¿Dónde?
Dónde quedará ese espacio
dónde se guardan las almas
-aquellas que se equivocan de cuerpos,
se visten de existencia y hablan o piensan-
dónde quedará ese espacio
dónde se guardan los sueños
-aquellos que se cumplen o se frustran,
comen del tiempo y mueren de desidia-
dónde quedará ese espacio
dónde se guardan los pensamientos
-aquellos que amargan a uno el café y
pisotean al corazón o a mi pene interno-
dónde quedará ese espacio
dónde se guarda la imaginación o la oniria
-aquellas pinceladas y fragores de color
que rehacen al mundo o a las mismas ideas-
dónde quedará ese espacio
dónde se guardan los trastornos por drogas
-aquellos que giran las percepciones, crean
serpentinas de luces y desestabilizan tus pasos-
dónde quedará ese espacio
dónde se guardan las emociones
-aquellas que te dejan desnudo delante del
sentimiento para que éste te bese o te insulte-
dónde quedará ese espacio
dónde se guarda el saber
-aquellos interrogantes y aquellos iguales
que responden o no a nuestros tambaleos-
dónde quedará ese espacio
dónde te guardas tú,
de seguro que no es el sitio desde dónde me estás leyendo
y puede, sólo digo puede
que te escondas, oculto en tu piel,
en la infinita nada dentro de la nada de la vida.
Igual que se esconde tu mismo cuerpo, ese arbusto o ese ornitorrinco.
Somos un mar visto desde arriba: inmensos de sabiduría y desconocedores de nuestra vida interior.
Estamos condenados física y metafísicamente a no ser nada más que tiempo,
aliento de viento.
Quintí Casals
sábado, 29 de junio de 2013
viernes, 28 de junio de 2013
Sabiduría resplandeciente conmigo a oscuras
Era una de esas noches extrañas:
repleta de luz y carente de estrellas. Confusa.
Era como una lámpara, como una chispa artificial
maravillosamente hecha a medida. Pero ésta no poseía
el toque de naturalidad requerido al
alumbrar ese brillo mate y estelar encima
de nuestro atrevimiento reprimido.
Necesitaba el firmamento luz natural y tú lo sabías. Me lo decías.
Me lo susurrabas bajo cientos de farolas, neones y luces de bares
-Necesitas luz nueva, necesitas luz nueva- me lacrabas en el cuello,
en los ojos, en el aire de mi aliento; pero cuando alguien
quiere estar a oscuras
¿Quién es capaz escuchar a una nube de fulgor?
Aún así, insististe e insististe en llegar al abismo de mis labios
sin saber tú de él (suicida, osada y valiente eras)
pero esa luz parecía seguir empeñada en no querer entrar
en mi ventana.
Y yo era
un coral, un árbol, un gilipollas
ante tu dulce, mágica y juguetona hipnosis
y salivaba y sangraba a la vez
mi pene, mi corazón, mi alma
por el placer agridulce de ser
tu jugador amigo o enemigo.
Aunque, al final, sin querer el querer quemó los átomos del aire y
los electrones absorbieron nuestra energía y se desnudaron
en un beso de luz.
Y éste fue fugaz, a 300 millones de metros por segundo
fue arrojado hasta mi boca y
duró nada más que una inmortalidad,
aposentándose ese "besinho" lúminico hasta hoy
en este poema
y manchando de forma hermosa mi alma
con carmín, roce y brillo.
Quintí Casals
repleta de luz y carente de estrellas. Confusa.
Era como una lámpara, como una chispa artificial
maravillosamente hecha a medida. Pero ésta no poseía
el toque de naturalidad requerido al
alumbrar ese brillo mate y estelar encima
de nuestro atrevimiento reprimido.
Necesitaba el firmamento luz natural y tú lo sabías. Me lo decías.
Me lo susurrabas bajo cientos de farolas, neones y luces de bares
-Necesitas luz nueva, necesitas luz nueva- me lacrabas en el cuello,
en los ojos, en el aire de mi aliento; pero cuando alguien
quiere estar a oscuras
¿Quién es capaz escuchar a una nube de fulgor?
Aún así, insististe e insististe en llegar al abismo de mis labios
sin saber tú de él (suicida, osada y valiente eras)
pero esa luz parecía seguir empeñada en no querer entrar
en mi ventana.
Y yo era
un coral, un árbol, un gilipollas
ante tu dulce, mágica y juguetona hipnosis
y salivaba y sangraba a la vez
mi pene, mi corazón, mi alma
por el placer agridulce de ser
tu jugador amigo o enemigo.
Aunque, al final, sin querer el querer quemó los átomos del aire y
los electrones absorbieron nuestra energía y se desnudaron
en un beso de luz.
Y éste fue fugaz, a 300 millones de metros por segundo
fue arrojado hasta mi boca y
duró nada más que una inmortalidad,
aposentándose ese "besinho" lúminico hasta hoy
en este poema
y manchando de forma hermosa mi alma
con carmín, roce y brillo.
Quintí Casals
lunes, 24 de junio de 2013
La enfermedad del beso
Dices que me quieres nada más
porque estoy ido: sólo, única,
simple y exclusivamente porque
estoy loco. Y te entiendo, de
veras que te entiendo. Yo actúo
igual, no hay más. Pero en fin,
que le haremos, tarde o temprano
acabaremos ahogados en la cascada
del encanto nutriéndonos de lo lindo
y lo macabro que es el que alguien
esté loco,
loco por ti.
