Evangelio de Quintí: Capítulo 14 versículos 13 a 21
Y estaba allí Jesucristo hijo de Dios,
flamante y en pleno apogeo,
regalando milagros y milagras
a todos,
multiplicando pan y peces
para que comieran todas las barbas.
El problema llegó
cuando se tenían que compartir
los cigarros.
(Porque si los multiplicara
haría el mal,
el cáncer haría estragos)
Y Jesús cogió el pitillo y lo compartió
partiéndolo,
lo dividió en dos
y lo dio a los primeros despistados
que pasaban por allí.
[Uno se quedó con el filtro pudiendo fumar
y el otro con el opuesto e infumable flanco]
Uno había tenido suerte y el otro
tenía que tener fe
en qué algún día podría llegar a fumarlo.
(Y no se sabe
si murió en vida, al milagro esperando,
se llamara cielo
o inalcanzable pitillo)
en la solidaridad del azar,
tubo esperanza,
creyó,
pero
no existen los milagros.
Quintí Casals
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