El agua dio a lugar a los primeros microorganismos
y hoy en día hidrata las sangres del mundo.
Los pájaros desparasitan
las espaldas de los elefantes.
Los animales se alimentan y se ayudan
unos a otros entre ecosistemas.
La lozana vegetación regala burbujas de oxígeno.
Todos saben qué deben hacer.
Todos saben cuál es su cargo congénito.
¿Cuál será la función del humano en este mundo?
Los agujeros negros, la energía nuclear, el calentamiento global,
el consumismo masivo, la avanzada tecnología militar...
contestan.
La conclusión a nuestra compleja inteligencia
en un mundo sencillo
es la autodestrucción.
Somos la bestia antinatural enviada para el exterminio:
nuestra función es acabar con el planeta.
Tenemos los dotes para el apocalipsis:
la ferocidad egoísta y un engranaje neuronal superior
a todo lo que nos rodea.
El humano es el asesino a sueldo que envió Jesucristo.
El humano es la undécima plaga bíblica enviada por Dios.
El humano es la epidemia terrenal
que poco a poco acaba
con lo que queda de vida.
Quintí Casals
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