sábado, 31 de mayo de 2014

La dictadura del capital

En Nueva York le tienen hecha una estatua a la libertad. En medio de ese enjambre de cristales, acero y hormigón reluciente... se supone que existe un pulmón dedicado a la libertad. En medio de esa exhuberancia fatal... se supone que los hombres campean seguros sobre una pista de hielo, se supone que los hombres hacen volteretas mientras admiran la creación.

La noche llega y con ella miles de destellos de neón. El Empire State figura, imponente, erecto, sobre el horizonte infinito. Broadway acoge funciones y visitas. Coca-cola se anuncia en lo alto de Times Square. Mientras tanto un puertorriqueño en Queens asesina para poder comer, un marfileño costea el valor de su sangre en horas de trabajo. La libertad de la ciudad refulge en la tempestad de todas aquellas libertades aplastadas en un día laboral. Entre suelo y cielo hay algo...

es el poder del capital.

Quintí Casals

viernes, 30 de mayo de 2014

Antes del Big Bang

Después de todo, todo ha sido nada, 
a pesar de que un día lo fue todo. 
Después de nada, o después de todo 
supe que todo no era más que nada.

José Hierro

Antes del Big Bang, la perspectiva era nada. Antes del comienzo, el universo era nadie. El cosmos era de un blanco plebeyo y el horizonte se serpenteaba a sí mismo en círculos. No existían los mamíferos, los reptiles, las aves. La inmensidad estaba colmada en la uniformidad del vacío y la velocidad de la luz era inmortal; no era. No habían gentes, coches, deshechos tercermundistas... y para nada se habían edificado aún las ruinas de óxido que hoy nos envolvían. Asteroides, densidades planetarias, teorías sobre la física cuántica... eran la transparencia de aquello que no hacía ni falta olvidar. La vida aún no había nacido, el génesis estaba por venir. Antes del Big Bang no había nada. Antes del ser no había nadie. Ahora, pasado un todo por delante mío, me pregunto que habrá después de yo mismo

y se colma el aire.

Quintí Casals

jueves, 29 de mayo de 2014

Goodbye hijosputa

Ventanas, compras ambulantes, edificios de ladrillos blancos... son demasiado para mí. La ciudad se ondea entre los vapores y los humos, son demasiado para mí. Fábricas que supuran en lo alto de los polígonos, centros comerciales que se refrigeran en las calles más inhóspitas, gentes que les hacen caso... son demasiado para mí. La ciudad gime al primer grito del día mientras los cristos duermen. Voy a cogerme a un pájaro del Kentucky Fried Chicken, voy a irme con él de parranda...

la ciudad es demasiado para mí.

Quintí Casals

La máquina del tiempo

Si por un momento eres capaz de recordar todas las musiquitas, libros, filmes en los que tu universo se ha sumergido. Si eres capaz de recordar todas aquellas personas que se han paseado por lo ancho de tu cráneo. Si tu memoria aún es capaz de rememorar la primera vez que rompiste los pantalones, la primera vez que fuiste al mar. Si por un momento recuerdas cuando tu madre te dijo que vigilaras con el champú, que el cabrón picaba en los ojos. Si recuerdas el instante en qué el champagne estalló en tu luna de miel, en tu primer amor, en tu pérdida de virginidad. Si por un momento recuerdas el día en que la tempestad de apoderó de tus ojos, aquella tristeza insostenible que rechazaba todo chubasquero feliz. Si por un momento eres capaz de recordar cada uno de los puntos de apoyo que forjaron tu persona, si por un momento eres capaz de sentirte dentro de ti...

sin duda
habrás parado el tiempo

en la lasitud
de una historia

sin principio ni fin.

Quintí Casals

miércoles, 28 de mayo de 2014

Manifiesto del color

Siempre quisimos ser pájaros. Poseer alas, poder dar un salto y librar un despliegue exento en el cielo. Siempre quisimos morar la candidez despechada del aire. Siempre quisimos ser pájaros, ser libres en la libertad del viento. Ser veloces como un rayo. Ser maleables como el plástico. Ser un piano en las manos del pianista.

