Me pregunto a veces
si habrá alguien,
alguna que otra personita por ahí perdida
que lidie de veras la batalla,
la incoherente y confusa
batalla,
la ilógica e indescifrable
batalla
que es
morir.
Me pregunto hacia dónde
irán esas almas
simples, chicas, difusas,
que creen, firmemente,
en el arte de vivir;
que juegan al balón en las plazas,
que transitan a la vez cruces y esquinas,
que esperan a que el semáforo -pim, pam, pum-
se ponga verde.
Y miran, también, telenovelas por las tardes
y comen, también, macarrones en comidas familiares
y sienten, también, la lágrima brotar
cuando algo no les sale bien.
Me pregunto dónde quedará esa simplicidad
dulce,
dónde habitará todo ese olvido
entrañable,
dónde resistirá, recia y constante,
esa felicidad intermitente
que hace de su vida un lugar estable
e insoluble,
que hace de su vida un oasis
etéreo y, a la vez,
inexistente.
Quintí Casals
No hay comentarios:
Publicar un comentario