martes, 30 de diciembre de 2014

La llave

Aquella niebla impune, violenta y desgraciada,
esa tenue y opaca capa de moral no abdicada
que tanto me hizo sufrir, que tanto me hizo rabiar
en la campanada de las decisiones e ilusiones
no encontradas.

Aquél sentimiento de pérdida, de desazón, cólera
tantas veces de búsqueda en redención,
ese tugurio de turbulencias no dichas
que infinitas veces me dejó tirado
en mitad de la calle.

Ese sollozo de no saber qué quiere el prójimo de mí.
Esa bacanal de agarrar tanto amor, tanto infortunio
en el sentido inalienable de las cosas
y sentir, así, el movimiento abrumador del viento...

me lleva a pensar que imposible es

olvidar que la sombra
es lo único subyugado al cuerpo,

olvidar que en mis ojos, tan sólo,
existen mapas sin caminos.

La eternidad es una salida de emergencia
a las múltiples puertas que la vida encierra;

siempre será más fácil morir que sobrevivir
dignamente.

Quintí Casals

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