Siempre quisimos ser pájaros y no tuvimos en cuenta la fertilidad de la tierra, el valor del pie firme. Poder caminar, correr, chapotear en la oquedad que es la interacción gravitatoria. Siempre quisimos ser pájaros. Descuidamos la tierra en ciudades geométricas, estados oscuros y generaciones idas a menos. Hoy el suelo arde en llamas tan altas como rascacielos y queremos escapar y queremos ser pájaros. Hoy la tierra llora hacia dentro de su corazón y queremos escapar y queremos ser pájaros. Mas nadie podrá nunca escapar de su sombra...

pero sí darle color.

Quintí Casals

martes, 27 de mayo de 2014

Espejito, espejito

-Espejito, espejito, dime una cosa, ¿quién es de todas las damas de este reino la más hermosa?
-Tú, mi reina, tú eres la más bella de todas.

Blancanieves y el espejito mágico

Mírate,
desnudo ante la lágrima...
tan guapo, tan listo,
tan recomendable
a los ojos de
cualquiera...

¿Para qué?

Si tu mirada da miedo,
si la mirada de todos
da miedo.

Quintí Casals

lunes, 26 de mayo de 2014

Oscuras

Una casa a oscuras...
tan sólo rota su inmovilidad
por el aullido de una mosca, tan
sólo rota su hostilidad por las
lucecitas de la nevera. Dónde
las puertas no se mueven, dónde
los juguetes hablan, dónde lucir
una lámpara es violento... una casa
a oscuras. Brillante en el sosiego
adormecido, languidecida en el
respirar de los bellos durmientes...
una casa a oscuras.

El polvo sigue sobre las estanterías.
El silencio sigue sobre las almohadas.
La carne se enternece entre miles
de nubes de sueños... allí, en una
casa a oscuras

es dónde el alma
pesa una eternidad

y media.

Quintí Casals


domingo, 25 de mayo de 2014

Palabras

Allá, allá lejos; 
Donde habite el olvido.

Luis Cernuda

Paraules d'amor, senzilles i tendres.

No en sabíem més, teníem quinze anys.
No havíem tingut massa temps per aprendre'n,
tot just despertàvem del son dels infants.

Joan Manuel Serrat

Susúrrame al oído
que me quieres, que
me aceptas; que no te
importaría recorrer las
aceras del espacio por
un tiempo conmigo. Dime
que las gestas tomadas a dúo
son fantásticas, que te gustaría que 
paseáramos el perro un día. Dime que 
estaría bien tomar una cerveza juntos, 
que -en el fondo si lo piensas- no es
tan malo que sea un poco gilipollas.

Confía en mí. No tengas miedo
de mis demonios, no malinterpretes
mi forma de ver pasar al viento. 
Soy así. No temas, sé que es peligroso,
mas no temas. Cógete a mis alas de 
acero, déjate desvanecer en el 
área de mi abrazo. Ha llegado
el momento de aplaudir la persistencia
del calor: labremos un incendio de
semen por el placer que supone estar 
perdidos en la niebla. Cógeme la
mano, cógeme la mano.

Allí dónde el amor habite
las alcantarillas, dime que
tu me quieres acompañar,
que el cuerpo se te agita
en cien mil revoluciones
al verme, que en el 
negro de mis ojos

existe 
la vida

y nada más.

Quintí Casals

sábado, 24 de mayo de 2014

Felices los que lloran

¿Estás tú entre los golpeados, los llorosos,
los muertos? ¿Estás tú también allí mi Dios
durmiendo cabeza abajo?

Raúl Zurita

Felices son todos
aquellos que lloran. Contentos,
alegres, sonrientes y esbeltos
son todos aquellos que suspiran. Envueltos
en un hechizo de esperanza volátil, rotos
en el compacto tacto de un cartón de Don
Simon, los hombres que lloran cargan su llanto
en una botellita de plástico. Los satélites del mundo
los atisban; examinan y registran sus visitas al psicólogo,
sus cenas junto al tupper. Anotan sus oscuras
transacciones, su imposibilidad de ser amados
cuando entienden que vivir es una confrontación
inalienable, una responsabilidad de responsabilidades.
Todos los turistas que en verano vienen a la ciudad, los miran,
les toman fotos, selfies, autógrafos: se puede decir
que la gente que llora es un valioso lugar de
interés. Sentados en los bancos, resignados en los bares,
tirados sobre un colchón de acero inoxidable...
puedes encontrarlos.

Ya se sabe, felices son todos
aquellos que lloran... mas
el equilibrio es imposible

en una lágrima
transeúnte de
un pómulo.