Yo también amo tu locura por mí.
Quintí Casals
porque estoy ido: sólo, única,
simple y exclusivamente porque
estoy loco. Y te entiendo, de
veras que te entiendo. Yo actúo
igual, no hay más. Pero en fin,
que le haremos, tarde o temprano
acabaremos ahogados en la cascada
del encanto nutriéndonos de lo lindo
y lo macabro que es el que alguien
esté loco,
loco por ti.
Yo también amo tu locura por mí.
Quintí Casals
miércoles, 19 de junio de 2013
Negativamente hablando en positivo
La vida es la hostia -oigo- ¡Oh, un aullido hedonista!
Discrepo. Ya que si yo vivo para preguntar qué vivo
y la caída permite mi levantamiento o mi breve calma,
las hostias son la vida -digo- ¡Oh, un aullido reflexivo!.
Lo cierto es que
la racionalidad y la felicidad no suelen avenirse
para una relación seria dentro de un cuerpo:
son liberales,
jodidamente liberales.
Quintí Casals
La vida es la hostia -oigo- ¡Oh, un aullido hedonista!
Discrepo. Ya que si yo vivo para preguntar qué vivo
y la caída permite mi levantamiento o mi breve calma,
las hostias son la vida -digo- ¡Oh, un aullido reflexivo!.
Lo cierto es que
la racionalidad y la felicidad no suelen avenirse
para una relación seria dentro de un cuerpo:
son liberales,
jodidamente liberales.
Quintí Casals
martes, 18 de junio de 2013
Obsolescencia
El progreso
-en sí-
requiere el constante cambio
en la elaboración de los productos.
Éstos, tarde o temprano,
quedan viejos o en desuso,
lo que hace
que vivan durante su corta vida
constantemente
preparados
para dar la bienvenida
a los nuevos, flamantes
y futuros
objetos que les revelarán.
Pasa como con las personas.
Dan éstas un servicio útil a
la rueda del engranaje y ya está.
(no importan para nada más)
Cuando quedan viejas o en desuso;
son jubiladas, apartadas y muertas.
Caducan, ya no es rentable su presencia
El progreso
-en sí-
requiere el constante cambio
en la elaboración de los productos.
Éstos, tarde o temprano,
quedan viejos o en desuso,
lo que hace
que vivan durante su corta vida
constantemente
preparados
para dar la bienvenida
a los nuevos, flamantes
y futuros
objetos que les revelarán.
Pasa como con las personas.
Dan éstas un servicio útil a
la rueda del engranaje y ya está.
(no importan para nada más)
Cuando quedan viejas o en desuso;
son jubiladas, apartadas y muertas.
Caducan, ya no es rentable su presencia
en el mercado
y acaban sustituidas
por hombres de plástico
o metal,
mejores o peores,
pero nuevos.
Estamos al mismo nivel.
Objetos y personas:
todos terminamos en la funesta basura.
Estamos matemáticamente y sistemáticamente
esclavizados para el reemplazo
y ya está.
Estamos al mismo nivel.
Objetos y personas:
todos terminamos en la funesta basura.
Estamos matemáticamente y sistemáticamente
esclavizados para el reemplazo
y ya está.
Quintí Casals
domingo, 16 de junio de 2013
Volar dentro de una jaula
Te amo,
con la posesión de un te,
con la posesión de un amo.
Lo hago así, sin querer por querer,
esclavizando la única libertad existente
que es el amarte.
Como lo haces tú. Como lo hacen todos.
Como lo requiere la desnudez
del desaliento más agrio y confitado
que eructa la pasión.
Encaprichados. Poseídos.
Llevados de la correa
del tierno delirio
el uno
al otro.
Amándonos.
Encadenados los dos
con nuestros brazos
en un abrazo eterno,
enfrascados en el agónico y mortífero espacio
que abarca
el amor.
Qué duro es volar en una jaula.
Qué duro es el chasquido de un beso sincero
que solo se lacra si los dos cuerpos
se tienen el uno al otro:
amo y ama (sin olvidar en ambos la "r" final)
Quintí Casals
Te amo,
con la posesión de un te,
con la posesión de un amo.
Lo hago así, sin querer por querer,
esclavizando la única libertad existente
que es el amarte.
Como lo haces tú. Como lo hacen todos.
Como lo requiere la desnudez
del desaliento más agrio y confitado
que eructa la pasión.
Encaprichados. Poseídos.
Llevados de la correa
del tierno delirio
el uno
al otro.
Amándonos.
Encadenados los dos
con nuestros brazos
en un abrazo eterno,
enfrascados en el agónico y mortífero espacio
que abarca
el amor.
Qué duro es volar en una jaula.
Qué duro es el chasquido de un beso sincero
que solo se lacra si los dos cuerpos
se tienen el uno al otro:
amo y ama (sin olvidar en ambos la "r" final)
Quintí Casals
sábado, 15 de junio de 2013
Organización vital
Los leopardos se comen las gacelas,
las gacelas se comen las plantas
y
las plantas se come los insectos.
El amor se come los enamorados,
la pena se come los desgraciados
y
el deber se come el alma.
Los blancos se comen a los negros,
el trabajo se comen la vida
y
el tiempo
se come a si mismo.
Así funciona
con todo,
bien aritmética y bien estructurada
la naturaleza.
