martes, 11 de marzo de 2014

Sin título

Después de la guerra,
en los escombros se plantan flores;
brotan de la sangre derramada...
¿Nacer, morir? ¿Quién
decide tan alta querella,
tan sosegado misterio?
Dejar de ser, desaparecer,
segar ciudades en
bombas reventadas.

Masturbación del mal,
en el intestino del petróleo,
nunca en el sueño del perro...
se acolchan cráneos por metralletas;
caen zumbidos burdos sobre las hortalizas,
sobre los pueblos, sobre los gritos
de los inocentes y sus relojes;
se les acaba el tiempo: ensordecen,
se desintegran, mueren por
la victoria la inmundicia.

Los minutos vegetales
se escoran por la tierra.
-en 1914, 36, siempre
que el hombre quiera-
y brotan lubricando
el destino
de regresión
o progreso.
¡Oh, guerra!
Dulce aroma
a mierda.

Quintí Casals

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