Quintí Casals

viernes, 23 de mayo de 2014

Movimiento

Donde los sueños no son perseguidos,
donde las perchas bailan sin vestidos,
ordenadas, susurradas por el viento,
coreadas por la brisa...

A la espalda del mar,
a la espalda del mar,
yo te quiero llevar.

El columpio asesino

Las gentes caminan rectas,
de acera en acera, en busca
de un objetivo, de un destino. Como
bombas de tiempo caminan hundidas
en el espeso fulgor del quehacer
y no se dan cuenta que un ruiseñor es
abatido en la boca del perro, que el número
PIN del móvil es muy difícil de recordar.
Unos se van a trabajar, otros vuelven a
casa. Compran, hablan y se integran
en el el lenguaje de las máquinas.

Las gentes caminan rápido y
me ponen nervioso. Se echan novia,
votan en las elecciones y cuando pueden
se abrazan al aura de la normalidad.
También salen de fiesta. También se
emborrachan, también -si tienen suerte-
toman una chupadita de mdma. La estructura
parece sencilla: dormir bien, comer
tres veces al día y leer
un poco la biblia.

Las gentes caminan, pían, rockean
un Starbucks y se fragmentan en
estigmas. Las gentes se duermen,
se retuercen, echan un polvo
y en seguida se estabilizan.

Las gentes se mueven,
como leopardos famélicos
corren por la vida.

Las  gentes se mueven,
sin embargo, parecen

árboles muertos

entre confeti
y serpentinas.

Quintí Casals

Poema yendo pedo

Acudía a las fiestas
de la gente normal. Me
peleaba con los lavabos,
con los cubatas. Iba de mal
en peor, decían. Me lo tomaba
bien. Los canarios y los libros
me observaban con una atención
impetuosa. Tenía algo grande
entre manos

y para nada
era mi pene.

Quintí Casals

miércoles, 21 de mayo de 2014

Solidaridad

El hombre que no debe seguir tal como es, es necesario verlo también como podría ser y acostumbrarse a esa visión.

Bertolt Brecht

Los hombres viejos dan
de comer a los patos a la orilla
del río -sin ánimo de lucro-. Los vecinos
insultan al policía que pretende multar al
inocente. La percepción de la nada
se hace más llevadera al
corresponder a los otros
seres del mundo.

La solidaridad entre nosotros
no existe, sin embargo, persiste

en lo más hondo de nuestros puños.

Quintí Casals

martes, 20 de mayo de 2014

Cuestiones prácticas de la cotidianidad

When I was younger, younger than before
I never saw the truth hanging from the door
And now I'm older see it face to face
And now I'm older gotta get up clean the place.

Nick Drake

Cuando se es bebé...
uno se calza un pañal,
un chupete colorido y un berreo
notable que haga venir siempre a mamá.

Cuando se es niño...
uno se calza la camiseta
del barça, unos calcetines limpios
y la inocencia de jugar todo el día.

Cuando se es adolescente...
uno se calza dos o tres complejos,
unos sentimientos bravucones
y un perro al que abrazar.

Cuando se es joven...
uno se calza unas gafas de sol,
varios meses de gimnasio y
quince días por las playas de Ibiza.

Cuando se es mayor...
uno se calza una oficina de doscientos mil
quilos encima, una foto de su mujer en
la cartera y unos hijos que pretenden
ser una inversión.

Cuando se es viejo...
uno se calza un camino a la espalda,
varios hobbies con que paliar la
jubilación y una muerte segura

que tan sólo pretende
certificar

que allí
un día

hubo
vida,

pero...

¿Quién dice que el tiempo
sea un amigo en quién confiar?

Quintí Casals

lunes, 19 de mayo de 2014

Ropa sencilla

Cerca del corazón dicen
los médicos que hay entrañas:
órganos viscosos, carne rojiza
y muchas vitaminas conglomeradas.
Dicen que es un músculo, que
lo recubre un tejido de células toscas.
No sé, aparentemente parece cierto.
Al cortar con el bisturí los contornos
y profundidades de la caja torácica...
del interior vierte sangre,
del interior vierte sangre.

