pintando
paredes e identidades
para que no se vean
los cimientos
de nuestras almas.
No hay nada como la bravura del fuego.
Quintí Casals
domingo, 6 de julio de 2014
Entrada y salida (de emergencia)
La belleza es inútil desde lejos.
Josep M. Rodríguez
I (Entrada)
Todo pasado ha pasado,
hora de entrar.
Hace tiempo que andamos perdidos.
En la tele ponen en todos
los canales la misma mierda,
los árboles crecen
alineados
sobre el cemento.
¿Qué pensarán de nosotros los perros?
II (Salida)
Ahora es ahora,
siempre.
Las nubes separan
distancia y mano;
no hay otra salida.
No sé que pensar,
hace mucho tiempo
que soy un párking vacío,
sin eco.
Huelo las rosas
y me pican los mosquitos;
el mundo es cruel, lo dicen las novelas
y las cartas de amor no contestadas.
No hay otra salida.
¿Un ciclista de pelotón
a qué aspira?
Quintí Casals
Josep M. Rodríguez
I (Entrada)
Todo pasado ha pasado,
hora de entrar.
Hace tiempo que andamos perdidos.
En la tele ponen en todos
los canales la misma mierda,
los árboles crecen
alineados
sobre el cemento.
¿Qué pensarán de nosotros los perros?
II (Salida)
Ahora es ahora,
siempre.
Las nubes separan
distancia y mano;
no hay otra salida.
No sé que pensar,
hace mucho tiempo
que soy un párking vacío,
sin eco.
Huelo las rosas
y me pican los mosquitos;
el mundo es cruel, lo dicen las novelas
y las cartas de amor no contestadas.
No hay otra salida.
¿Un ciclista de pelotón
a qué aspira?
Quintí Casals
jueves, 3 de julio de 2014
Ascuas
Todas las ciudades se recubren
de un humo espeso, fehaciente,
vaporoso que ronronea las calles
y los niños, que distribuye los sentidos
y las metas.
La vida es una rotonda
dónde los coches giran y giran
pero no hay otra salida
que el accidente.
Nadie sabe
la diferencia entre muerto y desocupado,
ni siquiera los soles que salen de las montañas.
La fortuna es un camión,
pesado.
Las gentes son una mosca
que viene y se va.
Lloran los querubines.
Hay una pareja abrazada
en el suelo de una Caixa.
La avenida principal
de mi ciudad, precisamente
es una alcantarilla.
El destino es un cristal
lejano.
No hay más remedio
que saber amar
o guerrear
y barrer el sudor
que embala la frente
y descubrir el laurel
que todos llevamos
dentro.
Quintí Casals
de un humo espeso, fehaciente,
vaporoso que ronronea las calles
y los niños, que distribuye los sentidos
y las metas.
La vida es una rotonda
dónde los coches giran y giran
pero no hay otra salida
que el accidente.
Nadie sabe
la diferencia entre muerto y desocupado,
ni siquiera los soles que salen de las montañas.
La fortuna es un camión,
pesado.
Las gentes son una mosca
que viene y se va.
Lloran los querubines.
Hay una pareja abrazada
en el suelo de una Caixa.
La avenida principal
de mi ciudad, precisamente
es una alcantarilla.
El destino es un cristal
lejano.
No hay más remedio
que saber amar
o guerrear
y barrer el sudor
que embala la frente
y descubrir el laurel
que todos llevamos
dentro.
Quintí Casals
Pensar
Recuerdo que cuando estaba en el instituto entró una ráfaga de viento y me quedé envuelto en la cortina.
Didac Alcaraz
Siempre quise ser Bond, James Bond;
pero me quedé en un mural,
un mural hecho de sangre
y palabras.
También quise ser Bruce Lee
o una pinza sosteniendo un tanga
o un Action man de pecho depilado;
pero me quedé en una frase,
una frase anticapitalista
vendida en una puja
por un millón de dólares.
Aún sigo queriendo ser un extintor,
un grande y bermejo extintor
que pueda apagar el azar que
me desvive en estudios y trabajo.
No quiero coches, oro,
caviar de primera ley;
no quiero un marco
que todo lo exceda...
Quiero ser un test de autoescuela;
metódico, tonto, fácil de resolver.
Quiero ser un azulejo,
un lápiz,
una goma de borrar.
Quiero ser la plaza de un pueblucho
con sus abuelas cotillas
con sus abuelos cascarrabias
con sus niños y sus columpios.
Quiero cruzar mi fantasma.
Quiero ser un adorno
del salón.
Quiero a la tristeza como recuerdo.
Quiero ser la pausa en
la película que emite Antena 3.
Quiero ser un vaso lleno,
no colmado;
a ser posible sin cubitos
de hielo.
Quiero vivir.
Estoy harto de pensar.
¿Dónde guarda el mundo
la inocencia de los niños
pasados los 12 años?
No quiero entrar en la sala
de los ordenadores
y los ratones.
Quiero ser una arena movediza
y llevarme conmigo a mí mismo,
tiempo libre debería ser
libertad de tiempo.
Quintí Casals
Didac Alcaraz
Siempre quise ser Bond, James Bond;
pero me quedé en un mural,
un mural hecho de sangre
y palabras.
También quise ser Bruce Lee
o una pinza sosteniendo un tanga
o un Action man de pecho depilado;
pero me quedé en una frase,
una frase anticapitalista
vendida en una puja
por un millón de dólares.
Aún sigo queriendo ser un extintor,
un grande y bermejo extintor
que pueda apagar el azar que
me desvive en estudios y trabajo.
No quiero coches, oro,
caviar de primera ley;
no quiero un marco
que todo lo exceda...
Quiero ser un test de autoescuela;
metódico, tonto, fácil de resolver.
Quiero ser un azulejo,
un lápiz,
una goma de borrar.
Quiero ser la plaza de un pueblucho
con sus abuelas cotillas
con sus abuelos cascarrabias
con sus niños y sus columpios.
Quiero cruzar mi fantasma.
Quiero ser un adorno
del salón.
Quiero a la tristeza como recuerdo.
Quiero ser la pausa en
la película que emite Antena 3.
Quiero ser un vaso lleno,
no colmado;
a ser posible sin cubitos
de hielo.
Quiero vivir.
Estoy harto de pensar.
¿Dónde guarda el mundo
la inocencia de los niños
pasados los 12 años?
No quiero entrar en la sala
de los ordenadores
y los ratones.
Quiero ser una arena movediza
y llevarme conmigo a mí mismo,
tiempo libre debería ser
libertad de tiempo.
Quintí Casals
miércoles, 2 de julio de 2014
La catástrofe
Que si cortarnos las uñas,
que si la espuma del mar nos erosiona,
que si nos vamos de putas y nuestra
parienta se enfada.
Todos tenemos problemas.
¿Cómo emergen y se desgastan,
ulteriormente, las cosas?
¿Cómo caen?
