martes, 2 de abril de 2013
Pobre Bulldog castaño / (La mayúscula es porque no pudimos saber su nombre)
Pasaba paseando el perro
por mi barrio
que a Franky y a mí
nos tiene enamorados,
él, coqueto y muy perro
junto con su amo,
nosotros apáticos y mirones
lo observábamos,
incluso [por su esplendor],
contemplábamos
y en tono agradable
a su amo
le dijimos lo hermoso que era ese bulldog castaño.
No nos pudo entender,
(un mal día, un mal año,
una mala vida, un mal algo)
y de nuestro piropo
hizo un insulto,
un mal halago,
nos pedía indulto
[a gritos duros, no justos]
nosotros, sintiéndolo mucho
no le hacíamos caso.
Pobre perro, nos miraba,
consciente de nuestra alabanza,
acallado.
Un pobre perro feo y gordo
(uno de esos que no agrada)
y un día que despierta
la pasión de dos curiosos,
su amo se lo toma a mal
haciéndole tener una mala pasada.
Miserable y desgraciado era ese perro,
que con sus ojos con nosotros
se compenetraba,
podíamos ver en ese brillo mate y apenado
la comprensión en su mirada.
(Mientras oíamos el silencio de los rugidos del amo)
pues no lo escuchábamos,
estábamos demasiado ocupados
atendiendo como un perro con sus ojos
nos daba a entender
lo estúpido que puede llegar a ser un humano.
Quintí Casals
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