Es sencillo:
la vida
en sí misma
está meticulosa y deliberadamente
ordenada y articulada
para la muerte.
Quintí Casals
Los leopardos se comen las gacelas,
las gacelas se comen las plantas
y
las plantas se come los insectos.
El amor se come los enamorados,
la pena se come los desgraciados
y
el deber se come el alma.
Los blancos se comen a los negros,
el trabajo se comen la vida
y
el tiempo
se come a si mismo.
Así funciona
con todo,
bien aritmética y bien estructurada
la naturaleza.
la vida
en sí misma
está meticulosa y deliberadamente
ordenada y articulada
para la muerte.
Quintí Casals
miércoles, 12 de junio de 2013
Hoy
Hoy he despertado antes que el despertador y después que el sueño. Las sábanas eran un mar de dudas conmigo tumbado navegando en ellas y mis nudillos andaban ajetreados en morrear fuerte la pared con balbuceo. La acción de luchar con ellas ha durado unos 30 minutos aproximadamente. Cuando he podido, he levantado de un salto de la inconsciencia durmiente para la consciencia obligada y despierta que es el día a día. El cuerpo, los huesos, la sangre, los huevos, la mente y el corazón me pesaban. También la vida y me he notado olvidado en ella; completamente solo, y lo peor es que en ese preciso momento lo he estado sabiendo. Ha sido un instante difícil y monótono: sucede éste casa segundo de la existencia. Para recuperarme del shock, he sacado a mi perra Mika a pasear y ella me ha paseado a mí, robusta y esperanzada ha conseguido llevarme otra vez hacia casa. He logrado comer una tostada untada de pesadillas y me he acordado de esos dulces días cuando era capaz de dormir y desayunar con ganas de no ayunar, junto a ella he bebido una cerveza fría para helar un poco mi voz cerebral. Después de un rato mi chica fabricada y manufacturada de ausencias me ha llamado al teléfono. Hemos hablado y mi alma ha empezado a pesar un poco más. El logro ha durado poco, muy poco. Ya pesando otra vez, Mika y yo hemos decido tener un rato de guerra pensativa. Nos hemos tumbado en el parquet para contemplar el techo blanco de mi habitación. Hemos estado unos largos centímetros de reloj. Durante todo ese lapso nos hemos estado mirando sin entender nada, yo en color y ella en black & white, ambos hemos visto ausencia de pigmento, de carácter. Mi habitación ya no poseía carácter, tampoco estado, tampoco sonrisa. Era blanca y gris en las sombras, que triste era el adjetivo posesivo que hacía que me perteneciera. Seguidamente de este auto-análisis, he almorzado con mis padres. Hemos hablado los típicos códigos procedimentales, rituales y lingüísticos para interesarnos por nuestras vidas convergentes del azar. Nos hemos regalado un descanso de la soledad de su ajetreo y de mi sosiego. El ruido y el silencio siempre recuerdan a uno la soledad. ¿No creen? La tarde ha ido llegando con un tsunami de luz y de tórrida humedad que ha obligado a las gentes a sacarse la ropa. He salido a la calle, he trasladado mi piel, mis órganos y mis huesos hasta la universidad y he hecho un examen dónde me enseñaban las claves periodísticas de cómo engañar a la masa. Al salir me he esfumado en un cilindro de marihuana relleno de constelaciones y galaxias. El 3,2,1 del despego del cohete ha quemado con el mechero. El trayecto de ausencia racional ha durado una hora y media. Antes, cuando no existía la rutina hedonista en mí, éste solía durar más. ¿Qué le haremos? Mejor me he hecho otro y mejor me he quedado. He ido a casa y me he dignado a ver después de tiempo la tele. He mirado vídeos musicales. Ponían "We are young" y me ha recordado que soy joven aunque me comporte como un anciano. He cenado. He vuelto a compartir códigos procedimentales, rituales y lingüísticos con mis padres. Después he cagado y he tenido el hijo más bello del mundo. Su parecido a una estalagmita de Montserrat y su firmeza pudiente y corpórea me han emocionado. Ha sido, sin duda, el momento más feliz del día. Después, he llegado a aquí y he decidido escribir mi palpitante y incógnita jornada. Un día más en un día menos. Un día blanco y volandero como una gaviota. Un día de nada. Un día de un todo en vano para el tiempo. Un día de ausencia viviente. Un día digno de plasmar como un buen silencio. Un día tan de mierda que es éste meritorio de un recuerdo.
