Labramos un presente sucesivo,
basado en un futuro esperando la caridad de la suerte
y en un pasado solapado por el destino más determinista.
Al final,
o somos vencidos por la gravedad
o por la causalidad
o por la tumba
del dilema.
La muerte rompe
toda esperanza;
agrieta todo
ser vivo.
Una horda de larvas
penetra el féretro;
te engulle, te roe,
te ha vencido.
Y después, de ti,
del sol , del coro,
tan sólo perduran,
en el suelo yacidos,
rotos arenales de polvo
cosidos en el tiempo, infinito.
Quintí Casals
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