¿Cómo resurgen?
El universo es un vacío,
la voz un violín,
el momento una máquina de escribir.
¿Qué significa positivo
cuando la maratón cansa
y te obliga a seguir hacia el final?
Las hadas de los bosques
visten tacones y riman
en New York.
¿Qué son la estabilidad,
el desequilibrio o esa
enfermedad llamada amor?
Ante el desasosiego del fuego,
tan sólo soy capaz de sentir
indiferencia.
La realidad es una puerta;
un pájaro espontaneo, difícil.
Todos tenemos problemas.
A veces toca decir adiós
y seguir.
En realidad poco importa
lo que me enoje.
Debo tener presente
que existo por error
y selección
divina.
Quintí Casals
que si la espuma del mar nos erosiona,
que si nos vamos de putas y nuestra
parienta se enfada.
Todos tenemos problemas.
¿Cómo emergen y se desgastan,
ulteriormente, las cosas?
¿Cómo caen?
¿Cómo resurgen?
El universo es un vacío,
la voz un violín,
el momento una máquina de escribir.
¿Qué significa positivo
cuando la maratón cansa
y te obliga a seguir hacia el final?
Las hadas de los bosques
visten tacones y riman
en New York.
¿Qué son la estabilidad,
el desequilibrio o esa
enfermedad llamada amor?
Ante el desasosiego del fuego,
tan sólo soy capaz de sentir
indiferencia.
La realidad es una puerta;
un pájaro espontaneo, difícil.
Todos tenemos problemas.
A veces toca decir adiós
y seguir.
En realidad poco importa
lo que me enoje.
Debo tener presente
que existo por error
y selección
divina.
Quintí Casals
Sonidos
un coche que pita
un lobo que aúlla
las gaviotas recubriendo, histéricas, los barquitos del puerto
un zoológico
ejerciendo de capital gubernamental
un aborto
un origen
el cuadrado que mide su área multiplicando sus costados
el perro que llora en la sala de estar
una explosión
una respuesta en el messenger
una sirena cantando durante horas
en lo alto de un búnker
las cigarras calentándose al sol
el metro colmado de alboroto, aire hondo
y señoritas que lían cigarros de fumar
un orgasmo surcando las arrugas de una sábana
un avión rayando el cielo;
sus hélices,
sus alas,
el viento
la orina que frena en la taza
del water
un actor que habla
el gas de una
fanta
un comunicado telefónico
un pedo
la arena que corre;
un minuto como tesoro,
un punto como misterio
el yo soy yo
el tú eres tú
la nada que no define
ni el fracaso ni la victoria
una vaca pesando e=mc2
una flor que no habla
la caza de brujas;
el político corrupto,
el banco que atraca
la oferta y la demanda
la mujer y el hombre
el abecedario internacional
de un beso
una guerra
la canción del verano
un mundial de fútbol
o la mirada de un
espejo...
Tierra, aire, agua y fuego;
el paso de la música
se delimita en tiempo;
es imposible
sentir
es imposible
dormir
si el mundo
está en silencio.
Quintí Casals
un lobo que aúlla
las gaviotas recubriendo, histéricas, los barquitos del puerto
un zoológico
ejerciendo de capital gubernamental
un aborto
un origen
el cuadrado que mide su área multiplicando sus costados
el perro que llora en la sala de estar
una explosión
una respuesta en el messenger
una sirena cantando durante horas
en lo alto de un búnker
las cigarras calentándose al sol
el metro colmado de alboroto, aire hondo
y señoritas que lían cigarros de fumar
un orgasmo surcando las arrugas de una sábana
un avión rayando el cielo;
sus hélices,
sus alas,
el viento
la orina que frena en la taza
del water
un actor que habla
el gas de una
fanta
un comunicado telefónico
un pedo
la arena que corre;
un minuto como tesoro,
un punto como misterio
el yo soy yo
el tú eres tú
la nada que no define
ni el fracaso ni la victoria
una vaca pesando e=mc2
una flor que no habla
la caza de brujas;
el político corrupto,
el banco que atraca
la oferta y la demanda
la mujer y el hombre
el abecedario internacional
de un beso
una guerra
la canción del verano
un mundial de fútbol
o la mirada de un
espejo...
Tierra, aire, agua y fuego;
el paso de la música
se delimita en tiempo;
es imposible
sentir
es imposible
dormir
si el mundo
está en silencio.
Quintí Casals
viernes, 27 de junio de 2014
Sensaciones
Perderse
entre las líneas de un parking;
el horizonte siempre fue una
pequeña y rasa falla
mear
y dejar limpia la taza;
la seguridad es importante
ponerse un pijama
abrir la ventana
sentarse en el césped
comer unos burritos
ver llorar a una madre
substituir un gran cargo
hacer un discurso
aplaudir
beber agua,
coca-cola,
cerveza
hablar
amar
masturbarse
memorizar una identidad
y actuar
hacer ecuaciones lógicas
jugar al fútbol
o jugar a los sonetos
sobre la luna y su esfera
encontrar un sitio
desarrollarse
coger el móvil
dejar una llamada perdida
leerse algo
escribirse algo
soñar
establecer y enemistar
personas
subrayar con permanente
recortar con tijeras
ponerse chaqueta de cuero los sábados
y salir a bailar
pero, llegada la ruinosa
y desdichada la noche,
volcarse a la cama
esperando el mañana,
verse en el espejo
la cara
sentir el milagro
en la piel
fluctuar.
Quintí Casals
entre las líneas de un parking;
el horizonte siempre fue una
pequeña y rasa falla
mear
y dejar limpia la taza;
la seguridad es importante
ponerse un pijama
abrir la ventana
sentarse en el césped
comer unos burritos
ver llorar a una madre
substituir un gran cargo
hacer un discurso
aplaudir
beber agua,
coca-cola,
cerveza
hablar
amar
masturbarse
memorizar una identidad
y actuar
hacer ecuaciones lógicas
jugar al fútbol
o jugar a los sonetos
sobre la luna y su esfera
encontrar un sitio
desarrollarse
coger el móvil
dejar una llamada perdida
leerse algo
escribirse algo
soñar
establecer y enemistar
personas
subrayar con permanente
recortar con tijeras
ponerse chaqueta de cuero los sábados
y salir a bailar
pero, llegada la ruinosa
y desdichada la noche,
volcarse a la cama
esperando el mañana,
verse en el espejo
la cara
sentir el milagro
en la piel
fluctuar.
Quintí Casals
jueves, 26 de junio de 2014
Náufrago
Cada elección supone un rechazo,
cada apuesta asesina las otras apuestas.
Conforme crecemos, elegimos, preferimos...
mientras las placas tectónicas se moldean a su ritmo.
Apostamos o miramos el pronóstico del partido.
Escuchamos a Louis Amstrong, Nirvana, Snoop Doggy
Dog. Letras, ciencias, matemáticas o faenas físicas...
optamos por un camino y creemos creer que hay un futuro
intacto envuelto el cuenco de nuestras manos.
