viernes, 14 de marzo de 2014

Material defectuoso

Aquí, allá,
de entre los bosques de Manhattan,
se asoman lo infinito, la atrocidad y la realidad inminente.

Órgano a órgano, hueso a hueso, neurona a neurona...
transita el fluido de los mundos
organizándose, entablándose,
hiriéndose, en el espejismo biográfico
del saber.

Cerca de la conciencia
-más bien de la creencia, de la aceptación-
se edifica el sujeto. Hueco y rojizo
como la carne, como el ladrillo;
enrollado a lo tangible,
difuso en lo plano.

El cerebro es un suelo raso,
arado, no cosechado
en la esperanza.

Deja que llueva,
deja que llueva,
deja que llueva.

Quintí Casals

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