Los cuerpos celestes se ordenan,
rompen y archivan en la agonía
del cielo. Transitan, tontos, en una órbita
perfecta. No saben por qué lo hacen, no
saben qué dieron vida, no saben qué
pasa aquí -dentro nuestro-. ¿C'est la vie?
Nacer es algo infinitamente delicioso,
descubrir es algo infinitamente obsceno;
descubrir significa conocer. Conocer
puede ser bueno, conocer puede ser
perjudicial. Conocer supone
aprender, confiar, guiarse
por la sorpresa, abrir una nuez
y encontrar gusanos
y encontrar frutos.
Un limpiaparabrisas se mueve bajo
el día iluminado, Shakira y Piqué
enseñan su retoño; el engranaje
temático y audaz que atesora la
prensa rosa, prepara, babosa,
el apocalipsis mental.
La gente edita sus fotos, las cuelga
en Facebook, esperan el like. Las ondas
hertzianas cortejan los vientos, a los árboles
les da igual la actualidad. En la práctica de
existir, es preciso creer, convencernos, escuchar
los piropos de la vida. Abrazar el abrazo. Cogerse
de una cuerda fuerte. Intentar no caer en el hostal
aséptico.
Llueven biblias sobre campos de fútbol. Queman
los radiadores en salas de masaje. Somos el resultado
de nuestras relaciones. Debes encontrar tu lugar.
Imbéciles austeros, débiles eclécticos, frágiles
sinsentido, desvanecen impasibles ante el silbido
del presente... ¡Corre, amigo, cocodrilo de hilo,
coge un tren, habla o muere, cretino!
Quintí Casals
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