miércoles, 20 de agosto de 2014

Guiri

Ah, guiri sudado y rojo,
con carro, con mujer peluda, con chancleta y calcetín...
¿Por qué viniste a invadir mi patria, mi bandera?
¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?
¿Quién te quiso con tus curiosidades y guías turísticas?

Entiendo lo de viajar,
entiendo cuánto un hombre necesita evadirse
-ah, tú no sabes cuán buen nómada puedo yo ser-...
pero no entiendo tu cocido madrileño en Barcelona,
tu sombrero mejicano en Taiwan.
Tampoco quiero saber qué haces en tu asqueroso hotel
con tus putas cuatro estrellas todo incluido.
Y, además, no me gustan tus andares,
no me gustan tu forma de toser, tu formar de mirar
sobre el trastero de mi país.

Ah, guiri sudado y rojo...
beber, ir a la playa, quizás pillar marihuana,
pagar, darte un atracón, buscar la felicidad durante tus 15 días de permiso.

¿Quién te has creído que eres?
¿Adónde coño vas, pobre diablo?

Retozando entre carnes y sitios de interés,
lavando tus dientes con pasta emigrante,
recorriendo provincias y comarcas con tu labia astral.

¿Cómo pudiste pensar que este sitio era la luna?

Ah, guiri sudado y rojo, abogado de la miseria, carmín emocional...
si de verdad quieres escapar de tus ancestros,
si de verdad has llegado en este aeropuerto para algo...

acepta que ya no eres puro, que ya te burlaste demasiado,
reniega la ecuación, disputa la respuesta imposible
y, enemigo mío,
hazte un favor, un afable y recatado favor,

cesa de actuar como Tintin en sus aventuras,
deja de figurar en otra parte.

Ya hace demasiado
que te fuiste

para siempre

de tu raíz
y de tu árbol.

Quintí Casals

No hay comentarios:

Publicar un comentario