sábado, 31 de agosto de 2013

A Ti (Conversaciones con Mika)

La verdad es que amo
como lloras
cada vez que me voy

y

amo como vienes corriendo a buscarme
cada vez que llego por la puerta de casa.

Amo cuando te posas estirada
vendiendo tu cuerpo a mis manos
para que éstas te toquen como a un violín

y

amo cuando salimos a pasear
y, aunque no hablemos,
me enseñas cosas
que no sabía sobre el mundo.

Amo también como, sentada,
me impartes culto esperando
una caricia fina,
un gesto hiperbólico,
una simpatía elocuente

y

amo como me despiertas
entre besos juguetones
dejándome toda la cara
lamida y mordida.

Algo muy profundo
me hace amarlo.

Algo muy externo
me hace amarlo.

Amo que no te importe
si voy borracho,
si estoy de mal humor,
si no me apetece estar allí

y

amo la naturalidad que emana
en la consigna de
cada uno de tus actos.

Amo que me entiendas
sin entender absolutamente nada
sobre como funciona el ser humano

y

amo que nunca te apetezca
discutir conmigo
pero siempre te apetezca
retozar.

Amo que me sepas amar
sin tener yo que
escuchar un
te amo

y

amo que me sepas amar
sin tener tú que
escuchar un
te amo.

Algo muy profundo
me hace amarlo.

Algo muy externo
me hace amarlo.

Quizá sea el hecho
que los animales
te quieren.

Quizá sea el hecho
que las personas
te hieren.

Y tú, por suerte,
eres una perrita
y no una mujer.

Quintí Casals

jueves, 29 de agosto de 2013

Los viejos no son sabios

Estoy secando con una toalla
cada una de las horas que he vivido
sobre mi cuerpo.

Quisiera no morar
en una cárcel temporal.

Quisiera poder administrar
mis recuerdos o mis olvidos
o mi pasado o mi presente o mi futuro.

Quisiera vivir otra vez aquello
apetecible a vivir
o no vivir aquello
que odié vivir
o parar por un segundo
el reloj,
pero el tiempo
se escapa como el aire.
Sólo Sigue, sigue y sigue
sin pedir permiso.
Recorre la silueta de tu
alma corporal y
entre instantes enmohecidos
la pudre hasta agotarla.

Ojala los minutos no fueran
tan transparentes y tan anárquicos.
Ojalá supiera cómo coger la vida
o cómo coger el aire.

Ojalá la vida
no fuera una broma pesada
que sólo se entiende a sí misma.

Ojalá pudiera tirar atrás
y no escribir nada de ésto.

Quintí Casals

Sólo en casa

Mi casa es mi cabeza:
mi cuarto, mi crepúsculo de soledad, mi colosal teatro.

Por ella se garbean las motas 
de la nada y los átomos del todo.
Lo tangible y lo intangible.

En ella
se pasean miles de personas que
decido conocer o no 
y deambula el tiempo,

se divisan bastas llanuras,
caóticas constelaciones,
cancerígenas ciudades

y se saborean los animales
y se huelen los animales
y se oyen los animales
y se ven los animales
y se palpan los animales.

Nunca se agota el combustible de mis percepciones.
Miles de trozos de existencia entran libremente en mi casa
sin parar, sin pedir permiso, sin quererlo;

chispea continuamente la vida en mi mente,
siempre está mi pobre cabeza ocupada.

A veces le llegan comunicados desde el corazón,
a veces le llegan telegramas desde el pene,
a veces ella misma ni se entiende

pero todo pasa por ella,
es la dictadora de mi dictar.

Si ella no existiera, yo no sería.
Si ella tuviera alzheimer, mi historia no sería.
Si ella no supiera de aquello, aquello no sería.

Estoy condenado a vivir de ella.

Estoy condenado a que
mi casa sea mi cabeza
y mi lugar en la vida
sea yo mismo

pero bueno, a mí ya me está bien;
ese es el precio de la vida.

Quintí Casals

miércoles, 28 de agosto de 2013

Tinta de sangre

Dicen que tengo un don,
que escribo bien,
que remuevo las entrañas como una cascada al río,
que hay algún pellizco de Verdad en mi voz aunque
ésta no haya existido jamás en nadie,
que grito con un susurro de poesía
y que, incluso a veces,
hago llorar a quién me lee.