Hay quién se enrolla en papel de plata, hay quién
se hace actriz porno y disfruta los bukkakes en su cara.
Conforme la música avanza y el tímpano se sumerge
en el movimiento de las olas, uno se deja muchas cosas
por hacer, uno se deja, también, muchas cosas por
descartar. Y -ya se sabe- cuando el limón se pudre, verde,
o cuando la oscuridad asalta las casas recubriendo techos,
persianas y paredes... aunque pese, toca esperar; mirar,
palpar, escuchar, saborear y detenerse sobre la creación;
poco a poco, prestarse a escalar el destino chirriante de las horas.
Ayer era miércoles, hoy jueves... hace milenios escogimos el cielo
y la tierra, regalos que, por su delgadez, nunca llegamos a comprender.
Es triste... las palabras nos ayunan, el tiempo nos divierte, ambos penetran
nuestras carnes y nos desmiden la sangre en ecuaciones científicas.
Como una bomba blanca, nuestros ojos se inundan de percepciones
y elegimos y elegimos y elegimos, aparentemente,
un torrente por dónde llevar nuestro caudal.
Al final, llegada la desmentida muerte,
todos creemos haber escogido un modo cuál
organizarnos, todos creemos haber escogido
quiénes somos, quiénes hemos
sido...
¿Aunque uno debe preguntarse si es
eso cierto; si uno no ha pasado muchas
veces de largo desafinando las galaxias
y los astros o si uno no ha sido un pobre
náufrago tirando continuamente,
al mar de la vida, mensajes de
auxilio
en una botella?
Quintí Casals
cada apuesta asesina las otras apuestas.
Conforme crecemos, elegimos, preferimos...
mientras las placas tectónicas se moldean a su ritmo.
Apostamos o miramos el pronóstico del partido.
Escuchamos a Louis Amstrong, Nirvana, Snoop Doggy
Dog. Letras, ciencias, matemáticas o faenas físicas...
optamos por un camino y creemos creer que hay un futuro
intacto envuelto el cuenco de nuestras manos.
Hay quién se enrolla en papel de plata, hay quién
se hace actriz porno y disfruta los bukkakes en su cara.
Conforme la música avanza y el tímpano se sumerge
en el movimiento de las olas, uno se deja muchas cosas
por hacer, uno se deja, también, muchas cosas por
descartar. Y -ya se sabe- cuando el limón se pudre, verde,
o cuando la oscuridad asalta las casas recubriendo techos,
persianas y paredes... aunque pese, toca esperar; mirar,
palpar, escuchar, saborear y detenerse sobre la creación;
poco a poco, prestarse a escalar el destino chirriante de las horas.
Ayer era miércoles, hoy jueves... hace milenios escogimos el cielo
y la tierra, regalos que, por su delgadez, nunca llegamos a comprender.
Es triste... las palabras nos ayunan, el tiempo nos divierte, ambos penetran
nuestras carnes y nos desmiden la sangre en ecuaciones científicas.
Como una bomba blanca, nuestros ojos se inundan de percepciones
y elegimos y elegimos y elegimos, aparentemente,
un torrente por dónde llevar nuestro caudal.
Al final, llegada la desmentida muerte,
todos creemos haber escogido un modo cuál
organizarnos, todos creemos haber escogido
quiénes somos, quiénes hemos
sido...
¿Aunque uno debe preguntarse si es
eso cierto; si uno no ha pasado muchas
veces de largo desafinando las galaxias
y los astros o si uno no ha sido un pobre
náufrago tirando continuamente,
al mar de la vida, mensajes de
auxilio
en una botella?
Quintí Casals
miércoles, 25 de junio de 2014
Náufrago
Todas las noches soy un náufrago.
Todas las noches acaba un viejo
día; la oscuridad asalta mi casa
recubriendo paredes, techos y
persianas y, como el padre que
fuma afuera de una sala de partos,
me tumbo en mi cama
para, simplemente, esperar
a mañana.
Todos las noches pasa igual.
Lanzo una botella con un
mensaje S.O.S al mar...
pero las paso solo,
pero nadie viene
a rescatarme.
Quintí Casals
Todas las noches acaba un viejo
día; la oscuridad asalta mi casa
recubriendo paredes, techos y
persianas y, como el padre que
fuma afuera de una sala de partos,
me tumbo en mi cama
para, simplemente, esperar
a mañana.
Todos las noches pasa igual.
Lanzo una botella con un
mensaje S.O.S al mar...
pero las paso solo,
pero nadie viene
a rescatarme.
Quintí Casals
Imitación
Y los gorriones, que son
la calderilla del cielo.
Miguel D'Ors
¿Y qué deben pensar los
pájaros que sobrevuelan los
aeropuertos viendo
los aviones pasar
y qué deben pensar los perros
que observan un solar
en construcción
o los almendros que
avistan las flores de plástico
o las moscas que
se derriten en la basura?
¿Qué deben pensar
los niños que, agazapados,
cuentan los segundos del juego
del escondite y escuchan a los mayores,
al fondo de la sala,
discutir en la mesa por quién votar
o los Dioses que presuntamente
nos engendraron, qué deben
pensar...
que somos un "made in china"
en una chaqueta de diamantes;
que somos una burda y mísera
imitación
de la naturaleza?
Quintí Casals
la calderilla del cielo.
Miguel D'Ors
¿Y qué deben pensar los
pájaros que sobrevuelan los
aeropuertos viendo
los aviones pasar
y qué deben pensar los perros
que observan un solar
en construcción
o los almendros que
avistan las flores de plástico
o las moscas que
se derriten en la basura?
¿Qué deben pensar
los niños que, agazapados,
cuentan los segundos del juego
del escondite y escuchan a los mayores,
al fondo de la sala,
discutir en la mesa por quién votar
o los Dioses que presuntamente
nos engendraron, qué deben
pensar...
que somos un "made in china"
en una chaqueta de diamantes;
que somos una burda y mísera
imitación
de la naturaleza?
Quintí Casals
lunes, 23 de junio de 2014
Charleston
Ayer pasé la noche
junto a una amiga
y no pasó nada
y nos quedamos
quietos. Tanto el uno
como el otro quería
abalanzarse sobre el
uno y el otro y el otro
y el uno; pero no, no pasó
nada. Tan sólo susurros,
magia, miradas, bajo la presencia
inútil del aire acondicionado.
Fue bonito... y pensar que yo
quería morderla en el cuello
como un
vampiro...
Quintí Casals
junto a una amiga
y no pasó nada
y nos quedamos
quietos. Tanto el uno
como el otro quería
abalanzarse sobre el
uno y el otro y el otro
y el uno; pero no, no pasó
nada. Tan sólo susurros,
magia, miradas, bajo la presencia
inútil del aire acondicionado.
Fue bonito... y pensar que yo
quería morderla en el cuello
como un
vampiro...