Siempre pensé que allí vivían
las personitas por las cuales sentía.
Mi madre, mi padre, mis abuelos y yo.
No sabía que aquello era una máquina
de carne, que me mantenía en vida.
Pensaba que el corazón era una simple
caja, que tenía una llave, que podía decidir
con quién correr cogido de la mano, con
quién gritar cogido del dolor. Pensaba que
había un orden sentimental. Pensaba que nunca
debería definir el amor y sus raíces. Pensaba que
nunca me plantearía ser sinónimo de soledad. De
hecho, nunca osé plantearme nada. Tan sólo me dejaba
llevar por el sendero del inconsciente. Me desordenaba
en la comodidad del tonto. Era feliz y plano como
Holanda. Luego me encontré una mujer, me encontré dos,
me encontré tres. La ecuación era fácil: paseábamos, follábamos
o, simplemente, estábamos... hasta que se enfadaban
con mis ojos locos, hasta que se cansaban de pelear
con un niño. Entonces quedaba yo solo e inválido.
Entonces buscaba un ángel que me abrazara
y acunara cuál retoño frágil
en sus brazos.

Voluntad, pasión, dolor...
todo el mundo habla sobre el amor.
Todo el mundo rompe muros, todo el mundo mata,
todo el mundo se desgrana los sesos por el amor.
Los días -como los trenes- suceden rápidos, fogosos,
y las gentes se escabullen en polígonos industriales
y los amantes se besan por los campos de golf.
Yo pensaba que el corazón era un lugar seguro,
al menos puro; las nubes cruzaron el azul
más rápido de lo previsto, taparon el sol.
Hoy le pregunto a mis labios
cómo amar algún día...

y tan sólo saben
pronunciar
en el aire
un beso

sin dirección.

Quintí Casals

domingo, 18 de mayo de 2014

La Ruleta, Minicasino un sábado a las 23:30

La vida es una tómbola tom tom tómbola 
de luz y de color.

Marisol

Después de ver los ojos
al camerunés en la estación de autobuses,
hondos y abismales como una voz querida.
Después de asumir las masacres, las uniformes guerras,
el metálico olor de la sangre. Después de Cristo,
de la Iglesia y el papiro... está un crepúsculo,
empaquetado y endomingado
con celofán.

Después de cortarme el brazo. Después
de caerme de un taburete, de partirme la
cara. Después de sesgar los neones y las bocinas
de las urbes más extrañas. Después de dar un
caramelo al niño y adoptar por un momento
su sonrisa... está un cálido amanecer,
empaquetado y endomingado
con fango.

La ruleta de la vida, suave,
gira y gira -entre luces y colores-
mientras los jugadores restan fumando,
bebiendo, esperando un golpe de suerte.

La ruleta de la vida, suave,
gira y gira -entre aprietos y esplendores-
mientras las gaviotas se retraen inexpresivas,
las rojas lámparas iluminan la sala de juegos
y la noche funge como rincón dónde llorar.

El cielo sigue igual de grande, todos buscamos celebrar.
No va a mas, la suerte está echada. La bola da tumbos
y la ruleta se voltea a sí misma. Los jugadores esperan,
se esmeran y desesperan -se tiene que ser fuerte-;
a veces se gana, a veces se pierde...

pero vivir siempre es un buen negocio
para los intereses
de lo inerte.

Quintí Casals

sábado, 17 de mayo de 2014

La velocidad del desierto

Las tres palabras más extrañas

Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio, 
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.

Wislawa Szymborska

Hoy regalé flores a mi madre,
ayer sudé la camiseta en una clase
de spinning, antes de ayer ayudé a
un ciego a cruzar la calle. Quién pisa
fuerte deja huella honda... ¿No es así? Quién coge
la herramienta firme, no debe tener problema en
realizar la tarea... ¿No es así? Seguramente pienses
que la habitación está vacía, seguramente pienses
que el destino se transforma -día tras día-
en una nube de cemento suicida.

Pañales, clases de matemáticas, novias y
trabajo: la vida es fácil, aparentemente dócil.
Después -ya mayor-, flotar en un océano negro
pintado de blanco: ocurrencia magnífica
de un imbécil llamado Dios. Ya está, ya no hay
salida: el agua clara se escapa entre los dedos; ya
está, ya nada hay que podamos hacer: la herida
se frota con la sal de las lágrimas. Quedó la
sangre desnuda y la música atónita. Hace tiempo
que el infinito perdió su potestad sobre
las cosas: la luz viaja más rápido que la roca,
la roca perece más profunda que la luz.