Dicen que tengo un don,
que esbozo la metafísica de mi estar con un verso,
que tengo una locura digna de que la amen las flores,
que abrazo desde el papel,
que me cago en todo aquello en lo que no debería
y que, incluso a veces,
tengo un poco de razón.

Dicen que tengo un don
y yo no lo sé.

Quizá lo tenga, 
quizá no lo tenga;

pero si éste es un don de veras,
no es el don de las palabras,
no es el don de la poesía,
no es el don de la Verdad,

si éste es un don de veras,
no es más que es el don

del tormento
y del dolor.

Quintí Casals

martes, 27 de agosto de 2013

El destino es para los tontos y para los enamorados

Yo, a diferencia de la
mayoría de la gente
que cree en el amor causal,

recuerdo la primera vez
que hablé con mi chica;
no la que nos conocimos,
ya que nosotros
no tuvimos el placer
de conocernos con dos besos
o en un estrechón de manos
o una tal noche.

Nuestra historia estuvo escrita
antes que naciera yo,
antes que naciera ella.

Nuestra historia fue articulada
por un arquitecto sobrenatural,
no nos hizo falta conocernos.
Yo sabía de ella. Ella sabía de mí.
Yo sabía de su amor. Ella sabía de mi amor.
Pero ninguno sabíamos de nuestra voz,
por eso admiro
la primera vez que hablamos.

Cada uno nos teníamos por capricho
y cada uno seguíamos nuestro camino
hasta el día que, por fin, decidimos
decirnos algo.

Fue tímido, grosero y divertido
pero sincero. Era septiembre
de 2008, era de noche
y soplaba el viento.

Desde ese momento
mi corazón pensaba en ella,
mi cerebro amaba en ella.

Desde ese momento
su corazón pensaba en mí,
su cerebro amaba en mí.

Toda ella estaba hecha a medida para mí
y todo yo estaba hecho a medida para ella.
Cada centímetro de su mente,
cada aliento de su piel,
cada letra de n-o-s-o-t-r-o-s.
Sus defectos eran perfectamente virtuosos.
Sus virtudes simplemente como sus defectos.

Teníamos mitificado el instante en que nuestras bocas
habían tenido el valor de dirigirse la una a la otra
en una nube de palabras.

En nuestro punto de vista
era la mayor hazaña
sucedida en los anales de la historia

aunque tuviéramos percances volanderos,
aunque engordáramos o adelgazáramos,
aunque se fumigaran los besos a veces,
aunque no le gustara que no le mirara a los ojos,
aunque no me gustara mirarla a los ojos,

ya que ella era la única que
hacía que me florecieran rosas en mi pene al tocarme,
hacía que me pesara el pecho al besarme,
hacía que valiera la pena escucharle,

ya que yo era el único que
hacía que cantara el agua mansa al tocarla,
hacía que una hiedra cubriera su corazón al besarla,
hacía que valiera la pena escucharme.

Todo era perfectamente imperfecto
aunque no importara que lo fuera,
nos teníamos el uno al otro y eso
hacía que todo fuera imperfectamente perfecto.

Disfrutábamos con encotrarnos
y hablar tímidamente
y besarnos tímidamente
y follarnos aún más tímidamente.

Éramos un amor verbal,
un verso orgásmico,
un poema en braile,
una eyaculación de frases,

un amor tímido y franco.

No éramos la clase de pareja normal.
No entendíamos el amor como el diccionario procuró que lo hiciéramos.
Nosotros nos hacíamos la ofrenda el uno al otro de nuestras partes,
nosotros nos desnudábamos como los niños a los caramelos,
nosotros nos besábamos como dos vírgenes,
nosotros nos abrazábamos rozando la piel,
nosotros nos amábamos con cuidado
para no romper el amor.

Había pureza,
había sustantivos, pronombres y adjetivos;
no sólo verbos, no sólo sexo y actividades baratas
establecidas como comunes en las parejas.
Había interés, había entendimiento,
había compañía, había metamorfosis,
había amor de chocolate 99% cacao

pero no era suficiente
para ti.

Tú necesitabas un poco de azúcar,
un poco de leche. Más dulzura, más sabor.
Necesitabas una caricia primaveral:
un beso in creixendo, un beso inmaduro.
Yo pensé que te encantaba aquella pureza,
pero cada vez estábamos más lejos
de la casualidad establecida
de encontrarnos,
de querernos,
de ser Dioses
en nuestro
ser.

