miércoles, 7 de agosto de 2013

Oye ¿Y la poesía para qué sirve?

Están entrando parcamente líneas diagonales
de claridad entre las cortinas. También frío. Las cuatro paredes
están cerradas por una puerta y yo estoy anidado
en mi cama. Estirado y prisionero de la penumbra.
Una fuerza genital invade mi brazo y le obliga a
coger fuerte mi pene. Los álamos y los helechos acarician
mi piel y una tormenta eléctrica recorre todo mi tronco.
El falo oye el pistoletazo de salida y emerge de la timidez.
Medra la polla y el glande saca pecho. Empieza la función:
una película porno recorre mi mente y la acción tiene lugar
en lo terrenal. Corro en un vagón de montaña rusa
y segrego estrellas de cielo veraniego. Mis piernas se estremecen
y parece que cada vez hace menos frío. Un granizo de semen
pesado y duro acaba saliendo disparado hacia las sábanas
y mi cuerpo por fin vuelve a ser mío.
Tengo 42 peces besándome en cada átomo de
mi pubis y mil y una personas pisándome sin dejarme levantar.
Todo ha acabado y me duermo sin cerrar la ventana.

Eso mecanografiado arriba era una forma bonita de describir
algo consagrado como feo como es la masturbación

y probablemente te haya gustado leerlo.

¿Aún sigues pensando que la poesía es inútil?

Quintí Casals

No hay comentarios:

Publicar un comentario