lunes, 14 de octubre de 2013

El mundo

Estoy sentado
en el retrete de la biblioteca
dónde habitan tantos genios caídos.

Hablo con Michel Houellebecq,
hablo con Arthur Schopenhauer,
hablo con Jean-Paul Sartre

en el hábitat de mi espacio

mientras mi ano
expulsa el mundo
hacia la saliva del inodoro.

El mundo se desliza por el mármol.
El mundo se hunde entre tirabuzones escépticos.
El mundo se quiebra en su individualismo.

Limpio cada una de mis nalgas con un trozo de papel:
hay una pincelada de sangre.

Tiro la cadena;
el mundo va allá dónde merece.

Me subo los vaqueros.
Limpio mis manos con jabón líquido.

Necesitaba sacar de mí hasta la más mínima
porción de éso.

Quintí Casals

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