Siempre quisimos ser pájaros. Poseer alas, poder dar un salto y librar un despliegue exento en el cielo. Siempre quisimos morar la candidez despechada del aire. Siempre quisimos ser pájaros, ser libres en la libertad del viento. Ser veloces como un rayo. Ser maleables como el plástico. Ser un piano en las manos del pianista.
Siempre quisimos ser pájaros y no tuvimos en cuenta la fertilidad de la tierra, el valor del pie firme. Poder caminar, correr, chapotear en la oquedad que es la interacción gravitatoria. Siempre quisimos ser pájaros. Descuidamos la tierra en ciudades geométricas, estados oscuros y generaciones idas a menos. Hoy el suelo arde en llamas tan altas como rascacielos y queremos escapar y queremos ser pájaros. Hoy la tierra llora hacia dentro de su corazón y queremos escapar y queremos ser pájaros. Mas nadie podrá nunca escapar de su sombra...
pero sí darle color.
Quintí Casals
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