Serán las amapolas del conocimiento
las que me hacen sonreír toscamente sobre el resto
o las que me privan de sonreír sinceramente sobre nadie.
Será que frecuento siempre la misma ruta de vuelta a casa o
será que durante ésta frecuento hacer eses y disfrutar de un aliento especiado.
Será que los taxistas corrompen las leyes de tráfico,
que vendemos nuestra fruta al país que más paga o que la gente roba involuntariamente.
Será que me he dado cuenta (Oh, sí; me he dado cuenta) de todas las sandeces del globo terráqueo.
Será que me cierro (Oh, sí; me cierro) ¿De veras la gente sorda necesita mi opinión?
Será que disfruto las mismas amistades, las mismas memeces, los mismos comportamientos ebrios;
las mismas conversaciones nuevas, los mismos disparates nuevos, las mismas aventuras nuevas.
Será que me aburre aprender a conducir,
que me aburre la televisión, que me aburren los métodos de educación sumisa.
Serán las amapolas del conocimiento
las que me conllevan a proclamarme libre y a la vez odiar mi libertad.
Serán las amapolas del conocimiento
las que me conllevan a proclamarme racional y a la vez odiar mi razón.
¿Serán las amapolas del conocimiento? ¿Serán las semillas del libertinaje?
¡Qué sé yo! ¡Qué coño voy a saber yo!
Llego a casa, abro la puerta, enciendo la luz; una noche más comparezco igual:
ojos hinchados, cara destruida, mente bombardeada (eso dice mi espejo).
Serán las amapolas del conocimiento, serán las amapolas del conocimiento...
le contesto justificándome ante su mirada inapelable.
Será que me pregunto demasiado por el sentido de la vida,
que el mundo me abruma, que el espejo no dice la verdad.
Mi cara reflejada se ríe de mi discurso. Mi cara reflejada desconfía.
Nadie cree en mí, nadie cree en mí: ni tan sólo mi reflejo.
Soy una anomalía en la existencia.
¿Cómo la gente puede creer en ella misma? ¿Cómo la gente puede creer en la creación?
Es increíble cómo los hombres son capaces de morir por Dios
y cómo las peripecias de la noche
hacen darle cuenta a uno
que si Éste de veras existe,
es un farsante.
Quintí Casals
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