Hubieron enfados, drogas, Barcelona y artificialidad de por medio
y un día se acabaron las palabras sin más.

Pasó el tiempo y pasó el amor
-o eso dijo la nada- y  dejamos de hablar.
Ahora tenemos nuestras nobles bocas calladas.

Ninguno de nosotros pretende articular
una gota de voz, una brisa de cariño,
un grillo de búsqueda.

Ahora no queremos tentarnos.
Tenemos una tregua,
sabemos de nuestra debilidad.

Ahora tenemos un parche en la boca,
aunque si algún día volvemos a hablar

le regalaré a esa dama mi oreja,
volveremos a enamorarnos sin querer
y nada de todo eso habrá sido casualidad

sólo el hecho que
nuestra historia estuvo escrita
antes que naciera yo,
antes que naciera ella,

o eso quiero pensar.

Quintí Casals

lunes, 26 de agosto de 2013

Capricho de frustración

Me gusta salir a pasear al perro por la mañana
porque irradia el primer grito del día
y lanza a las personas a hundirse
en la jornada laboral.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque veo como los comercios abren sus bocas
y los compradores acaban en la panza mercantil
cazándose ellos mismos.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque también salen otros perros
y otros amos
y otras caras que no miran como miro yo.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque descubro a los basureros
lavando la cara a la ciudad
que la noche anterior de seguro que no ensuciaron ellos.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque disfruto con los ojos amargos y dormidos
de la gente al pisar las baldosas del cielo
de un paraíso artificial hecho con sueños.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque mi perro riega las flores y los arbustos que
el ayuntamiento ha situado estratégicamente
dónde les interesa y conviene.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque los niños antes de ir al colegio
regalan su último y inmaculado júbilo
a los esqueletos andantes que necesitan café.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque las carreteras son invadidas por líneas de coches
y los árboles por líneas de pájaros
y cantan los picos y cantan los cláxones y no se oye nada.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque siento como la ciudad abre sus pétalos
ante mí.

Me gusta salir a pasear el perro por la mañana
porque al recoger su boñiga con mis manos
siento que cojo el mundo,
siento que está en mis manos

y se descompone
y hace que recuerde que no me gusta nada
salir a pasear el perro por la mañana.

Quintí Casals
Paraules

Parles i parles en va.
S'escapen les teves paraules de comiat
immerses en els sentiments amagats o perduts en el vent.

Potser menteixes, potser dius la veritat.
La conversa és una espina per al gos,
un os per al gat. Res d'això porta enlloc,
sembla que s'acaba el camí.

El cel es fon amb l'infinit
i nosaltres estem cada cop
més lluny del primer petó.

Comença a sonar una balada d'adéu
i els àngels ploren dins el pou

mentre tu parles i parles en va.

El matrimoni amb la nostra mort
s'inicia i les papallones de l'estomac
surten per l'anus

i tu no calles, parles i parles en va.

Sembla que el haver set la part més dolça
de la nostra història et sigui ja igual
quan els teus llavis

dibuixen un punt i final.

Quintí Casals

martes, 20 de agosto de 2013

Encuentro

Tengo a una loca por musa que hace que
mis venas ardan fantasía de alma mala.

El pene, el corazón, el cerebro
decaen ante los cuadrados agónicos
de nuestra magia de yogur caducado.
Desisten ante la dulzura pasada
y la amargura presente  por encontrarme
ahora con esta mujer delante de mí.

(Se para el tiempo)

Recuerdo las manos que, cogidas, paseaban
el balanceo de nuestro amor paralelo.

Recuerdo los jadeos retumbantes de
nuestros baños entre orgasmos de sudor.

Recuerdo cuando teníamos mil cosas que
decirnos, contarnos y escribirnos el uno al otro
por no ahogarnos en el fango.

Recuerdo cada poema, pintura y cumplido que
le pude hacer a tu culo, a tu sonrisa o a tu Elena

mientras pasas por delante mío y yo por delante tuyo
y cruzamos miradas bruscas protegidas en porexpan
y parece que no nos acordemos de nada
y parece que seamos desconocidos de odio a primera vista

y parece que sea mentira
que algún día fuimos

eternos en nuestro reloj.

Quintí Casals

Noche de nubes densas encima de la multitud

El campanario ya encendió las campanas
y la noche lastima las últimas gotas de luz
que quedan en los cables y las aceras.

