jueves, 31 de enero de 2013


La paloma de la cola larga, del camino largo


[Movimiento de rotación y traslación
y el mundo aún no ha cambiado,
pocas cosas entraron con la evolución.
St. Petersburgo es hoy la antigua Stalingrado,
circuitos eléctricos bombean bits en el corazón
y todavía se aparta a los aislados a un lado.

La Tierra no ha dado la vuelta,
sigue su rumbo igual que la primera vez.
Nada va a cambiar, es naturaleza,
aunque podremos avanzar
lo haremos en cómo hacer más fuerte la estupidez,
la dictadura del abre-fácil seca la cabeza,
un mundo que progresa así y con esta ligereza
es la condena a desbaratarse con rapidez.]

Y yo sigo los viernes
yendo a comer a casa de mis abuelos,
con mis queridos seres,
y siguen sin cambiar los sueños, aún son suelo.

(Llegaba y la grata olor me embriagaba,
me encontraba un gran cariño en su pequeña compañía
y cuadros mal puestos en paredes ovaladas
descubriendo algo nuevo cada día.
La casa de la locura convergente
cada almuerzo más me sorprendía,
entraba, pasaba y saludaba la gente
igual que pasa durante la vida,
ese escenario de guión abierto y siempre diferente
dónde entran, pasan y saludan,
los personajes que percibas.)

Y estaba yo otro viernes comiendo sopa,
clima naranja en un invierno de cambio climático,
hablando con mi abuela sobre cosas monótonas,
discusiones, felicitaciones y su carácter simpático,
mi abuelo abducido por la TV y sus ondas,
nada cambiaba en ese entorno gráfico,
pero algo hizo que se volviera enigmático
y entró una blanca paloma por la ventana,
ella sabía su función,
comía lo que se le daba,
y pude ver en esa conversación,
las palabras y sus alas,
que el bien recíproco
podía llegar a nuestra relación.

(Nosotros la alimentábamos y cuidábamos para que pudiera vivir,
ella nos hacía volar por su libertad y nos la ayudaba a descubrir.)

Esa paloma
fue el medio para partir,
el mundo no cambiará,
pero nuestra ilusión sí.

[Un cuerpo estancado en el determinismo del agnosticismo
o en la nada del nihilismo,
morirá en vano, en silencio y tranquilo,
y es que se debe dudar ante el abismo,
se debe fluctuar cuando estemos en el filo
y caeremos en el (bueno o malo) agujero del escepticismo.]

Duda, equilibra y dibuja un buen camino.

Quintí Casals

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