Amar, principio de todos los fines.
Pertenecer, dejarse aspirar; después.
Amigos, religiones y muchos equipos
de fútbol por eligir; querer y ser querido,
a primera vista parece fácil.
Ortodoxo y nihilista,
el tiempo se derrite sobre los
prados y las mesas. Ya no es
novedad acostumbrarse a cortar
el oxígeno en rodajas. Cuando la camisa
aprieta, cuando los días simplemente
pasan... la impresión de ser, de pesar,
es siempre un buen océano
dónde nadar.
Por las calles se desahucian los hombres;
mires dónde mires, en tus ojos lloverán
lágrimas. Militares que disparan, vegetales
que se estiran, abejas fumándose los cigarros
que tiramos ayer... nadie aprendió a
ser amado.
Fotos de niñas perdidas
tiradas por el suelo, el pelo se nos cae.
Un mundo desintegrándose en los
rasgos de lo invisible y yo comprando
berenjenas en un super. La vida se
expande en el instante como un pedo;
absurdos, nos deslizamos por el río
de la indiferencia. Estamos tristes, al menos
eso creo. Estamos tristes y solos y locos
y desplomados en una foto fugaz. Siempre
buscando dejar la consciencia
vibrar, recitar la imposible felicidad.
Siempre encaprichados en la
piel del viento acariciar,
en la piscina
del cielo
reventar
para así,
después de muchos años,
después de muchos engaños,
aprender a aprender a amar.
Quintí Casals
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