lunes, 4 de febrero de 2013


Alegoría a la vida


¿Cómo quieres que no escriba
con lo que me pasa y me pasará mientras viva?
Y os preguntareis por mis amigos,
ellos son los novelistas de la vida,
ésos que no escriben el destino,
sino que se lo juegan en la partida,
somos los ambulantes peregrinos
que escriben con actos el hedonismo
y la madurez de su alegría.

[Beber, fumar, comer, sudar,
acortarán tu aliento al respirar,
pero no te engañaré compañero,
tendrás mucho menos que contar.]

Cada letra rebelde que trazamos
es el cambio para una sociedad enquistada,
aunque son cortos los tramos,
grandes porque a la vida nos abrazamos
pero sólo son pasos de nómadas,
pocos para nada.

Algo difícil en los humanos,
la gente muere en su ánima vacía
vendiendo su alma a la monotonía
y cuanto más temprano nos levantamos
disfrutamos más del día
y mucho menos
de lo que significa la vida.

[Millones de espermatozoides
y tú llegaste el primero,
seas deforme o seas bobo,
vive y no dejes los músculos inmóviles,
disfruta de existir y de todo
con la alegría en tus pasos infantiles
pero nunca amigo mío
cierres los ojos,
sé entrometido,
sé curioso.]

Abraza la vida,
pero vigila,
yo la abrace tanto
que al final ahogué a la mía.

Somos los narradores de la felicidad y la umbría,
poseemos los extremos,
desciframos a la vida.

[No olvidar la realidad,
pero siempre sonriendo
al agua y al viento
por esta oportunidad.]

Nosotros somos las historias
que llenan la lámina vacía de vitalidad.


Quintí Casals

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