Quintí Casals
Hoy he despertado antes que el despertador y después que el sueño. Las sábanas eran un mar de dudas conmigo tumbado navegando en ellas y mis nudillos andaban ajetreados en morrear fuerte la pared con balbuceo. La acción de luchar con ellas ha durado unos 30 minutos aproximadamente. Cuando he podido, he levantado de un salto de la inconsciencia durmiente para la consciencia obligada y despierta que es el día a día. El cuerpo, los huesos, la sangre, los huevos, la mente y el corazón me pesaban. También la vida y me he notado olvidado en ella; completamente solo, y lo peor es que en ese preciso momento lo he estado sabiendo. Ha sido un instante difícil y monótono: sucede éste casa segundo de la existencia. Para recuperarme del shock, he sacado a mi perra Mika a pasear y ella me ha paseado a mí, robusta y esperanzada ha conseguido llevarme otra vez hacia casa. He logrado comer una tostada untada de pesadillas y me he acordado de esos dulces días cuando era capaz de dormir y desayunar con ganas de no ayunar, junto a ella he bebido una cerveza fría para helar un poco mi voz cerebral. Después de un rato mi chica fabricada y manufacturada de ausencias me ha llamado al teléfono. Hemos hablado y mi alma ha empezado a pesar un poco más. El logro ha durado poco, muy poco. Ya pesando otra vez, Mika y yo hemos decido tener un rato de guerra pensativa. Nos hemos tumbado en el parquet para contemplar el techo blanco de mi habitación. Hemos estado unos largos centímetros de reloj. Durante todo ese lapso nos hemos estado mirando sin entender nada, yo en color y ella en black & white, ambos hemos visto ausencia de pigmento, de carácter. Mi habitación ya no poseía carácter, tampoco estado, tampoco sonrisa. Era blanca y gris en las sombras, que triste era el adjetivo posesivo que hacía que me perteneciera. Seguidamente de este auto-análisis, he almorzado con mis padres. Hemos hablado los típicos códigos procedimentales, rituales y lingüísticos para interesarnos por nuestras vidas convergentes del azar. Nos hemos regalado un descanso de la soledad de su ajetreo y de mi sosiego. El ruido y el silencio siempre recuerdan a uno la soledad. ¿No creen? La tarde ha ido llegando con un tsunami de luz y de tórrida humedad que ha obligado a las gentes a sacarse la ropa. He salido a la calle, he trasladado mi piel, mis órganos y mis huesos hasta la universidad y he hecho un examen dónde me enseñaban las claves periodísticas de cómo engañar a la masa. Al salir me he esfumado en un cilindro de marihuana relleno de constelaciones y galaxias. El 3,2,1 del despego del cohete ha quemado con el mechero. El trayecto de ausencia racional ha durado una hora y media. Antes, cuando no existía la rutina hedonista en mí, éste solía durar más. ¿Qué le haremos? Mejor me he hecho otro y mejor me he quedado. He ido a casa y me he dignado a ver después de tiempo la tele. He mirado vídeos musicales. Ponían "We are young" y me ha recordado que soy joven aunque me comporte como un anciano. He cenado. He vuelto a compartir códigos procedimentales, rituales y lingüísticos con mis padres. Después he cagado y he tenido el hijo más bello del mundo. Su parecido a una estalagmita de Montserrat y su firmeza pudiente y corpórea me han emocionado. Ha sido, sin duda, el momento más feliz del día. Después, he llegado a aquí y he decidido escribir mi palpitante y incógnita jornada. Un día más en un día menos. Un día blanco y volandero como una gaviota. Un día de nada. Un día de un todo en vano para el tiempo. Un día de ausencia viviente. Un día digno de plasmar como un buen silencio. Un día tan de mierda que es éste meritorio de un recuerdo.
Quintí Casals
martes, 11 de junio de 2013
1994
Los días pasan uno a uno
bajando los marmóreos escalones
de mi brote fetal hacia mi muerte.
El oxígeno me regala chispas de aire
mientras carcome lenta y plácidamente
la armadura de
mi juventud y mis años
y florece entre la espuria piedra
la flor de mi experiencia cuál pétalos
de sabiduría en cada milésima de segundo
que pasa.
Desde esa luna en que mis padres no decidieron
engendrarme pero sí decidieron besarse
fuerte. Desde que ese condón se fracturó
y me escapé del pene de un tal Quintín
con residencia en Lérida
y me escondí de una persecución enemiga
en el óvulo de una tal Eva
la vida pasa y nunca frena,
como un tren de juguete
rodando en un circuito redondo desde el 94
que sigue éste sin lugar dónde posarse,
sin destino alguno,
sin motivo para morir frenando
y sin motivo para vivir transitando. Estando
apacible, anónimo y recurrente girando
entre su humo y entre la nada.
Soy yo un error dentro de un error llamado vida.
Tuve la suerte de existir. De tener fecha de
fabricación y de caducidad.
De llegar en ese preciso instante al óvulo
para llegar justamente aquí
sin saber ni que es este lugar.
Perdiendo el tiempo y muriendo desde ese febrero
en que aparecí. Aunque nada perdí
porque el tiempo no lo tiene nadie
y su breve paso
es imposible de descifrar.
Quintí Casals
Los días pasan uno a uno
bajando los marmóreos escalones
de mi brote fetal hacia mi muerte.
El oxígeno me regala chispas de aire
mientras carcome lenta y plácidamente
la armadura de
mi juventud y mis años
y florece entre la espuria piedra
la flor de mi experiencia cuál pétalos
de sabiduría en cada milésima de segundo
que pasa.
Desde esa luna en que mis padres no decidieron
engendrarme pero sí decidieron besarse
fuerte. Desde que ese condón se fracturó
y me escapé del pene de un tal Quintín
con residencia en Lérida
y me escondí de una persecución enemiga
en el óvulo de una tal Eva
la vida pasa y nunca frena,
como un tren de juguete
rodando en un circuito redondo desde el 94
que sigue éste sin lugar dónde posarse,
sin destino alguno,
sin motivo para morir frenando
y sin motivo para vivir transitando. Estando
apacible, anónimo y recurrente girando
entre su humo y entre la nada.
Soy yo un error dentro de un error llamado vida.
Tuve la suerte de existir. De tener fecha de
fabricación y de caducidad.