Quintí Casals
domingo, 22 de junio de 2014
Inventario
mis plantas comienzan donde acaban las del otro,
mi cuerpo comienza donde acabo yo.
Óscar García Sierra
¿En realidad por qué enojarse,
por qué solicitar ser feliz en la
sala del psicólogo o reclamar
habitar, en los días de encrucijada,
la calle paraíso; en realidad qué da
más intentar escapar del tiempo,
cruzar la Madrid del terciopelo
o debatirse entre el amor
o la sombra? ¿Realmente qué
coño importa que sea miércoles o
jueves, que me ofrezcan margaritas
o lavandas? ¿Si la música continua
sonando en el salón, si las manchas
sólo las madres las quitan, si los
hombres necesitamos a la vez
protección y autonomía, quién
puede decir que nos convenga
vivir, quién se atreve a afirmar
no haber llorado nunca? ¿Por qué
pasar toda la noche junto a la ausencia
o dibujar un autorretrato, por qué limitar
las fronteras de la lluvia o vaciar el vaso?
Mirar la Formula 1, crear una cuenta corriente,
comer un ajo crudo antes de la comida...
¿Por qué llenar el vacío, por qué hacer
germinar flores el desierto de la memoria?
¿Si tan sólo soy yo un saco de piel
relleno de órganos e ideas, en realidad
qué importa que la esperanza nos
muerda -recia- si la enfadas, que
nos falte aquella palabra que
que nos barnice, eternos?
¿Si la suerte es una moneda
echada al aire cómo osar buscar
decidir? ¿En realidad por qué no
intentar ser plantas, por qué empeñarse
tanto en definir el ruido y el
sabor de la nada?
¿En realidad,
qué somos?
Quintí Casals
mi cuerpo comienza donde acabo yo.
Óscar García Sierra
¿En realidad por qué enojarse,
por qué solicitar ser feliz en la
sala del psicólogo o reclamar
habitar, en los días de encrucijada,
la calle paraíso; en realidad qué da
más intentar escapar del tiempo,
cruzar la Madrid del terciopelo
o debatirse entre el amor
o la sombra? ¿Realmente qué
coño importa que sea miércoles o
jueves, que me ofrezcan margaritas
o lavandas? ¿Si la música continua
sonando en el salón, si las manchas
sólo las madres las quitan, si los
hombres necesitamos a la vez
protección y autonomía, quién
puede decir que nos convenga
vivir, quién se atreve a afirmar
no haber llorado nunca? ¿Por qué
pasar toda la noche junto a la ausencia
o dibujar un autorretrato, por qué limitar
las fronteras de la lluvia o vaciar el vaso?
Mirar la Formula 1, crear una cuenta corriente,
comer un ajo crudo antes de la comida...
¿Por qué llenar el vacío, por qué hacer
germinar flores el desierto de la memoria?
¿Si tan sólo soy yo un saco de piel
relleno de órganos e ideas, en realidad
qué importa que la esperanza nos
muerda -recia- si la enfadas, que
nos falte aquella palabra que
que nos barnice, eternos?
¿Si la suerte es una moneda
echada al aire cómo osar buscar
decidir? ¿En realidad por qué no
intentar ser plantas, por qué empeñarse
tanto en definir el ruido y el
sabor de la nada?
¿En realidad,
qué somos?
Quintí Casals
sábado, 21 de junio de 2014
Manual del drogadicto: cómo afrontar una resaca
Café.
Ibuprofeno.
Agua.
Fruta.
Ducha templada.
Ducha fría.
Vuelta a empezar:
whisky o ginebra.
Quintí Casals
Ibuprofeno.
Agua.
Fruta.
Ducha templada.
Ducha fría.
Vuelta a empezar:
whisky o ginebra.
Quintí Casals
viernes, 20 de junio de 2014
Manos de mantequilla
El horizonte
abraza lejanías,
puntos de fuga.
José Luis Morante
No se debe tener prisa por
conocer. No se debe confiar
en el horóscopo o en el horizonte.
Mentira y muerte, palabras que se escapan.
El universo no cabe en una mano,
mas el ahora se escabulle,
como colonia,
entre los dedos.
Quintí Casals
abraza lejanías,
puntos de fuga.
José Luis Morante
No se debe tener prisa por
conocer. No se debe confiar
en el horóscopo o en el horizonte.
Mentira y muerte, palabras que se escapan.
El universo no cabe en una mano,
mas el ahora se escabulle,
como colonia,
entre los dedos.
Quintí Casals
jueves, 19 de junio de 2014
Evolución
Se preguntó: ¿Para qué sirve el hombre?
Asimismo se respondió: para el progreso.
Alzó la mirada entre todo el humo
contaminado que salía
de las fábricas
y avistó la ultraviolencia
de la degollina de los árboles.
En la TV hablaban del agujero negro.
En el periódico se comentaban los
beneficios de tener ganado estabulado.
Entonces crujió un muñeco
de plástico con el puño.
Somos la evolución -se dijo-
y toda evolución, como
cualquier crisis,
detenta un fin.
Quintí Casals
Asimismo se respondió: para el progreso.
Alzó la mirada entre todo el humo
contaminado que salía
de las fábricas
y avistó la ultraviolencia
de la degollina de los árboles.
En la TV hablaban del agujero negro.
En el periódico se comentaban los
beneficios de tener ganado estabulado.
Entonces crujió un muñeco
de plástico con el puño.
Somos la evolución -se dijo-
y toda evolución, como
cualquier crisis,
detenta un fin.
Quintí Casals
Amigo
Un amigo es aquel hermano
que uno escoge, no antes,
sino después de nacer;
un compañero con quién se
reparte el trozo de pastel,
con quién -llegado el verano-
se aspira a abandonar toda
inutilidad anclada, para, así,
por un momento, compartir
el silencio de la realidad.
Un amigo es un tesoro encontrado
por casualidad, un trayecto inverosímil
que no delimita verdad alguna; sino tan
sólo una compañía cierta que aprieta
fuerte al final de los días y que, sutil, hace
brotar amapolas cuando aún es invierno.
Es bonito, llegados los 20 añitos, preguntarse cómo
eso logró ser así, por qué esa persona, por qué su hechizo;
es bonito cerrar los parpados en el oscuro ángulo de la soledad
y pensar en qué milésima de milagro, en qué
maldito segundo
tuvimos la suerte
de pasar de ser
conocidos
a llamarnos,
entre nosotros
en voz alta y clara,
hermanos.
Quintí Casals
que uno escoge, no antes,
sino después de nacer;
un compañero con quién se
reparte el trozo de pastel,
con quién -llegado el verano-
se aspira a abandonar toda
inutilidad anclada, para, así,
por un momento, compartir
el silencio de la realidad.
Un amigo es un tesoro encontrado
por casualidad, un trayecto inverosímil
que no delimita verdad alguna; sino tan
sólo una compañía cierta que aprieta
fuerte al final de los días y que, sutil, hace
brotar amapolas cuando aún es invierno.
