jueves, 10 de octubre de 2013

Día tras día

El despertador canta como un rebelde.
Recojo la última lagaña de mi cara.
Salgo a la calle
y la metrópolis se desnuda para mí.

Estoy contento
como un olor genital entre perfume francés.

Estoy tranquilo,
pues ando divagando por el mugrón de Venus.

Un cometa de tristeza
a veces colisiona en mi frente.
Veo mendigar a la madre de una familia.
Veo una nuez llena de arañas.

El sol no dejó de imponerse,
aunque la luna empieza a empujarle al silencio.

El día avanza,
los días no.

Quintí Casals

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