lunes, 15 de abril de 2013

Un grazie mille fundido desde una boca belfa

Gracias fémina,
por irse, por ser despistada,
por no pensar en sus cosas,

por trastornarme con su marcha,
por dejarme ver su ceñido trasero,
por dejarme con la palabra
en mi boca.

Gracias fémina, gracias,
por irse y descuidarse su endeble amor
justo encima de mi barbudo pecho.

Gracias fémina, musa de lo transitorio,
por concederme usted, sin querer,
este lindo y agitado riesgo.

[No se admiten devoluciones]

Quintí Casals

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