sábado, 12 de octubre de 2013

Luisito, experto en normalidad

Luisito experto en normalidad,
era la clase de tipo que mira a las cosas
tal y como parecen.

Un ser con la carne deshidratada.
Un ser con el alma de piedra.
Un ser sin fantasma.

Luisito no es rico.
Luisito no es listo.
Luisito no es guapo.

Luisito experto en normalidad,
no sabe si está triste o contento
con el proceder lento
de su calendario.

Luisito experto en normalidad,
cree en la apatía emocional,
en comer cada día lo mismo
y en el Dios del que le hablaron al nacer.

Luisito experto en normalidad,
camina siempre 4 o 5 kilómetros
por las calles de Barcelona en busca de una
metamorfosis.

Luisito experto en normalidad,
cada día hace lo mismo.

Despierta.
Enciende la radio.
Se ducha y se afeita.
Desayuna café, cereales, una manzana.
Da un beso a su amada.
Va a trabajar.
Imparte clases sobre normalidad.
Suena el timbre de la escuela.
Almuerza arroz, pollo en el comedor.
Va al gimnasio de al lado.
Da clases de spinning.
Se vuelve a duchar.
Recoge a su amada de la peluquería.
Va con ella a clases de bailes de salón.
Toma una copa en el café París con Ramón.
Vuelve a su casa.
Cena cereales y una manzana.
Mira la televisión.
Hace un crucigrama antes de ir a dormir.
Baja las persianas.
Apaga la luz.
¡Qué desazón!

Pasan los días
y sigue sin buscar la felicidad.

Pasan los días
y su porvenir sigue en paro.

Pasan los días
y sigue sin transformase en mariposa.

Pasan los días
y sigue siendo un gusano.

Quintí Casals

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