Antes leí que ahora hacen un
perfume de flor de orquídea silvestre
enlatado en un spray ultra inflamable

y pienso
y pienso
y hablo

un grito de furia hacia la sociedad.

Los grillos queman la embriaguez de la luna
con su canto rimbombante y no sé ya con que personaje
estoy hablando esta noche de
estrellas caídas.

La rueda entre la pena y la gloria no para hoy tampoco.
No parará. No puede ni quiere parar. No sé si debería hacerlo.
No sé que pretende conmigo hoy, mañana, el año que viene,
nunca.

Yo sé que la cobardía del oro ante la mierda
remite en cada acto del ser humano o inhumano

y ahora llego cantando de alegría ebria a mi casa
un tal martes a las cuatro de la madrugada

y en la calle piden silencio.

Quintí Casals

viernes, 16 de agosto de 2013

Típica escena de cena familiar

Ayer cené con toda mi larga familia.
Fue un encuentro absurdo y bizarro.
Algunos ni sabíamos quiénes éramos,
algunos no nos caíamos bien
y algunos fingían interés por si Pepito
seguía triunfando o no en su taller de coches.

Todos se pegaban una sonrisa de mentira
debajo de su nariz y todos rugían cierta
temeridad y cierta flagelación emocional
dentro suyo por los otros.

Era muy violento:
todos se querían y todos se odiaban
a la vez.

Sentían con sacrificio.
Parecían una libélula en el ártico
o un mísero vagabundo en Montecarlo.

Tampoco entiendo porque, si tan sólo
somos unas semillas que por azar
cayeron en la misma parcela de arado,
tenemos que esforzarnos en caernos bien.

Yo, por mi parte,
me arropo en vuestros brazos de sangre y
como de vuestro amor incondicional de cabello de ángel.

Yo, por mi parte,
os doy cobijo en vuestras virtudes y en vuestros errores,
no necesito que me caigáis bien.

Yo, por mi parte,
os quiero sin disfrutar esa cena,
os quiero sinceramente.

Quintí Casals

viernes, 9 de agosto de 2013

El ball dels àtoms dins la pressó de l'univers

La meva ànima
és com el vol de les orenetes
en l'alè de la brisa estiuenca:

lliure.

Encara que el planatge sigui delimitat
per la força del buf dels Déus,
per la força d'un txitxarel·lo vulgar
o per la mera força del rocambolesc vent.

Encara que en tot el que és terrenal
la llibertat no existeixi.

Quintí Casals

Cicatriz de seda

Estoy herido. Herido de muerte,
de muerte sin pecho. De corazón hueco y masacrado
por los picotazos de un buitre codicioso.

Me duele un desamor en el cuerpo
y una mujer en el alma.

Me ahogo en la infinidad de su falta, en la
presencia aletargada de su ausencia.

Me asfixio en pensar
que todos los amores
son como las gotas de agua
que quedan pegadas en el cristal.

Tarde o temprano
se evaporan

pero siempre
dejan marca.

Quintí Casals

miércoles, 7 de agosto de 2013

Oye ¿Y la poesía para qué sirve?

Están entrando parcamente líneas diagonales
de claridad entre las cortinas. También frío. Las cuatro paredes
están cerradas por una puerta y yo estoy anidado
en mi cama. Estirado y prisionero de la penumbra.
Una fuerza genital invade mi brazo y le obliga a
coger fuerte mi pene. Los álamos y los helechos acarician
mi piel y una tormenta eléctrica recorre todo mi tronco.
El falo oye el pistoletazo de salida y emerge de la timidez.
Medra la polla y el glande saca pecho. Empieza la función:
una película porno recorre mi mente y la acción tiene lugar
en lo terrenal. Corro en un vagón de montaña rusa
y segrego estrellas de cielo veraniego. Mis piernas se estremecen
y parece que cada vez hace menos frío. Un granizo de semen
pesado y duro acaba saliendo disparado hacia las sábanas
y mi cuerpo por fin vuelve a ser mío.
Tengo 42 peces besándome en cada átomo de
mi pubis y mil y una personas pisándome sin dejarme levantar.
Todo ha acabado y me duermo sin cerrar la ventana.

Eso mecanografiado arriba era una forma bonita de describir
algo consagrado como feo como es la masturbación

y probablemente te haya gustado leerlo.

¿Aún sigues pensando que la poesía es inútil?

Quintí Casals

martes, 6 de agosto de 2013

Rebeldía

¡Oh! Titánica fausta que encabritas
el dogma llamada Rebeldía.