Preciosa es la sonrisa tonta, bramante
la sílaba en el grito del fénix. Ayer anduve
en el propio orden escurridizo de la memoria
y nada pude encontrar. Ayer anduve intentando
romper la cáscara de la luna en un sol
y nada pude encontrar. Tus pies se mueven
-al compás de tus latidos- en una ceremonia
llevada a cabo por el momento... ¡Corre!

Siempre nos quedará vivir
hasta que el aire se acabe.

Siempre nos quedará sentir
hasta ya no ser nadie.

Quintí Casals

jueves, 15 de mayo de 2014

La feria de la banalidad

Cruzando un paisaje densamente helado,
esta bruja avanza oculta, con los dos dedos encorvados,
como sorprendida en un medio peligroso que,
por el mero hecho de prolongarse,
podría atarla al firmamento.

Sylvia Plath - La feria de la vanidad

Las almas huecas -aparentemente
libres de la cruel vehemencia- como
los vapores de las fábricas, en
todas direcciones se esparcen.
En la consulta del médico, en la
peluquería del ridículo, en el internet sin
conexión... a menudo, un agujero negro se apodera
de los árboles, de las niñas. Muertes, sonrisas
y pericias... todo ahueca en los fines y
principios de la banalidad. Y cómo se
entrelazan y besan las manos y cómo
se ajustan las cuentas a fin de cuentas.
Cuerpo, corazón y aire... ¿Qué soy?
Las percepciones se pasean al
ritmo del tiempo

y yo soy incapaz de tocar con los dedos
cualquier llovizna apetecible,
cualquier verdad tangible.

En el eco de la sombra se forjan los secretos
del bien y el mal y yo sin querer me dí cuenta.
El sol se desovilla en un gran ombligo y yo
sin querer me dí cuenta mientras giraba, alegre,
a su alrededor. Ya basta, tuve suficiente...
quiero juguetes, quiero cervezas,
quiero amar al fuego siendo un pájaro de
papel. Quiero una piel fina, una lágrima
prodiga, un suspiro perenne
en un fiordo finlandés.

Ya basta, tuve suficiente.. allí dónde yo
quiero estar, la amnesia se abisma en el
silencio, el viaje transcurre como
un polvo que vuela. Allí dónde yo
quiero estar se vegeta como
la flor, se es -por fin- algo que
no falla, algo que no engaña:
una nada soltera

ceñida en el todo
de una esperanza
que no se altera.

Quintí Casals

lunes, 12 de mayo de 2014

Imanes en lo imposible

Existen personas malas
que conocen a personas malas
que se acoplan  a personas malas.
Hay personas discretas, simplemente simples,
que las siguen y las aplauden y le sonríen a las
palomas al pasar. Es entonces, cuando, la
nada se resume moralmente y el
amor se abronca en transacciones, dólares y
kebabs. Es entonces, cuando al suelo
le duele el corazón y los años se asfixian
en una rutina caníbal. Es entonces cuando
se encalla el parpadeo de nuestros ojos
y los microondas explotan. En una selva de
cables y cemento: entre oasis urbanos, putas
y la ideología liberal... -allí dónde podemos-
solemos gritar. Anclados al abismo, titulados
como poemas... peleamos -pregunta a pregunta-
contra los monstruos del desdén. Muchas
veces quedamos anémicos en terapias y teorías,
muchas veces quedamos rasgados en polémicas
y monotonías. Se nos caen las dudas al mar
y la humanidad se exige
en un museo de respuestas.

El mundo se extingue
a gritos, las mariposas se van
de viaje. Las nubes se separan;
tiernas, intentan cubrir la luna
que nos arropa y nosotros seguimos
gritando y nosotros seguimos
gritando -allí en lo
alto de una estrella-

"Dios,
sálvanos
algún día

de nosotros
mismos".

Quintí Casals

Ser amado

Amar, principio de todos los fines.
Pertenecer, dejarse aspirar; después.
Amigos, religiones y muchos equipos
de fútbol por eligir; querer y ser querido,
a primera vista parece fácil.

Ortodoxo y nihilista,
el tiempo se derrite sobre los
prados y las mesas. Ya no es
novedad acostumbrarse a cortar
el oxígeno en rodajas. Cuando la camisa
aprieta, cuando los días simplemente
pasan... la impresión de ser, de pesar,
es siempre un buen océano
dónde nadar.

