Que alguien ayude al futuro,
que está el eterno desgraciado
tirado sobre los prados otoñales,
sobrepasado en el infierno del pasado.
Que alguien lo ayude, por favor,
que el pobre no levanta cabeza:
llora su condición de enchufe sellado.
Llueven amapolas en el incendio primaveral.
Orientales, europeos,
putas de las avenidas, debemos auxiliarle
como podamos, debemos alejarlo del polvo,
alejarlo de la ceniza, espantar las arañas.
Que alguien ayude al futuro,
que alguien le de sentido
en el terciopelo del edén.
Que alguien lo levante,
que alguien lo escriba
en el botiquín de la dicha.
Cantad junto a él, hermanos,
darle la mano, haced fuerza
y cogedlo fuerte en brazos...
que hace toda una vida
que cojea.
Quintí Casals
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