jueves, 24 de enero de 2013


Perfil analógico o digital

En el ciberespacio
puedes hallar miles de individuos
que partieron su tiempo y su espacio,
su interacción el mundo
para dedicar a la red todos sus segundos.
Existen perfiles digitales
hechos con ceros y unos,
lástima que este sistema no sea de diez
y se pierdan los signos naturales,
las señales, lo palpable,
somos arrobas varoniles o afeminadas,
somos electrónica por nosotros configurada,
y nos ha vencido
porque la necesitamos
y más que nada,
para ella vivimos.

[Hasta dónde hemos llegado
antes éramos bipolares
pero sólo durante un lapso,
ahora inhalamos los orgasmos digitados
de esta otra cara,
ese perfil extraviado,
que permite a esa esencia rara
hablar a una persona que está al otro lado.
Ese código que te habla y te engaña
y permite leerte y no verte
como está tu estado.]

Y se perdió con él toda la ortografía
decimos evolucionar, progresar,
pero hacen distante la utopía.
Ya no se escribe, ahora se folla
y encima por la red sin compañía,
son las masturbaciones
que disparan tecnología.

(Se perdió con una pantalla que sólo refleja
todo lo que nos circunda en nuestra vida.)

Sí, somos la generación que más se comunica
pero con lenguaje causal, nada se examina,
hola, ¿cómo estás? ¿qué haces? Ah, eras tú,
sólo se dicen más que tonterías.

Estamos en la era de los ordenadores
en la qué importa más tener una buena compañía
(no para administrar cariño sino las redes)
que bombear a otros corazones tu pacífica armonía.

Cables que unieron la realidad con lo artificioso,
pocas sombras de verdad y muchos perfiles silenciosos.

[Entrarás pero no saldrás.]

Quintí Casals

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