Por las calles se desahucian los hombres;
mires dónde mires, en tus ojos lloverán
lágrimas. Militares que disparan, vegetales
que se estiran, abejas fumándose los cigarros
que tiramos ayer... nadie aprendió a
ser amado.

Fotos de niñas perdidas
tiradas por el suelo, el pelo se nos cae.
Un mundo desintegrándose en los
rasgos de lo invisible y yo comprando
berenjenas en un super. La vida se
expande en el instante como un pedo;
absurdos, nos deslizamos por el río
de la indiferencia. Estamos tristes, al menos
eso creo. Estamos tristes y solos y locos
y desplomados en una foto fugaz. Siempre
buscando dejar la consciencia
vibrar, recitar la imposible felicidad.
Siempre encaprichados en la
piel del viento acariciar,

en la piscina
del cielo
reventar

para así,
después de muchos años,
después de muchos engaños,
aprender a aprender a amar.

Quintí Casals

jueves, 8 de mayo de 2014

Esbien

El placer de llegar a casa,
tirarse a la cama
y, flotando, dejar el mundo
fluir. Pintar un cuadro, comer
una loncha de jamón, besar
a la cabeza de un negrito
mientras el armario se
cierra. El tiempo se
exprime a cien años luz
y yo aquí

tirado.

Tic-tac, tic-tac...
Debussy transpira en una
nota musical. El momento
supura. Tonto, sonrío;
tonto, me descarrilo...
joder, qué bien se
está

cuando se
está bien.

Quintí Casals

miércoles, 7 de mayo de 2014

Lindo capullo

Un átomo es un
cadáver que rebosa
de energía. Puertas
que se cierran, ciudades
que chirrían, hospitales, féretros
y mucha policía... ¡Qué mundo tan
peligroso! Inexorablemente los cuerpos se
derraman,
los puños empuñan mandos a distancia
y los claveles se pierden en el hospicio
de los bosques. Liana a liana, cruzamos
laberintos inestables y caemos y vencemos,
a veces por el barranco vagamos, a veces
en el paso de cebra corremos, sin embargo,
seguimos para bingo. El tiempo embotellado,
el viento que llora; nosotros, vivos, bailando
en un rayo de sol. Sin quererlo ni
deberlo, los márgenes aprietan
y miramos un horizonte incierto
y pensamos en nuestro futuro
y tomamos una Coca-cola
en una terracita genial.
Teatros, cabarets, piscinas...
ya lo saben, todo a nuestra
disposición. Antes muertos
que sencillos, supongo.
¡Qué nos jodan!

¡Seamos optimistas
en una realidad
pésima!

Quintí Casals

martes, 6 de mayo de 2014

El show de Truman

Perderse en una cortina
de viento mirando
el techo; los días pasan
lentos, el tiempo rápido.
Un acordeón toca en la
bocanada de los viandantes
que pasan. La calle vibra con
la música. El cemento parece bonito. Hordas
de gentes blancas, transparentes, caminan al
son de la nimiedad. Somos hormiguitas, dicen.
Somos una nada en algo llamado universo,
dicen. La máquina ilógica del aire escarmienta
el placer, dicen. Las noches dónde los cuerpos
están estáticos, las noches dónde la gente humilla
la felicidad... los árboles brillan, las nubes transitan
contentas.

Pacientes sinsentido, las personas
esperan el apocalipsis. Ilusas, las breves momias
esperan el milagro. Mientras, oscilan los átomos de
los unos a los otros en una electricidad mágica y se
cierran al vacío la estabilidad de los mares y se
desnutren pueblos y ciudades. A veces es difícil
saber estar. A veces es difícil sumirse en el silencio
del perro. A veces es difícil no pensar en
que se piensa demasiado
en la náusea
y el cartón.

Un  genio con síndrome de down
una tarde me dijo: "la vida es bonita, la
vida esta bien"... su mirada destilaba la
impasibilidad perdida de las brújulas,
salpicaba todo roce posible
al bienestar. Lo abracé, lo agarré
y apreté la fuerte distancia
del barro, del espacio.

Después me fui, lo abandoné en su
sonrisa y -sí, supongo: pensé-
el genio tenía razón...

en la capa sepulcral
de sus labios

la vida era bonita.