De llegar en ese preciso instante al óvulo
para llegar justamente aquí
sin saber ni que es este lugar.
Perdiendo el tiempo y muriendo desde ese febrero
en que aparecí. Aunque nada perdí
porque el tiempo no lo tiene nadie
y su breve paso
es imposible de descifrar.
Quintí Casals
Mutación de un egoísta crónico
Si usted se para a escuchar
las conversaciones telefónicas o íntimas
del metro o las ramblas.
Si se digna a no girar la cabeza a
esa niña vagabunda, a ese muchacho de piel bruna
o a sus seres más próximos.
Si se fija en la urbe que es un hormiguero,
en el proceder lento de la oruga o en
como su perro también tropieza
dos veces con la misma piedra.
Si es capaz de enamorarse o llorar
o de impregnarse con las tragedias y las risas.
Si consigue admirar
las diferentes letras que las gentes
untan en los papiros o
el color favorito de Menganita o Menganito.
Si logra salir por un momento de su piel
probablemente se de cuenta, ser egoísta,
que sus pupilas le han engañado toda su vida,
que su vida le ha engañado toda su vida
y que aunque siempre haya estado solo
en la infinidad exuberante de la nada;
sí, falso ser único, divino y existencial:
existen más realidades, más sangres,
existen más problemas, más ilusiones,
existe el compañerismo, la solidaridad
existe la amistad, la empatía
existen a parte de usted
más seres vivos que le ven desde sus ojos
como usted los ve.
Hágalos sonreír y sonría.
Deje de ser usted y sea ellos.
Viva regalando vida.
Quintí Casals
Si usted se para a escuchar
las conversaciones telefónicas o íntimas
del metro o las ramblas.
Si se digna a no girar la cabeza a
esa niña vagabunda, a ese muchacho de piel bruna
o a sus seres más próximos.
Si se fija en la urbe que es un hormiguero,
en el proceder lento de la oruga o en
como su perro también tropieza
dos veces con la misma piedra.
Si es capaz de enamorarse o llorar
o de impregnarse con las tragedias y las risas.
Si consigue admirar
las diferentes letras que las gentes
untan en los papiros o
el color favorito de Menganita o Menganito.
Si logra salir por un momento de su piel
probablemente se de cuenta, ser egoísta,
que sus pupilas le han engañado toda su vida,
que su vida le ha engañado toda su vida
y que aunque siempre haya estado solo
en la infinidad exuberante de la nada;
sí, falso ser único, divino y existencial:
existen más realidades, más sangres,
existen más problemas, más ilusiones,
existe el compañerismo, la solidaridad
existe la amistad, la empatía
existen a parte de usted
más seres vivos que le ven desde sus ojos
como usted los ve.
Hágalos sonreír y sonría.
Deje de ser usted y sea ellos.
Viva regalando vida.
Quintí Casals
lunes, 10 de junio de 2013
Hogar, amargo hogar
I live in one place
dónde hay perros de marca,
dónde las personas son útiles o no
como las cosas
y los objetos son reliquias dignas de culto
o membranas de amor o deseo.
Los imbéciles salen en una caja de metamorfosis visual
y las masas les aplauden mientras su luz enérgica
es sorbida por las estrellas hollywoodienses.
Las ideas son vistas como un comercio
y la inspiración como un deber
para el beneficio. Qué desfachatez.
In this place usted firma un contrato de amor eterno
con otro individuo efímero y no lee
la letra pequeña e infiel de debajo de la falda de papel
de María, Juanito o cualquiera.
También se venden y compran las personas
para cubrir las expectativas de la empresa de Mr.Money
y se paga la fe para alguien que no dio nunca
nociones de su existencia.
Los problemas de saldan y la publicidad
está encartelada el el aire de las palabras.
Los sabios son encarcelados y los estúpidos laureados,
los locos son cuerdos de locura y los cuerdos son locos de cordura.
Superman trabaja cada día y el ocio
es el dogma vital y filosófico por excelencia.
El poder es una empresa y los medios la patrocinan,
los principios se acabaron es el stock
y llegarán de nuevos cuando el transporte político y público
le plazca traer de nuevos o viejos.
El sistema alternativo se ha privatizado
y el Che anda en el mechero de ese imbécil neoliberal
de la esquina que sonríe
porque el dinero ya no es un medio de intercambio
sino el lenguaje universal:
el comprador el emisor y el poder el receptor.
Se acumula la basura como resultado a todo
este montaje y regala una buena metáfora
a los pocos poetas que quedan y gritan como
si lo hubieran pensado ellos:
¡El capitalismo es una basura!.
Estamos tan mal que a la confianza
se le da crédito
y yo no pienso dar ni un duro ni una miga de esperanza
por un sistema que me grita:
Nace, consume y muere oportuno por favor,
ya viene otro a cubrir tu mediocre lugar.
No pierdas el tiempo contigo ni con nadie,
sólo gana, ten un buen pene, calla tu ser,
obedece, no debes pensar.
Quintí Casals
I live in one place
dónde hay perros de marca,
dónde las personas son útiles o no
como las cosas
y los objetos son reliquias dignas de culto
o membranas de amor o deseo.
Los imbéciles salen en una caja de metamorfosis visual
y las masas les aplauden mientras su luz enérgica
es sorbida por las estrellas hollywoodienses.
Las ideas son vistas como un comercio
y la inspiración como un deber
para el beneficio. Qué desfachatez.