Es bonito, llegados los 20 añitos, preguntarse cómo
eso logró ser así, por qué esa persona, por qué su hechizo;
es bonito cerrar los parpados en el oscuro ángulo de la soledad
y pensar en qué milésima de milagro, en qué
maldito segundo
tuvimos la suerte
de pasar de ser
conocidos
a llamarnos,
entre nosotros
en voz alta y clara,
hermanos.
Quintí Casals
miércoles, 18 de junio de 2014
Lluvia en un día normal
Cuando llueve el mundo es un grito;
el firmamento se llena de gris óxido
y los árboles se mojan como el caracol
que pasea. El mundo estalla, estalla, estalla...
en el reventar de las gotitas sobre la tierra
hinchada. Crecerán frutos, piensan los campesinos.
Crecerá el futuro, piensan los soñadores. La soledad,
mientras tanto, se establece como un fuera de juego
en el estómago de los apartamentos.
Las nubes infladas, el estallido del
trueno; cuando llueve parece que el apocalipsis
ponga fin a nuestra historia. Las madres avistan
al relámpago y llaman a casa de sus nietos por
si algo ha pasado. Los perros ladran y la gente
corre de acera en acera para esconderse, como puede,
bajo los toldos de las casas. El miedo surfea encima
del barro y los cristales titilantes. Nadie osa
dejar de correr. Nadie osa dejar de
esconderse... aunque la lluvia
refresque la piel, aunque
el agua lave la cara.
El corazón se nos agita.
No lo sabemos pero
la resurrección si existe en vida.
No es bueno temerle a la tormenta.
Es de cobardes dudar de las rosas líquidas que pedregan.
Es de tontos huir cuando el mundo grita, es de imbéciles
escapar cuando la situación se complica; ya que,
tarde o temprano, un brillo invade nuestras pestañas
y los tejados se iluminan
en una sonrisa.
Quintí Casals
el firmamento se llena de gris óxido
y los árboles se mojan como el caracol
que pasea. El mundo estalla, estalla, estalla...
en el reventar de las gotitas sobre la tierra
hinchada. Crecerán frutos, piensan los campesinos.
Crecerá el futuro, piensan los soñadores. La soledad,
mientras tanto, se establece como un fuera de juego
en el estómago de los apartamentos.
Las nubes infladas, el estallido del
trueno; cuando llueve parece que el apocalipsis
ponga fin a nuestra historia. Las madres avistan
al relámpago y llaman a casa de sus nietos por
si algo ha pasado. Los perros ladran y la gente
corre de acera en acera para esconderse, como puede,
bajo los toldos de las casas. El miedo surfea encima
del barro y los cristales titilantes. Nadie osa
dejar de correr. Nadie osa dejar de
esconderse... aunque la lluvia
refresque la piel, aunque
el agua lave la cara.
El corazón se nos agita.
No lo sabemos pero
la resurrección si existe en vida.
No es bueno temerle a la tormenta.
Es de cobardes dudar de las rosas líquidas que pedregan.
Es de tontos huir cuando el mundo grita, es de imbéciles
escapar cuando la situación se complica; ya que,
tarde o temprano, un brillo invade nuestras pestañas
y los tejados se iluminan
en una sonrisa.
Quintí Casals
martes, 17 de junio de 2014
Biografía
Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Ángel González
Yo he visto en la noche a los hombres
abrazarse fuerte, desesperados y con los
ojos cerrados, al raso de su almohada. He
visto también las cigüeñas cruzar en rojo;
he visto sus piernas, tenebrosas,
desafiar el peligro bailando entre raya y raya.
Yo he intentado ir hacia adelante,
yo he intentado no ir hacia atrás y he perdido,
algunas veces, mi coreografía en los escombros de
la muerte. Yo he sido el verano-incendio sintiendo
la nieve deshacerse en mis manos. Yo he sido
el invierno-escarcha sintiendo la emoción congelarse
en mi pene.
Yo, yo, yo...
apenas he estado solo.
En un entorno aparentemente
posible, mi corazón ha estado habitado
varias veces. Hay quién lo ha dejado
limpio al irse, hay quién lo ha agrietado
e incapacitado para las visitas próximas.
Yo he sido sangre desnuda cruzando
los callejones soleados de las orbes. Yo he
sido un verso en malas manos recorriendo
el esófago cardado de un poeta maldito.
Humo que recorre el sistema solar a
tirabuzones inquietos, yo he sido
el camino que lleva a las afueras.
A casi todos los genitales he amado tiernamente.
Nunca he poseído tierra alguna. He intentado no ser de nadie.
Defecto y afecto, creo no haber tenido siempre fortuna.
¿Quién puede decir que sepa que pisan los deditos de sus pies?
¿Quién sabe si Dios nos mira con unos prismáticos gigantes?
Nada pertenece a nada. Aguarrás sucio, natural.
Yo he buscado al inmóvil silencio en el umbral de mi mirada
y he creído más en los perros que en las personas.
Yo, blanco y gris, he sentido la placenta escurrirse
por el arenal sepulcral del tiempo. Yo -eso sí puedo afirmarlo-,
como presencia que no ocupa ambiente, he sido esperanza; yo, como
deseo fugaz y ensueño, he sido casi realidad en los cumpleaños
dónde el aire, al soplar las velas, ha deshinchado
la vida de mis pulmones.
Tenue estupor de niño,
ni el viento ni el agua te apagan;
yo he sido interlocutor y mi alma fantasma...
mas nunca nos hemos tocado,
mas vivimos íntimamente los dos juntos.
Sólido hielo de adulto,
ni la tierra ni la luz te entierran;
yo he sido ventana y el porvenir paisaje...
mas nunca me he movido,
mas nunca lo he alcanzado.
Quintí Casals
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Ángel González
Yo he visto en la noche a los hombres
abrazarse fuerte, desesperados y con los
ojos cerrados, al raso de su almohada. He
visto también las cigüeñas cruzar en rojo;
he visto sus piernas, tenebrosas,
desafiar el peligro bailando entre raya y raya.
Yo he intentado ir hacia adelante,
yo he intentado no ir hacia atrás y he perdido,
algunas veces, mi coreografía en los escombros de
la muerte. Yo he sido el verano-incendio sintiendo
la nieve deshacerse en mis manos. Yo he sido
el invierno-escarcha sintiendo la emoción congelarse
en mi pene.
Yo, yo, yo...
apenas he estado solo.
En un entorno aparentemente
posible, mi corazón ha estado habitado
varias veces. Hay quién lo ha dejado
limpio al irse, hay quién lo ha agrietado
e incapacitado para las visitas próximas.
Yo he sido sangre desnuda cruzando
los callejones soleados de las orbes. Yo he
sido un verso en malas manos recorriendo
el esófago cardado de un poeta maldito.