Quintí Casals

domingo, 4 de mayo de 2014

Infeliz

Cuando eramos pequeños...
veíamos películas, leíamos cuentos
y
creíamos poder ser
detectives de lo oculto, exploradores
del mundo sin igual.

Ahora la vida se nos ha vuelto
aburrida; pasamos horas frente
al tedio digital del ordenador,  y,
cuando nuestros labios recitan una
sola sílaba de infelicidad,
nos miran mal

como si fuera nuestra culpa
haberle fallado a
nuestros padres
al nacer.

Quintí Casals

Agua fría

Tristemente los brazos se amputan,
tristemente se distancian del aire,
tristemente se desprenden
y, sin arropar al tiempo,
los muñones germinan en la piel.
Atentos, los buitres contemplan. Pues
sí, para todo hay un plan, para todo
hay un fin. Es violento -lo sé-, mas la
tierra se traga a sí misma; se incendia
y alisa. Las lámparas de las casas,
juiciosas, iluminan el desastre
general.

Vagando
en una ruleta de la suerte, destripando
el minuto de lo ya ido, aquí -no
es fácil decirlo- invertimos en suerte y
el sábado por la noche nos
ponemos guapos y salimos a bailar.
Atravesamos las ciudades como feroces
depredadores, comemos un kebab de
polla y sorteamos a las gentes que
-arrinconadas en su alma- sobrealimentan
un destino fragoso, cruel. Los paisajes
se esconden, la civilización arde en el negro
de nuestros ojos. Escuchamos al silencio y no
se oyen las verdades, no se oye la hierba. Las
olas del mar se estrellan en las rocas, los
hombres de la oficina se estrellan en la rutina.
Parece que nadie se elige, no hay país que le valga
a la lluvia. Quizá lo más inteligente
sea desnucar la muerte. Quizá lo mejor sea
volcarse en un mar de cojines y encender
el DVD.

La vida es un breve viaje
al azar: alquilar una muerte muy cara
a un futuro fugaz. Dónde antes hubo
amor, hoy se escuecen miles
de generaciones, -solos, locos- chillan
los hombres sin cabello ni rostro. Las moscas
se aburren en la innumerable compañía
de la nada y los ocasos,
conforme avanzan los días,
como cerillas,

se apagan.

Quintí Casals

sábado, 3 de mayo de 2014

Laberinto metafísico

Un vaso de aguarrás se desparrama
sobre el verde incauto de los
vegetales. Un piano extradiegético
toca en lo alto de las nubes, las
personas -pequeñitas y gráciles-
bailan felices en la sorpresa. Detectives
y exploradores recorren el laberinto
metafísico de la enormidad; su
misión: traspasar la noche blanca.

Bebés y niños, aburridos, crecen inmersos en
películas de Disney. Huérfanos y golondrinas, valientes,
luchan contra la calavera de la suerte. Mentiras y
decretos... ¡Cómo recorren las primaveras y los otoños!
Las hojas de los árboles se desaguan. Palabra
tras palabra, la voz resbala entre
la sangre. 20 años peleando
contra una puerta que da al
vacío y el polvo se acumula sobre
mi estómago y el universo se amordaza
en el horneo de mis gritos... ¿Adónde voy?

Lancé los dados y retumbó mala música,
los fantasmas se fueron atontados. Siento decir
que la luz se me escapa entre los ojos. Siento
decir que la mosca ronroneó la quietud del
salón. Tengo hogar, iPod y perrita
pero el mundo sigue
estando en silencio

y me asusta.

Quintí Casals

jueves, 1 de mayo de 2014

Canto a la muerte

Con el mundo en
silencio, hoy dejaría
de ser. Me iría, me enfundaría
una capa transparente y, sin adornos
ni desventuras, diría adiós muy buenas.
Abrazar la nada, desmedirse en un
instante eterno; descanso, salvación
en una partida necesaria. Hoy me iría
con la noche y las estrellas y los
agujeritos de los ladrillos. No
es lo mismo fuet que secallona,
no es lo mismo descansar
que fenecer. Hoy me
iría lejos. Hoy cerraría
todo recuerdo en la memoria,
haría las maletas en el recibidor
del hostal patético y, envalentonado,
me iría a tomar por culo.

Quintí Casals