Ya dejaron de invitarme a las cenas,
ya dejaron de buscarme sobre la acuchillada
barra de un bar;
ya no soy interesante,
ya dejaron de aplaudirme.
Desde este preciso instante,
ya no estoy aceptado en la fiesta
de vivir.
No pasa nada.
No estoy preocupado.
Voy a seguir dibujando al cocodrilo
y a todos sus dientes.
Voy a seguir bailando,
loco,
como dando círculos en un círculo.
Voy a seguir haciendo
mi carajillo ocasional.
Ya dejaron de darme clases y sermones,
ya cesaron de hablarme una y otra vez
de cómo frenar la presa.
Entendieron, al fin, entendieron
mi poca fe en la causa.
Entendieron, después de tantos
lastres y tantos matices,
mi tartamudeo al respirar.
Lo siento.
Yo no tengo piel,
tengo escamas.
Soy un ser acuático
que bucea entre
sus
lágrimas.
Quintí Casals
No hay comentarios:
Publicar un comentario