Humo que recorre el sistema solar a
tirabuzones inquietos, yo he sido
el camino que lleva a las afueras.
A casi todos los genitales he amado tiernamente.
Nunca he poseído tierra alguna. He intentado no ser de nadie.
Defecto y afecto, creo no haber tenido siempre fortuna.
¿Quién puede decir que sepa que pisan los deditos de sus pies?
¿Quién sabe si Dios nos mira con unos prismáticos gigantes?
Nada pertenece a nada. Aguarrás sucio, natural.
Yo he buscado al inmóvil silencio en el umbral de mi mirada
y he creído más en los perros que en las personas.
Yo, blanco y gris, he sentido la placenta escurrirse
por el arenal sepulcral del tiempo. Yo -eso sí puedo afirmarlo-,
como presencia que no ocupa ambiente, he sido esperanza; yo, como
deseo fugaz y ensueño, he sido casi realidad en los cumpleaños
dónde el aire, al soplar las velas, ha deshinchado
la vida de mis pulmones.
Tenue estupor de niño,
ni el viento ni el agua te apagan;
yo he sido interlocutor y mi alma fantasma...
mas nunca nos hemos tocado,
mas vivimos íntimamente los dos juntos.
Sólido hielo de adulto,
ni la tierra ni la luz te entierran;
yo he sido ventana y el porvenir paisaje...
mas nunca me he movido,
mas nunca lo he alcanzado.
Quintí Casals
lunes, 16 de junio de 2014
Million dollar poet
Los poetas somos los
boxeadores de lo indefinible.
Luchamos, recios, en el ring de la vida.
Peleamos, incansables,
contra la poca destreza del
conocimiento; disputamos,
conscientes, una batalla a muerte
contra el mundo
y recibimos cuantiosos ganchos en la cara
y recibimos puñetazos constantes
en la boca del estómago.
A veces vomitamos sangre
en forma de versos.
A veces vapuleamos al enemigo
con un buen poema.
La historia está escrita con nuestros nombres,
somos los profetas elegidos para reseñar la belleza
y la fealdad.
Dicen que merecemos todo el respeto por
luchar de esta manera sin cansarnos,
sin embargo, estamos los poetas condenados
a perder continuamente
en la boca del
tormento.
Quintí Casals
boxeadores de lo indefinible.
Luchamos, recios, en el ring de la vida.
Peleamos, incansables,
contra la poca destreza del
conocimiento; disputamos,
conscientes, una batalla a muerte
contra el mundo
y recibimos cuantiosos ganchos en la cara
y recibimos puñetazos constantes
en la boca del estómago.
A veces vomitamos sangre
en forma de versos.
A veces vapuleamos al enemigo
con un buen poema.
La historia está escrita con nuestros nombres,
somos los profetas elegidos para reseñar la belleza
y la fealdad.
Dicen que merecemos todo el respeto por
luchar de esta manera sin cansarnos,
sin embargo, estamos los poetas condenados
a perder continuamente
en la boca del
tormento.
Quintí Casals
domingo, 15 de junio de 2014
La odisea
Un extraterrestre, hace millones y
millones de años -cuando el aire aún
se sorbía a sí mismo-, después de varias
charlas familiares y después, también,
de alertar a todos sus amigos más amigos...
decidió, un día,
venir de viaje a la Tierra.
Fabricó con sus manos
una nave aeronáutica maravillosa.
Preparó durante seis abriles
una pista de despegue gigantesca.
Todos en su comunidad hablaban de él.
Todos en su comunidad alababan su decisión.
No obstante, cuando le preguntaban al
extraterrestre por si tenía miedo, por si
sabía en realidad dónde se dirigía... él,
valentón, respondía que no había para tanto,
que la vida era más bonita cuánto más
llegabas a conocer.
Pasaron soles y lunas, nubes y ruinas.
Llegó el día de la marcha y el extraterrestre,
feliz por su futuro, trasnochado por la
incertidumbre, se despidió de los suyos.
Subió a la nave, encendió después el motor, acicaló las aletas
firmemente y -3, 2, 1...- se lanzó a conquistar la galaxia.
Fluyó por es espacio como un ave.
Esquivó asteroides y estrellas, toreó
meteoritos y cometas y, después
de sortear toda la vía láctea entera,
llegó a nuestro planeta.
Al bajar de la nave, al primer paso que dio,
el extraterrestre vio volar una mariposa.
Se asombró con las alas tan coloridas que tenía,
se asombró de todo el espacio por dónde podía
aquel bichito planear
y se puso a mirar a las hormigas,
genéticamente configuradas para establecer
una sociedad igualitaria
y se perdió por la selva
mojándose pies y manos
por la humedad
y se distrajo con el amanecer
de la lluvia
y acarició a un lobo
manso.
El extraterrestre se enamoró
de la Tierra. En la Guía turística de su planeta
situó nuestro mundo como la mejor estancia
posible dónde alguien podía vivir. Todos
los habitantes de su región hablaban del mar,
de los volcanes, de las praderas. La Tierra
era famosa. La Tierra era un oasis hecho
realidad.
Pasaron muchos y muchos
años y el extraterrestre, pletórico
de nostalgia, un día decidió volver.
Por aquél tiempo la Tierra se había vuelto
gris, crecían primas de cemento hacia lo alto
del cielo y había sitios dónde ponía en letras
grandes, relucientes y robóticas:
"Fnac", "Corte Inglés", "Pirelli".
Había también unos seres verticales -pálidos,
también marrones- que intercambiaban
rituales con las manos, que jugaban a un
juego llamado billar
y decían ser capaces
de hacer cálculos, herramientas o chistes.
El extraterrestre, asombrado, caminó
por patrias y territorios, por mares
y ventanas
y tomó una hamburguesa
de carne 100% vacuno
en un "Burger King"
y se puso unas
gafas de sol
y encendió un ventilador
de polipropileno
y tiró, finalmente,
un mapa
a la basura
para perderse,
cabizbajo,
en la indiferencia
de la ciudad.
Quintí Casals
millones de años -cuando el aire aún
se sorbía a sí mismo-, después de varias
charlas familiares y después, también,
de alertar a todos sus amigos más amigos...
decidió, un día,
venir de viaje a la Tierra.
Fabricó con sus manos
una nave aeronáutica maravillosa.
Preparó durante seis abriles
una pista de despegue gigantesca.
Todos en su comunidad hablaban de él.
Todos en su comunidad alababan su decisión.
No obstante, cuando le preguntaban al
extraterrestre por si tenía miedo, por si
sabía en realidad dónde se dirigía... él,
valentón, respondía que no había para tanto,
que la vida era más bonita cuánto más
llegabas a conocer.
Pasaron soles y lunas, nubes y ruinas.
Llegó el día de la marcha y el extraterrestre,
feliz por su futuro, trasnochado por la
incertidumbre, se despidió de los suyos.
