se mueven
por carreteras gaseosas,
por bolsas de trabajo,
por habitáculos familiares,
por cuevas repletas de murciélagos,
por hostales perdidos,
por icebergs de Coca-Cola,
por campañas electorales,
por silencios tapizados,
por baños nocturnos, por días esqueléticos.
Muñecos de grasa
se mueven
por buffets libres de causa,
por discusiones fuera de cobertura,
por famas inflamables,
por ordenadores asustados,
por pieles de fibra sintética,
por
Renaults ingrávidos,
por desiertos de colchones,
por
periódicos coagulados,
por lagunas de ecuaciones matemáticas, por pasos de cebra hacia la nada.
Muñecos de grasa
se mueven
por
una
diagonal
llamada vida
formando
un movimiento angular
tan circular, tan sideral
como el de un interrogante
en una pregunta sin respuesta
resignándose a callar.
Quintí Casals
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