¡Oh! Nervudo edelweiss que alboreas
en el desierto de la desesperanzada costumbre.

¡Oh! Aire de vida que chispea en
la brisa de la nociva rutina,

aquí tienes mi más sincera ofrenda,
musa mía.

Quintí Casals

Peces en el mar

Existe ahora en algún lugar una mirada gruesa y abisal entre dos peces.
Puede que se enamoren. Puede que lleguen a hacerlo.
Su memoria dura 3 segundos pero, al final, consiguen lograrse.
Refulgen llamas y piano durante ese corto rato,
durante ese mísero y esférico tiempo.
Después se olvidan y ya. Se agota la mística al 100%.
Ese cuerpo homogéneo se divide en dos y
ambos se dejan llevar por la corriente.
Se encuentran en los bares de algas, entre bancos de peces,
en según que conchas y puede que ni se saluden.
Desaparecen en sus ojos, en sus intenciones, en su (a)mar.

Y es triste que así sea. Que desvanezca algo tan eterno tan rápido.
Es triste cuando un rayo de eclipse vacío invade sus cuerpos
por la erosión de la magia amorosa
y deja de oler bien esa vagina o ese ano

y las sonrisas son de plástico
y la luz desprendida de neón
y la pasión de mera silueta

y sólo les queda
buscar entre más peces en el mar.

Quintí Casals

Desterrado a un purgatorio de sentimientos

¿Cómo estás? preguntas entre temblores
unos días después de nuestra ruptura de
contrato emocional.

El silencio invade la respuesta hasta que
decido serte sincero y responder entre
balbuceos, comparaciones lógicas o
absurdas e incluso alguna lágrima de hiel.

Estoy
como una araña muerta en sus redes,
como un crepúsculo en la niebla espesa,
como un suspiro en un huracán,
como una amapola en el insalubre cemento,
como un pelo rebelde en el océano Pacífico,
como una errata en un poema espontáneo,
como un soplo de aire fresco en la polución,
como un escéptico en una iglesia,
como una utopía en la realidad,
como un romántico en Nueva York,
como una nada en la nada.

Falto de calor, de resplandor, de rumbo,
de significante, de significado.

Falto de mí, de ti.

Francamente, querida;
estoy falto de nosotros.

Quintí Casals

lunes, 5 de agosto de 2013

Te quiero

y mucho, de verdad.
Daría cualquier cosa o recorrería lo que fuera
por ti,

pero la verdad (si te soy sincero)
es que

no hay medida cuantitativa
ni longitudinal

para llegar a determinar
cuánto te quiero,

tan sólo
un amor en peso de aire obeso
y en latitud de sentimiento emergente.

Y tú
¿Me quieres o ya te has cansado de tenerme?

Quintí Casals

Año X antes de mí

Hubo un tiempo en el que no existía mi nombre,
tampoco mi carne y tampoco mi aliento.

Hubo un tiempo en el que estuve en manos de
la casualidad o era un proyecto del tiempo
o simplemente no era.

Hubo un tiempo en que no palpaba los colores
ni los olores ni el ruido ni el gusto de los nenúfares
o de las ranas.

Hubo un tiempo en que ni tan sólo era un espermatozoide
ni sabía que era eso. Bueno ¿Qué era saber para mí entonces?
Supongo que ni yo lo sé.

Hubo un tiempo que no había tiempo
y de pronto la todopoderosa Nada

me entregó a la vida y al florecimiento de las horas y al espacio
y a un cuerpo y a un Yo
y al temer el volver a no ser.

Pero no pasó nada
ni tampoco pasó todo,

sólo sucedió la tos de algo aparente y perceptible
llamado infinito

y existí.

Quintí Casals

domingo, 4 de agosto de 2013

Hipnosis

Y cuando tú me miras, mujer de antes de cristo,
mujer de antes de ti, mujer de antes de mí,

mi corazón de hojalata dibuja una rosa hecha de nubes
y mi cerebro de nuez la aspira

y duerme
y muere
y respira

por fin
en paz.

Si no fueras tú, si fueras hembra vulgar en mis entrañas,
sólo un grito de pene habitaría
en ese instante.

Pero no es así. Tu pupila de carmín
es el sosiego de mi pupila de labio seco.

Es el placer de dejarte entrar
dentro de mí
sin antes llamar.

Quintí Casals