Desabrochando sus sentimientos,
lloraba cada noche de forma preciosa;
sufrimientos ligeramente entramados, liados,
con versos alejandrinos, rimas y musas de puticlub.
Cenaba, junto a la luna, solo...
un bol de cereales y tres cigarros;
meditaba el suicidio, divagaba por Internet,
encendía el televisor -sin señal- ajustaba las antenas,
buscaba en Google dónde andaba el sentido de la vida;
escribía, entonces -entre ataques de ansiedad-, sus poemas.
Quintí Casals
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