miércoles, 16 de julio de 2014

Utopía

El deseo, no es simplemente el deseo por cierta cosa; es siempre también el deseo por el deseo mismo: el desear continuar deseando. Quizás el mayor terror del deseo es ser completamente satisfecho, ya no desear más.

Slavoj Zizek

De repente, el sol resplandece sobre las cabezas
de los habitantes de una ciudad gris.

Todo estaba jodido,
absolutamente jodido...

y ahora brillan las canas,
ahí, en cada vórtice
de sus pelos

y ahora brillan las antenas parabólicas
y las baldosas y los trenes y peces
y los comercios 24 horas.

La publicidad de las plazas se apaga junto a sus focos de neón,
las moscas vuelven a volar por las calles,
los ruiseñores vuelven a piar en los parques.

La ciudad es una fiesta de luz y el sol su anfitrión.

El cielo por fin se abre. Sale la gente de sus hoyos y sonríe.
Recogen sus pedazos de sueños, sus pocas miserias
y en la piscina resplandecen de nuevo sus reflejos
y el calor vuelve a fluir por la sangre en un
zambombazo de amor y pasión.

La aurora ha venido a enmoquetar
edificios y vertederos de
un tono bonito.

Y ahora el gris entona
azules y naranjas.

Y ahora
empiezan a florecer sombras
bajo los cuerpos y los ojos que se ciegan

mientras las cabezas brillan, esperanzadas,
como la nieve en verano.

Quintí Casals

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