domingo, 13 de octubre de 2013

La discoteca de sueños rotos

Franky y yo
estamos sentados en el sofá rojo
de una discoteca de sueños rotos.

Hablamos
sobre la atmósfera electrónica
que respiran los errantes de ese lugar.

Hablamos
sobre aquella mujer cuarentona
que nos señala y nos mira con hambre.

Hablamos
sobre como baja cada vez más rápido el cubata
por el clamor histérico de esa miseria.

Hablamos
sobre los piercings y tatuajes
que llevan esas gentes en el alma.

Hablamos
sobre el atrezzo y las serpentinas
que disparan como metáfora de éxtasis.

Hablamos
sobre los escotes y las faldas cortas
que hablan como los pájaros al sol naciente.

Hablamos
sobre dos tipos de cinturón halado
que se disponen a despegar hacia las nubes de cocaína.

Hablamos
sobre ese nuevo prototipo de artista
llamado DJ.

Hablamos
sobre los machos que luchan con bailes, palabras o golpes
para llevarse a la hembra a la cama.

Hablamos
sobre la conclusión a la sociedad
que es esa discoteca.

Hablamos, hablamos y hablamos
despreciando lo que somos;

aunque sepamos
que siempre nos quedará vivir.

Quintí Casals

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