sábado, 5 de octubre de 2013

Aquellos maravillosos años

La nimiedad que es la vida
disloca, a veces, el olvido a cuánto abarca.

La mente es una manta impermeable
que se desplaza hacia los bordes del universo
pero nunca consigue abrigar lo suficiente.

El universo se escapa como la arena del reloj.
El universo cuelga cada día una estrella nueva a los ojos del hombre.

Antes allí había ángeles, coros, nubes sólidas
y un ser todopoderoso que manejaba el orden de las Cosas.

Antes allí había una Verdad de hierro
a la que nadie osaba golpear o cuestionar.

Antes allí había para quien quisiera, un lago virgen
que recitaba versos adornados con la inmortalidad.

Antes allí había un trocito de cielo con esperanza a lo eterno
que sobrepasaba y aserenaba la vida.

Hoy, no. Hoy, de esa parcela de edén ya queda poco o nada.
Hoy, somos sabios. Hoy, no guardamos fidelidad a santificar el todo.
Hoy, tan sólo nos queda guardarnos en el estuche que somos nosotros mismos

y seguir nuestro camino hacia la muerte con los ojos en blanco.

Quintí Casals

No hay comentarios:

Publicar un comentario