lunes, 6 de enero de 2014

Control remoto

Quizá ahora que sabemos
de las matanzas, espionajes, corrupciones
abordadas por los inmaculados todopoderosos...
                                     despertemos de una vez.

Quizá se llenen las calles de gente enfurecida.
Quizá se tiñan las plazas de sangre y ceniza.
Parece, al fin, que un claro de luz aparece.
Parece, al fin, que espabilamos un poco.

¡Asaltemos el parlamento! Gritan los jóvenes.
¡Deben asaltar el parlamento! Gruñen los viejos.

Políticos, banqueros, economistas
mojan sus colchones Pikolin,
tienen miedo, mucho miedo;
algo gordo va a pasar...

cuando, de pronto,
un interfono gigante informa;
televisiones, radio, periódicos -todos lo retransmiten-

"Ciudadanos, ¿Saben,
pueden tener un imperio de bronce si colaboran?
Relojes, juguetes eróticos, viviendas a las afueras...
sólo hace falta ser un poco cabrones con según que gentes.
Colaboren, anda, colaboren. ¡Reconstruyamos el paraíso!".

Tienen razón, mejor callar, mejor conformarse;
nosotros ya estamos bien como estamos,
los Levi's aún no se nos caen
¿No?

Quintí Casals

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