sábado, 15 de marzo de 2014

Romanticismo posmoderno

La vida es un entramado
-alocado- de camisas de fuerza;
una confirmación del alguien,
un estornudo del algún lugar.

Como niños de 20 años,
se eleva el paradigma clásico,
el despertar de la canción;
respiramos nuestra carne
en el paladar oscuro
del palacio. Seducimos
el placer cuerpo contra
cuerpo.

Mi cabeza pende de una percha.
Nuestras manos cuelgan de la caricia.
Juraría que no llevas perfume,
que besas bien, que estás
invitándome a tu intimidad
con la mirada. Ven, tulipán,
¿Te atreves? Vamos a matar
a la muerte, vamos a buscar
-dentro de los pantalones-
la primavera del setiembre.
Debemos aceptarlo, ser,
descuidarnos. Que en
la senda de Peter Pan,
el desastre no existe;
que en el descuido
del alma bloqueada,
persiste el crujido
del aullido junto
al eco.

Frutas prohibidas
disueltas en el océano Índico.
Miles de submarinos las buscan.
Miles de exploradores mueren de asfixia.
Un boli Bic confirma sus heces
y sus sollozos con una línea fina
y azul. Nuestro proceder no
quiere ni debe ser orado.
Somos aquellos que
se saludan
con un adiós.

Quintí Casals

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