Una casa a oscuras...
tan sólo rota su inmovilidad
por el aullido de una mosca, tan
sólo rota su hostilidad por las
lucecitas de la nevera. Dónde
las puertas no se mueven, dónde
los juguetes hablan, dónde lucir
una lámpara es violento... una casa
a oscuras. Brillante en el sosiego
adormecido, languidecida en el
respirar de los bellos durmientes...
una casa a oscuras.
El polvo sigue sobre las estanterías.
El silencio sigue sobre las almohadas.
La carne se enternece entre miles
de nubes de sueños... allí, en una
casa a oscuras
es dónde el alma
pesa una eternidad
y media.
Quintí Casals
No hay comentarios:
Publicar un comentario