Felicidad artificial
A veces pienso en lo mal que me hablan de las drogas
(probablemente)
sean un estruendo de aleteos de guitarra,
una vibración, una muerte medio voluntária medio obligada
y temporal
pero hijos de puta que me escuchan ahora
sepan ustedes que
robar un beso a un porro, a un vaso ebrio o a las setas,
meter mano al speed con la nariz o morrear decidido al LSD,
es un romántico acuerdo entre tú y ellos,
porque de seguro que ellos acabarán follándote,
nunca se harán de rogar,
siempre te darán sus mejores tiempos,
sus mejores penetraciones
hechándote fuera de este círculo mal hecho
que es la realidad.
Siendo el único billete de ida y vuelta existente
lejos de este mundo adverso,
olvidándote de todo,
acullá.
(no soporto esta existencia
debo colocarme/escribir un poco más)
Vomito ahora mi bilis,
mi alma,
mi poema
se ha acabado ya.
Quihjpont6ikí CAaslaksaxeoukjire (joder, mierda de teclado)
No hay comentarios:
Publicar un comentario