El Che comercial les salió rebelde sabiendo pregonar y tirotear
Aunque no creo en una política perfecta y correcta, dedico esta poesía a la camiseta de David, por matar a tantos necios, ignorantes o simpatizantes de la barbarie capitalista.
Llevaba David una flamante T-Shirt en color,
blanca de fondo, morado el difumine,
grande e imponente
y el Che en primer plano pigmentado
en todo su esplendor.
David era de horarios fijos y un calores,
recorría cada día de nueve a ocho y media
los pasillos y cuchitriles de la universidad
con la chaqueta abierta
y mientras paseaba él firme y robusto
el Che iba disparando desde su camiseta
las balas que salían despedidas de sus textiles pupilas,
no paraban, no paraban,
ametrallaba con su invicta presencia
[no se cansaba su vista]
y aquellos que no querían mirar, fisgones miraban a menudo
y veías a esos potentados cayendo
deslumbrados, con pavor, sin rumbo,
el Che seguía teniendo pistola,
seguía en esa prenda viva la guerrilla,
mientras se desplomaba otro injusto.
Quintí Casals
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