sábado, 20 de diciembre de 2014

Los hijos de la nada

And if I could be who you wanted
If I could be who you wanted
All the time, all the time

Radiohead

Todas esas musiquitas felices
sonadas y sentidas
en las largas salas de los aeropuertos,
todo ese boyante sentimiento
de que nada será lo mismo
hogaño que estamos lejos.

Sudar, sudar, sudar y pensar
que, ahora, ahora que ningún
consejo
nos sirve nada más
como mera indicación,
volveré a querer escapar
de la luz temprana.

Y pensar que toda esta generación
cree en la paz, en la armonía, Gandhi...

y necesitan, hasta para drogarse,
mierdas de diseño
como el MDMA.

Necesitan los libritos con dibujos,
las películas en 3D,
las instrucciones subtituladas,
el abre-fácil del brick.

Y rubrican haikus como moda
y escriben ecuaciones a la felicidad
y hablan, también, sobre anatomías bancarias
y emoticonos felices.

Borrachos en Tokio, cocaína gubernamental.

Nadie se para a tocar su carne
y preguntar "¿qué será eso?".

Nadie se deja atosigar
por la luna puta,
por la lluvia de otoño.

Porco Dio. Estoy en un avión y aborrezco volar;
ver tanta gente en conjunto, tanta gente inserida en una banana metálica.
Todos apretando sus manos, todos nerviosos si se sientan cerca del ala.
A mí no me importa morir. Tantas cosas he vivido ya.
Fui gusano y mariposa, harina y pan.
Hoy te he dicho adiós, querida,
y sí, me da igual morir.

Me da igual morir junto a esta gente;
quemadas sus pieles y entrañas...
¿Qué quedaría de sus palabras?

El mundo es una idea y nosotros sus letras.

Nietzsche se equivocaba al hablar de sociedad como rebaño;
el rebaño da lana o pan, la sociedad, en cambio,
sirve tan sólo para extinguirse
en su progreso.

El mundo es una idea y nosotros sus letras.

Somos los hijos de la nada
y nada me queda si no estás.

Quintí Casals

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