He pisado lugares dónde
no está autorizado que los pies besen el suelo,
dónde
todos volaban montados en un tren sin rumbo.
He logrado versos durante instantes
en que mi voz quería apagar sus cuerdas vocales.
He estrangulado la vida seca.
He bailado con la muerte
en su casa.
He vestido camisas de cuadros
en garitos dónde se llevaban las rallas.
He sido el silencio del agua,
el aullar de la naranja, el despiste del gato.
He padecido un naufragio
después de hundir mi barco.
He sonreído fuera de control
sin tener apenas ganas.
He enmudecido la felicidad
con demasiadas preguntas y con demasiados desfases.
Me he refugiado en la cueva del ruido
buscando la paz de las sirenas
buscando quimeras de libertad
pero solo he encontrado terremotos catastróficos.
He olvidado la consciencia dónde sea
muchas y muchas veces
entre schranz y poesía
pero nunca, nunca, nunca
he vivido lejos de mi vida.
Quintí Casals
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