Un artista de renombre
entró por el vestíbulo
de la Tate Modern.
Completamente desnudo
depositó sus genitales
sobre la mesa.
Reivindicaba
la supremacía del hombre
sobre la mujer en el trabajo.
Periodistas fotografiando,
críticos aplaudiendo,
gente emocionada
llorando...
los niños,
en cambio,
no entendían nada;
los niños,
en cambio,
le abucheaban.
Quintí Casals
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