Estoy herido. Herido de muerte,
de muerte sin pecho. De corazón hueco y masacrado
por los picotazos de un buitre codicioso.
Me duele un desamor en el cuerpo
y una mujer en el alma.
Me ahogo en la infinidad de su falta, en la
presencia aletargada de su ausencia.
Me asfixio en pensar
que todos los amores
son como las gotas de agua
que quedan pegadas en el cristal.
Tarde o temprano
se evaporan
pero siempre
dejan marca.
Quintí Casals
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