domingo, 10 de noviembre de 2013

La columna vertebral

Veo todas esas masas aberrantes
sostenidas por una columna vertebral
cómo tienen el valor de auto-denominarse personas
y, créanme, que no las asesino por mera misericordia.

De hecho, la gente tiende a valorar
a las personas tan sólo cuando mueren;
puede que así les hiciera un favor exculpado,
puede que entonces pudieran ser bautizadas como personas.

Nina Simone canta en lo alto del stereo:
Ain't got no home, ain't got no shoes
Ain't got no money, ain't got no class
Ain't got no skirts, ain't got no sweaters
Ain't got no faith, ain't got no beard
Ain't got no mind...

Ojalá yo tuviera esa suerte, ojalá...
no obstante, ni la tengo ni la tendré nunca; yo soy de esos que se enlata en su cama pensando
en lo fácil que hubiera sido ser un hombre de felicidad al alcance.

¡Maldición! Me tocó vivir en un nido de cocodrilos agresivos y, encima,
me tocó darme cuenta de ello.

Aún así, no creo que yo odie a las personas;
intenté amarlas repetidas veces, simplemente no pude. Estoy decepcionado, enfadado...
Soy un filántropo frustrado ¿A quién no le cabrearía éso?

Cada luna plateada deambulo por miles de parajes podridos
por la avaricia humana; 

detesto el logotipo de Coca Cola,
detesto las palabras sanas de las personas correctas
y detesto, también, el orden estudiado de los supermercados.

En estos bosques sin sombra sólo las piedras poseen ciertas auroras
castas. ¡Dejen de venerar esos bípedos, esas barbas, esas inteligencias! 
Siento ser tan violento, pero de veras que no escogí esta rabia incorregible.

He parido mucho desprecio al hombre.
Lo he maldecido como el amante más pueril dónde los haya.
He aborrecido cada uno de sus sistemas de relación o expansión,

pero parece que cambie mi percepción hacia él
cuando estás tú, acurrucada en una sonrisa virgen, al borde de la cama...

mirando, con una inspección líquida, cómo subo la bragueta de mi pantalón
y cómo discuto con las mangas insurgentes de mi camisa.

Entonces, creo un poco en las personas
o en aquellas masas aberrantes levantadas sobre una columna vertebral
que tienen el valor, el valor escarpado, de auto-denominarse personas.

Quintí Casals

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