Subió a la nave, encendió después el motor, acicaló las aletas
firmemente y -3, 2, 1...- se lanzó a conquistar la galaxia.
Fluyó por es espacio como un ave.
Esquivó asteroides y estrellas, toreó
meteoritos y cometas y, después
de sortear toda la vía láctea entera,
llegó a nuestro planeta.
Al bajar de la nave, al primer paso que dio,
el extraterrestre vio volar una mariposa.
Se asombró con las alas tan coloridas que tenía,
se asombró de todo el espacio por dónde podía
aquel bichito planear
y se puso a mirar a las hormigas,
genéticamente configuradas para establecer
una sociedad igualitaria
y se perdió por la selva
mojándose pies y manos
por la humedad
y se distrajo con el amanecer
de la lluvia
y acarició a un lobo
manso.
El extraterrestre se enamoró
de la Tierra. En la Guía turística de su planeta
situó nuestro mundo como la mejor estancia
posible dónde alguien podía vivir. Todos
los habitantes de su región hablaban del mar,
de los volcanes, de las praderas. La Tierra
era famosa. La Tierra era un oasis hecho
realidad.
Pasaron muchos y muchos
años y el extraterrestre, pletórico
de nostalgia, un día decidió volver.
Por aquél tiempo la Tierra se había vuelto
gris, crecían primas de cemento hacia lo alto
del cielo y había sitios dónde ponía en letras
grandes, relucientes y robóticas:
"Fnac", "Corte Inglés", "Pirelli".
Había también unos seres verticales -pálidos,
también marrones- que intercambiaban
rituales con las manos, que jugaban a un
juego llamado billar
y decían ser capaces
de hacer cálculos, herramientas o chistes.
El extraterrestre, asombrado, caminó
por patrias y territorios, por mares
y ventanas
y tomó una hamburguesa
de carne 100% vacuno
en un "Burger King"
y se puso unas
gafas de sol
y encendió un ventilador
de polipropileno
y tiró, finalmente,
un mapa
a la basura
para perderse,
cabizbajo,
en la indiferencia
de la ciudad.
Quintí Casals
viernes, 13 de junio de 2014
Felicidad
Mika está aquí conmigo...
jadeando, ladrando,
lamiendo mi libreta,
jodiéndome el poema.
No importa, que siga.
No tenía nada sobre lo que escribir
y ella debía saberlo.
La felicidad no existe,
déjalo...
habrá querido decirme.
Quintí Casals
jadeando, ladrando,
lamiendo mi libreta,
jodiéndome el poema.
No importa, que siga.
No tenía nada sobre lo que escribir
y ella debía saberlo.
La felicidad no existe,
déjalo...
habrá querido decirme.
Quintí Casals
jueves, 12 de junio de 2014
Asesino
Y quien se obliga a amar a todo el mundo
engendra a un asesino en su propio cuerpo.
D.H. Lawrence
Cada vez me doy más
cuenta que soy como una
flor cerrada.
Sí, como un capullo:
un precioso y brillante
capullo
que no deja ver
sus colores más vivos.
Me gusto demasiado
por lo poco que me amo.
Y no es que sea mala persona;
cada noche le doy un beso a mis
padres antes de irme a dormir,
procuro no pisar las hormigas al
caminar. La verdad, intento ser bueno.
Pero es que estar bien a mí
me supera. No puedo hacerle más,
el agua tibia a mí me quema.
Pasear por la calle
y esas rotondas y esos edificios grises,
pasear por una nube
y todos aquellos ojos brunos mirándome,
pasear por el campo
y aquellos currantes negros comprados
a 4 euros la hora...
me superan.
No sé estar en ningún sitio.
No sé estar en ninguna estación.
Yo vine al mundo para amarlo,
pero me ha decepcionado.
Quintí Casals
engendra a un asesino en su propio cuerpo.
D.H. Lawrence
Cada vez me doy más
cuenta que soy como una
flor cerrada.
Sí, como un capullo:
un precioso y brillante
capullo
que no deja ver
sus colores más vivos.
Me gusto demasiado
por lo poco que me amo.
Y no es que sea mala persona;
cada noche le doy un beso a mis
padres antes de irme a dormir,
procuro no pisar las hormigas al
caminar. La verdad, intento ser bueno.
Pero es que estar bien a mí
me supera. No puedo hacerle más,
el agua tibia a mí me quema.
Pasear por la calle
y esas rotondas y esos edificios grises,
pasear por una nube
y todos aquellos ojos brunos mirándome,
pasear por el campo
y aquellos currantes negros comprados
a 4 euros la hora...
me superan.
No sé estar en ningún sitio.
No sé estar en ninguna estación.
Yo vine al mundo para amarlo,
pero me ha decepcionado.
Quintí Casals
martes, 10 de junio de 2014
Pecado y norma
Aquél de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra.
Jesucristo según Juan 8:1-7
La vida es un fracaso tras otro hasta que deseas que Flanders se muera.
Homer Simpson
¿Si cada día nos resolvemos
los primates ante la lumbre
voluminosa de las velas, si cada noche
nos consumimos los hombres en el
deterioro de la memoria... quién puede
decir que sus ropas sean las acertadas
para la ocasión?
Si cada hacha que
corta un árbol significa el
comienzo de un fin, si cada
microbio que nace en el musgo
es iluminado en el silencio
de la nimiedad y el secreto, quién
puede decir que haya algo activo
bajo nuestra piel?
Mirarse al espejo es ver
al hombre invisible en
color y relieve.
¿Si cada humillación
avista la resurrección, si
cada muerte denota la vida,
quién puede decir que la jactancia
del mundo sea perfecta o exacta?
¿Si cada mejilla de nuestro
azar se subleva a nuestra
mente-roca, si cada sueño de
nuestro anónimo tacto se eriza
frente la victoria del destino, quién
puede decir que controle
quién es?
Mirarse al espejo es ver
al hombre invisible en
color y relieve.
¿Si el resumen de nuestro
corazón es batear hacia
la nada, si los globos se
deshinchan conforme se
agranda el espacio,
quién puede decir
que esté libre
de pecado?
Quintí Casals
Jesucristo según Juan 8:1-7
La vida es un fracaso tras otro hasta que deseas que Flanders se muera.
Homer Simpson
¿Si cada día nos resolvemos
los primates ante la lumbre
voluminosa de las velas, si cada noche
nos consumimos los hombres en el
deterioro de la memoria... quién puede
decir que sus ropas sean las acertadas
para la ocasión?
Si cada hacha que
corta un árbol significa el
comienzo de un fin, si cada
microbio que nace en el musgo
es iluminado en el silencio
de la nimiedad y el secreto, quién
puede decir que haya algo activo
bajo nuestra piel?
Mirarse al espejo es ver
al hombre invisible en
color y relieve.
¿Si cada humillación
avista la resurrección, si
cada muerte denota la vida,
quién puede decir que la jactancia
del mundo sea perfecta o exacta?