In this place usted firma un contrato de amor eterno
con otro individuo efímero y no lee
la letra pequeña e infiel de debajo de la falda de papel
de María, Juanito o cualquiera.
También se venden y compran las personas
para cubrir las expectativas de la empresa de Mr.Money
y se paga la fe para alguien que no dio nunca
nociones de su existencia.
Los problemas de saldan y la publicidad
está encartelada el el aire de las palabras.
Los sabios son encarcelados y los estúpidos laureados,
los locos son cuerdos de locura y los cuerdos son locos de cordura.
Superman trabaja cada día y el ocio
es el dogma vital y filosófico por excelencia.
El poder es una empresa y los medios la patrocinan,
los principios se acabaron es el stock
y llegarán de nuevos cuando el transporte político y público
le plazca traer de nuevos o viejos.
El sistema alternativo se ha privatizado
y el Che anda en el mechero de ese imbécil neoliberal
de la esquina que sonríe
porque el dinero ya no es un medio de intercambio
sino el lenguaje universal:
el comprador el emisor y el poder el receptor.
Se acumula la basura como resultado a todo
este montaje y regala una buena metáfora
a los pocos poetas que quedan y gritan como
si lo hubieran pensado ellos:
¡El capitalismo es una basura!.
Estamos tan mal que a la confianza
se le da crédito
y yo no pienso dar ni un duro ni una miga de esperanza
por un sistema que me grita:
Nace, consume y muere oportuno por favor,
ya viene otro a cubrir tu mediocre lugar.
No pierdas el tiempo contigo ni con nadie,
sólo gana, ten un buen pene, calla tu ser,
obedece, no debes pensar.
Quintí Casals
domingo, 9 de junio de 2013
Bonnie & Clyde
Mala mujer,
me ha sorbido usted toda mi pasión,
toda mi esencia de ser.
Me ha robado sentimientos, tiempo y dinero.
Se lo ha quedado todo.
Mis poemas, mis dibujos, mi aliento,
mi amor.
¿Qué se ha creído? ¿Quién se cree que es?
No sea canalla y hágame un favor.
Quédese con toda mi alma y mi apego
que a mí junto a usted ya no me hace falta.
Quédeselo. Yo fui malo y también me quedé lo suyo.
Malo de amor. Malo de bueno. Malo por quererla.
Se lo usurpé porque usted también lo pidió.
Supongo que ambos lo sentimos. Que a ambos
nos gustó ser robados de amor y despojados de todo
quedando desnudos
sin nada más que nosotros el uno delante del otro.
Supongo que no le podemos hacer nada.
Que es lo que hay. Que no hay remedio.
Que no hay remedio a nuestra cleptomanía emocional.
Aunque, bien pensado,
ahora que ya estamos igual:
(aquí) usted conmigo y yo con usted,
ahora que nos hemos sincerado como ladrones,
que ya nos hemos robado el uno al otro...
dígame guapa:
¿Se presta usted a atracar el cielo conmigo?
Quintí Casals
Mala mujer,
me ha sorbido usted toda mi pasión,
toda mi esencia de ser.
Me ha robado sentimientos, tiempo y dinero.
Se lo ha quedado todo.
Mis poemas, mis dibujos, mi aliento,
mi amor.
¿Qué se ha creído? ¿Quién se cree que es?
No sea canalla y hágame un favor.
Quédese con toda mi alma y mi apego
que a mí junto a usted ya no me hace falta.
Quédeselo. Yo fui malo y también me quedé lo suyo.
Malo de amor. Malo de bueno. Malo por quererla.
Se lo usurpé porque usted también lo pidió.
Supongo que ambos lo sentimos. Que a ambos
nos gustó ser robados de amor y despojados de todo
quedando desnudos
sin nada más que nosotros el uno delante del otro.
Supongo que no le podemos hacer nada.
Que es lo que hay. Que no hay remedio.
Que no hay remedio a nuestra cleptomanía emocional.
Aunque, bien pensado,
ahora que ya estamos igual:
(aquí) usted conmigo y yo con usted,
ahora que nos hemos sincerado como ladrones,
que ya nos hemos robado el uno al otro...
dígame guapa:
¿Se presta usted a atracar el cielo conmigo?
Quintí Casals
sábado, 8 de junio de 2013
Quelle est la vie?
Las personas somos las rameras
del tiempo y éste
el maldito chulo de la inmensidad.
Tiene todo el poder.
No puedes hacer nada contra él,
te manda y te mandará.
No le hagas enfadar y, no sé,
quizá tenga un poco de piedad
contigo.
Corretea el reloj y pasan
las horas, los minutos, los segundos
paseando por el filo cogidos de la mano
de la suerte
o el destino
y sigues sin ser nada
entre las brisas de lo inaccesible
de saber qué eres.
Date cuenta:
se vende tu cuerpo a la ventisca degradante
de los años
y sin ninguna respuesta
más que ser tiempo que pasa
pides un sueldo a la vida
por follarte, para ir tirando,
por vivir, para vivir, para mantenerte
en vida sin saber porqué
y atontado en medio de la vastedad
de la muda metafísica
sólo eres
un don nadie que morirá
tarde o temprano
como todos
sin ser para quiénes quieran tus servicios
(tus respuestas de silencio a lo que es esta vida)
nada más que carne.
Y ahora el oxígeno me pide un completo,
ya voy, ya muero.
