jueves, 25 de septiembre de 2014

Ubicación

Siempre hablamos sobre el amor,
sobre el sexo, sobre la triste, absurda, desolada
desesperación del ser.

Hablamos demasiado, parcamente demasiado,
sobre todas esas burdas enmiendas,
sobre la coca, los dioses, la imbécil patria
de nuestra casa, la retransmisión deportiva
del siglo.

Hablamos demasiado
y decimos ser felices, estables.
Creemos en tal causa, en tal efecto.
Creemos parcialmente, en un grácil intento de supervivencia,
que nuestros ajetreados e inseguros
pasos
fueron por aquél corriente
-quizás flujo-
por dónde debían
corresponder.

Siempre hablamos, refutamos, respondemos
y no sabemos, pocas y solitarias veces sabemos,

que el deseo se pudre
conforme la flor medra en placer,

que el animal que habita nuestras pieles
quiere correr

y que el miedo que ruge bajo nuestra
interminable desazón de cagarla

es aquello
que, en valor y escape,

nos hace mover

hacia el destino.

Quintí Casals

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