¿Si cada mejilla de nuestro
azar se subleva a nuestra
mente-roca, si cada sueño de
nuestro anónimo tacto se eriza
frente la victoria del destino, quién
puede decir que controle
quién es?
Mirarse al espejo es ver
al hombre invisible en
color y relieve.
¿Si el resumen de nuestro
corazón es batear hacia
la nada, si los globos se
deshinchan conforme se
agranda el espacio,
quién puede decir
que esté libre
de pecado?
Quintí Casals
Sueño americano
De sueños americanos va la cosa.
Alcanzar tus objetivos, triunfar.
Lidiar la batalla incoherente contra
la corriente para, así, no fracasar.
Lo sabe el ejecutivo, el empresario
y el político; que comen de las heces
de sus superiores y de las carnes
de sus inferiores para pronunciar
sin creces la palabra libertad.
Lo sabe el hippie, el anarquista
y el progre; que proclaman que
el amor es libre y a su vez
determinan una igualdad
averiada en la llaga de la utopía
o en el parking de Florida.
De sueños americanos va la cosa.
Alcanzar tus objetivos, triunfar.
Lidiar la batalla incoherente contra
la corriente para, así, no fracasar.
Y es verdad y es verdad...
la libertad y la igualdad existen;
muchas personas buscan fabricarlas.
Y es verdad y es verdad...
la libertad y la igualdad existen,
pero la una a la otra se destripan
mientras la solidaridad
yace en la imaginación
de los más incautos.
Quintí Casals
Alcanzar tus objetivos, triunfar.
Lidiar la batalla incoherente contra
la corriente para, así, no fracasar.
Lo sabe el ejecutivo, el empresario
y el político; que comen de las heces
de sus superiores y de las carnes
de sus inferiores para pronunciar
sin creces la palabra libertad.
Lo sabe el hippie, el anarquista
y el progre; que proclaman que
el amor es libre y a su vez
determinan una igualdad
averiada en la llaga de la utopía
o en el parking de Florida.
De sueños americanos va la cosa.
Alcanzar tus objetivos, triunfar.
Lidiar la batalla incoherente contra
la corriente para, así, no fracasar.
Y es verdad y es verdad...
la libertad y la igualdad existen;
muchas personas buscan fabricarlas.
Y es verdad y es verdad...
la libertad y la igualdad existen,
pero la una a la otra se destripan
mientras la solidaridad
yace en la imaginación
de los más incautos.
Quintí Casals
lunes, 9 de junio de 2014
Mi país
En mi país no hay musas que
valgan, no hay leyes que rijan
los siglos que deparan el porvenir.
En mi país no hay sirenas, no
hay olvido que separe la palabra
y el hecho.
Los sofás se llenan de glúteos,
las teles se llenan de fútbol y
los cadáveres se llenan de oraciones.
En mi país el amor puro se transporta
en camiones; se exporta a otros
países menos desarrollados y entonces
los amantes se quejan, se dejan, agregan
a otras personas en Facebook y follan
sin parar.
Las tardes en mi país suelen
romperse, sobre la caricia de la luna,
en una confrontación movediza.
No estamos los paisanos
preparados
para definirnos como estables
y sufrimos, inalienables,
por tonterías desechables.
Alrededor de las calles de mi país, de acero
y de metal, por estos lúgubres
andenes de trenes y personas,
los niños junto a sus padres buscan
en los contenedores
algo que buscar.
Los policías llevan
pistola, nuestros líderes nos roban,
la gasolina es un tejido a favor de la
guerra y los magrebíes son escupidos
en la cara por ser de piel
apagada.
Por suerte, en mi país aún hay quién regala
flores a su madre; aún hay quien discute
al psicólogo que la vida es un contra
la contra.
Y es cierto; en mi barrio aún hay iglesias,
colegios, semáforos que nos distribuyen;
pero para nada hay ninguna fuerza interior
que nos sobrepase hacia el mañana.
En mi país no hay funerales, no hay
hielo que le valga al herido. En mi
país se añora la infancia del 39
y el menor movimiento erige
un problema.
A veces me gustaría vivir
entre 4 paredes. Sin ventanas.
Cerrado al vacío, sin ver nada
de lo de afuera. Mi país es triste.
Por las arterias de su tierra
se propaga
una descarga eléctrica de
muertes e injusticia. Mi patria
se congrega entre blasfemias, frustraciones
y orgullos. Este es mi país, un país triste y anémico.
¿Y Cuántos desahucios y cuántos mendigos
y cuánto fascismo tendrá este país
que corresponder? ¿Y cuánta
poesía y cuánto inocente tendrá
este país que apresar?
Este no es país para viejos,
este no es país para jóvenes.
Definitivamente,
este no es país
para nadie.
Quintí Casals
valgan, no hay leyes que rijan
los siglos que deparan el porvenir.
En mi país no hay sirenas, no
hay olvido que separe la palabra
y el hecho.
Los sofás se llenan de glúteos,
las teles se llenan de fútbol y
los cadáveres se llenan de oraciones.
En mi país el amor puro se transporta
en camiones; se exporta a otros
países menos desarrollados y entonces
los amantes se quejan, se dejan, agregan
a otras personas en Facebook y follan
sin parar.
Las tardes en mi país suelen
romperse, sobre la caricia de la luna,
en una confrontación movediza.
No estamos los paisanos
preparados
para definirnos como estables
y sufrimos, inalienables,
por tonterías desechables.
Alrededor de las calles de mi país, de acero
y de metal, por estos lúgubres
andenes de trenes y personas,
los niños junto a sus padres buscan
en los contenedores
algo que buscar.
Los policías llevan
pistola, nuestros líderes nos roban,
la gasolina es un tejido a favor de la
guerra y los magrebíes son escupidos
en la cara por ser de piel
apagada.
Por suerte, en mi país aún hay quién regala
flores a su madre; aún hay quien discute
al psicólogo que la vida es un contra
la contra.
Y es cierto; en mi barrio aún hay iglesias,
colegios, semáforos que nos distribuyen;
pero para nada hay ninguna fuerza interior
que nos sobrepase hacia el mañana.
En mi país no hay funerales, no hay
hielo que le valga al herido. En mi
país se añora la infancia del 39
y el menor movimiento erige
un problema.
A veces me gustaría vivir
entre 4 paredes. Sin ventanas.
Cerrado al vacío, sin ver nada
de lo de afuera. Mi país es triste.
Por las arterias de su tierra
se propaga
una descarga eléctrica de
muertes e injusticia. Mi patria
se congrega entre blasfemias, frustraciones
y orgullos. Este es mi país, un país triste y anémico.
¿Y Cuántos desahucios y cuántos mendigos
y cuánto fascismo tendrá este país
que corresponder? ¿Y cuánta
poesía y cuánto inocente tendrá
este país que apresar?
Este no es país para viejos,
este no es país para jóvenes.
Definitivamente,
este no es país
para nadie.
Quintí Casals
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