Adiós, les dejo, tengo que trabajar.
Muerto de vida, sin saber que coño hago aquí y
con los ojos abiertos, en paz duermo.
Espero una vida que me hable. Qué cansino es ser puta.
No más noches sin respuesta a mis preguntas.
No me folles más sin decirme nada
te lo suplico.
Quintí Casals
Las personas somos las rameras
del tiempo y éste
el maldito chulo de la inmensidad.
Tiene todo el poder.
No puedes hacer nada contra él,
te manda y te mandará.
No le hagas enfadar y, no sé,
quizá tenga un poco de piedad
contigo.
Corretea el reloj y pasan
las horas, los minutos, los segundos
paseando por el filo cogidos de la mano
de la suerte
o el destino
y sigues sin ser nada
entre las brisas de lo inaccesible
de saber qué eres.
Date cuenta:
se vende tu cuerpo a la ventisca degradante
de los años
y sin ninguna respuesta
más que ser tiempo que pasa
pides un sueldo a la vida
por follarte, para ir tirando,
por vivir, para vivir, para mantenerte
en vida sin saber porqué
y atontado en medio de la vastedad
de la muda metafísica
sólo eres
un don nadie que morirá
tarde o temprano
como todos
sin ser para quiénes quieran tus servicios
(tus respuestas de silencio a lo que es esta vida)
nada más que carne.
Y ahora el oxígeno me pide un completo,
ya voy, ya muero.
Adiós, les dejo, tengo que trabajar.
Muerto de vida, sin saber que coño hago aquí y
con los ojos abiertos, en paz duermo.
Espero una vida que me hable. Qué cansino es ser puta.
No más noches sin respuesta a mis preguntas.
No me folles más sin decirme nada
te lo suplico.
Quintí Casals
jueves, 6 de junio de 2013
Retrato al perfil bueno de un escupitajo verbal: alegoría al poema
Llevo toda la vida
en una caraboya cimentada en el cielo
lanzando flemas de versos
a las personas caminantes del suelo.
Pocas veces mi esputo atina en su cráneo:
la poesía es difícil y el acierto a darle
a alguien despistado
también.
Sin embargo, ahora
avizoran mis pupilas un sideral blanco.
Una bola de hueso cubierta por una moqueta de piel
sin pelo, sin vegetación, lisa.
Viva calva, reluciente, deslumbrante,
limpia, singular, curiosa,
como una bombilla bien peinada,
digna de los magreos de mi sesera,
preparada para la húmeda cita
con mi poética saliva.
Preparado, listo ¡ya!
Lanzo mi acorazado escupitajo verbal
y cae limpio, vertical, sonoro,
sobre esa cabeza.
Impacta. Explosionan las gotas de mi reflexión
encima de ese material duro.
Penetra ese óvalo brillante de ideas
para encontrar su cerebro
el poema esputado. Moja la calva
y moja el alma. Sexo mental.
Líquido desengrasante para el sólido existencial.
Lo percibe dentro de su él
y se sorprende el hombre. Y me busca en las ventanas.
Y se enfada. Y grita desesperado
¿Dónde te has metido maldito hijo de puta?
Me escondo detrás de mi escritura y ya no puede verme.
Sólo le queda la migaja de ese escupitajo y un enemigo invisible
con quien lidiar batallas racionales.
Sonrío. Lo conseguí.
Por fin alguien se impregna de un poema mío.
Por fin impacta un ladrido lírico en una testa.
Por fin alguien se enfada por conocer un poco de verdad,
de gravedad.
Quintí Casals
Llevo toda la vida
en una caraboya cimentada en el cielo
lanzando flemas de versos
a las personas caminantes del suelo.
Pocas veces mi esputo atina en su cráneo:
la poesía es difícil y el acierto a darle
a alguien despistado
también.
Sin embargo, ahora
avizoran mis pupilas un sideral blanco.
Una bola de hueso cubierta por una moqueta de piel
sin pelo, sin vegetación, lisa.
Viva calva, reluciente, deslumbrante,
limpia, singular, curiosa,
como una bombilla bien peinada,
digna de los magreos de mi sesera,
preparada para la húmeda cita
con mi poética saliva.
Preparado, listo ¡ya!
Lanzo mi acorazado escupitajo verbal
y cae limpio, vertical, sonoro,
sobre esa cabeza.
Impacta. Explosionan las gotas de mi reflexión
encima de ese material duro.
Penetra ese óvalo brillante de ideas
para encontrar su cerebro
el poema esputado. Moja la calva
y moja el alma. Sexo mental.
Líquido desengrasante para el sólido existencial.
Lo percibe dentro de su él
y se sorprende el hombre. Y me busca en las ventanas.
Y se enfada. Y grita desesperado
¿Dónde te has metido maldito hijo de puta?
Me escondo detrás de mi escritura y ya no puede verme.
Sólo le queda la migaja de ese escupitajo y un enemigo invisible
con quien lidiar batallas racionales.
Sonrío. Lo conseguí.
Por fin alguien se impregna de un poema mío.
Por fin impacta un ladrido lírico en una testa.
Por fin alguien se enfada por conocer un poco de verdad,
de gravedad.
Quintí Casals
lunes, 3 de junio de 2013
Amores
Gran parte de las mujeres
que se enamoran de un varón
in the 21st century,
no se llenan del todo
de esos volúmenes masculinos
y
dejan en su corazón de carne
un profundo hueco
para otros hombres,
para otras vergas,
llamado vagina.
