Se preguntó: ¿Para qué sirve el hombre?
Asimismo se respondió: para el progreso.
Alzó la mirada entre todo el humo
contaminado que salía
de las fábricas
y avistó la ultraviolencia
de la degollina de los árboles.
En la TV hablaban del agujero negro.
En el periódico se comentaban los
beneficios de tener ganado estabulado.
Entonces crujió un muñeco
de plástico con el puño.
Somos la evolución -se dijo-
y toda evolución, como
cualquier crisis,
detenta un fin.
Quintí Casals
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