Un átomo es un
cadáver que rebosa
de energía. Puertas
que se cierran, ciudades
que chirrían, hospitales, féretros
y mucha policía... ¡Qué mundo tan
peligroso! Inexorablemente los cuerpos se
derraman,
los puños empuñan mandos a distancia
y los claveles se pierden en el hospicio
de los bosques. Liana a liana, cruzamos
laberintos inestables y caemos y vencemos,
a veces por el barranco vagamos, a veces
en el paso de cebra corremos, sin embargo,
seguimos para bingo. El tiempo embotellado,
el viento que llora; nosotros, vivos, bailando
en un rayo de sol. Sin quererlo ni
deberlo, los márgenes aprietan
y miramos un horizonte incierto
y pensamos en nuestro futuro
y tomamos una Coca-cola
en una terracita genial.
Teatros, cabarets, piscinas...
ya lo saben, todo a nuestra
disposición. Antes muertos
que sencillos, supongo.
¡Qué nos jodan!
¡Seamos optimistas
en una realidad
pésima!
Quintí Casals
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