En cambio,
gran parte de los hombres
que se enamoran de una doncella
in the 21st century,
hacen crecer
por la enfermedad maníaca
de su corazón de hiedra:
un tumor en su pubis,
erecto, estridente, ligado,
por corromperse éste fiel,
llamado pene.
¿Quién es más varonil ahora que son ellas libres?
Tranquilas, no os ofendáis por estos versos,
yo tampoco me enamoraría de un hombre.
Quintí Casals
Gran parte de las mujeres
que se enamoran de un varón
in the 21st century,
no se llenan del todo
de esos volúmenes masculinos
y
dejan en su corazón de carne
un profundo hueco
para otros hombres,
para otras vergas,
llamado vagina.
En cambio,
gran parte de los hombres
que se enamoran de una doncella
in the 21st century,
hacen crecer
por la enfermedad maníaca
de su corazón de hiedra:
un tumor en su pubis,
erecto, estridente, ligado,
por corromperse éste fiel,
llamado pene.
¿Quién es más varonil ahora que son ellas libres?
Tranquilas, no os ofendáis por estos versos,
yo tampoco me enamoraría de un hombre.
Quintí Casals
domingo, 2 de junio de 2013
Fragancia Calvin Klein de imitación
Se posa enfrente mío
el mejor perfume femenino que jamás hayan
mis fosas nasales devorado.
Expectante, decidido, esperanzado
mi cuello fuerza un ángulo llano y vertical
levantando mi cabeza
y descubren mis luceros
la peor imagen mujeril jamás avistada. Qué fea es
esa mujer que se olía tan hermosa.
Masacre perceptiva.
Paradoja de lo artificial amalgamado a lo natural.
Seducido por la erótica del negocio
que hace bello lo que no es,
vuelvo a frustrarme.
Quintí Casals
Se posa enfrente mío
el mejor perfume femenino que jamás hayan
mis fosas nasales devorado.
Expectante, decidido, esperanzado
mi cuello fuerza un ángulo llano y vertical
levantando mi cabeza
y descubren mis luceros
la peor imagen mujeril jamás avistada. Qué fea es
esa mujer que se olía tan hermosa.
Masacre perceptiva.
Paradoja de lo artificial amalgamado a lo natural.
Seducido por la erótica del negocio
que hace bello lo que no es,
vuelvo a frustrarme.
Quintí Casals
sábado, 1 de junio de 2013
Lágrima derramada de la herida del alma
Hacía tiempo que
no lloraba ante la malicia
de una despedida.
Puede que fuese la tormenta
dentro del desahogo del coche
o
puede que fuesen
tus ojos vidriados
reflectando
mi desconsuelo
ante la impotencia.
No lo sé.
Sólo sé
que estoy aquí
tirado en mi cama.
Lloriqueando como un niño
sin el dulce prometido
o como la puta
que buscaba hacer un café
con ese hombre
y no la serpiente a su falo
o como el gris
ante el naranja,
plañendo esferas moleculares
de agua íntima
como el hombre que te tiene
pero tan sólo
lo hace unos ratos.
Lloraba:
y de seguro que también tú.
Ese postrero te quiero
(esa linda pausa)
poniendo fin
a nuestra pequeña
tregua con el tiempo,
a nuestro corto período
de amor tangible,
se esfumó de nuestras bocas
correspondidas, concordadas
de palabra y ternura
para hacerme llorar
de tristeza por tu fuga
y de alegría
por tu vitalicia estancia
en mi pecho.
(La despedida es la juez puta que dicta tu sentir)
Tengo suerte de tenerte,
de amarte, de añorarte,
de saber llorar por ti
pero
llueve en mi cama
ahora,
estoy triste porque
serás tan sólo una entrañable niebla
hasta que vuelva a otearte
y sin poder hacer nada,
dibuja el punto y final
a este poema
una lágrima
más.
Quintí Casals
Hacía tiempo que
no lloraba ante la malicia
de una despedida.
Puede que fuese la tormenta
dentro del desahogo del coche
o
puede que fuesen
tus ojos vidriados
reflectando
mi desconsuelo
ante la impotencia.
No lo sé.
Sólo sé
que estoy aquí
tirado en mi cama.
Lloriqueando como un niño
sin el dulce prometido
o como la puta
que buscaba hacer un café
con ese hombre
y no la serpiente a su falo
o como el gris
ante el naranja,
plañendo esferas moleculares
de agua íntima
como el hombre que te tiene
pero tan sólo
lo hace unos ratos.
Lloraba:
y de seguro que también tú.
Ese postrero te quiero
(esa linda pausa)
poniendo fin
a nuestra pequeña
tregua con el tiempo,
a nuestro corto período
de amor tangible,
se esfumó de nuestras bocas
correspondidas, concordadas
de palabra y ternura
para hacerme llorar
de tristeza por tu fuga
y de alegría
por tu vitalicia estancia
en mi pecho.
(La despedida es la juez puta que dicta tu sentir)
Tengo suerte de tenerte,
de amarte, de añorarte,
de saber llorar por ti
pero
llueve en mi cama
ahora,
estoy triste porque
serás tan sólo una entrañable niebla
hasta que vuelva a otearte
y sin poder hacer nada,
dibuja el punto y final
a este poema
una lágrima
más.
Quintí Casals
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