Tú y yo que íbamos a casarnos,
a tener hijos, a viajar a Venecia, Berlín, Perú...
a fundirnos en la remota inmortalidad,
a despertarnos juguetones cada medianoche...
nos quedamos en la creencia orgánica
del augurio.
Toda aquella entelequia quedó traspuesta
a la basura más próxima.
-junto a las moscas, tetra briks de leche y pieles de plátano-
Y ahora estoy planteándome si ir de putas
o si escribir algún poema con un bolígrafo sordomudo
tal sábado-noche
porque he olvidado
cómo se besaba
francamente
a una mujer.
Quintí Casals
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