miércoles, 31 de diciembre de 2014

Víspera

Pagar 70 euros por la fiesta de fin de año
y otros muchos antes para poseer smoking, camisa y zapatos;
afeitarse, peinarse y comer langostinos...

mirarse cara a cara el telenoticias de las tres
con sus bombas vibrantes,
con su "murieron 10 niños en Colombia"

y ver que las raíces de los árboles
-desde lustros atrás- podridas están
para fuera,

que las paredes blancas -del manicomio
que el mundo es-
cubrieron todo el cielo visible.

Brindar con cava que otros 365 días más
serán para los cobardes,
que nada de nuevo les ocurrirá
a los noctámbulos

y escuchar a las 4 de la tarde de un Madrid sombrío
el "feliz año nuevo" en Tokio.

La eternidad siempre fueron los padres.
No queda paz para los ladrones del tiempo.

Quintí Casals

martes, 30 de diciembre de 2014

La llave

Aquella niebla impune, violenta y desgraciada,
esa tenue y opaca capa de moral no abdicada
que tanto me hizo sufrir, que tanto me hizo rabiar
en la campanada de las decisiones e ilusiones
no encontradas.

Aquél sentimiento de pérdida, de desazón, cólera
tantas veces de búsqueda en redención,
ese tugurio de turbulencias no dichas
que infinitas veces me dejó tirado
en mitad de la calle.

Ese sollozo de no saber qué quiere el prójimo de mí.
Esa bacanal de agarrar tanto amor, tanto infortunio
en el sentido inalienable de las cosas
y sentir, así, el movimiento abrumador del viento...

me lleva a pensar que imposible es

olvidar que la sombra
es lo único subyugado al cuerpo,

olvidar que en mis ojos, tan sólo,
existen mapas sin caminos.

La eternidad es una salida de emergencia
a las múltiples puertas que la vida encierra;

siempre será más fácil morir que sobrevivir
dignamente.

Quintí Casals

lunes, 29 de diciembre de 2014

Acerca de lo inútil

Mirar la basura respirar
en el grácil vendaval de los años,
cicatrizar el pasado
en la calumnia penetrante de la culpa
y sentir, en pecho y corazón,
que ninguna soledad vino nunca por casualidad,
que la sombra avisó tal día perdido
y el vértigo incesante de este mundo de aluminio
se colapsó, apócrifo, en las uñas
de aquellos
que no sostuvieron
jamás
sus manos.

Transitar una infancia, una juventud,
una vejez y una idea,
sentir el silencio recorrer el alarido
de tus verdades
y ser tragado por la boca del lobo
cuando el atolladero derramado
de la certidumbre
grita
inmortal.

Reconstruir el tiempo en esqueleto y hormigón,
desplomarse en el amor,
singular habitación de las almas de los perros...
¿Quién puede entender aquello que siente?

Caminar para crecer,
ver para creer.

No hay futuro que le valga a la memoria
ni presente que le valga a la razón.

Quintí Casals

sábado, 27 de diciembre de 2014

Tierra quemada

Daría todo el aire por un grito

José Ángel Valente

Ver como tus padres
discuten día tras día
por si el mérito de compra fue suyo,
por si las bayetas están sucias o no.

Ver como tus amigos
esnifan un miércoles cocaína
para paliar así mejor el sueño.

Ver a tu hermano, sombra y sol,
tener las mismas pesadillas que tú.

Ver las calles de tu ciudad
derrumbarse en el ocaso de las nubes;
ver las plazas infectas, las moscas como señales de tráfico.

Ver a "Joan el mendigo" morir en el frío de noviembre
y la masa comprando en navidad
y la biblioteca pública cerrar.

Leer "Dónde habite el olvido" de Cernuda,
degustar el pollo transgénico del KFC,
oír el populismo de izquierdas crecer en el puño del muchacho fácil.

Ver los cables del modem estrangular
toda sociabilidad meramente permitida.

Sentir el amor invisible rechazar el cuenco de la miseria.

Ver que poco a uno le pertenece, que rápido todo se pierde,
que un animal me vigila por las noches
y, alguna que otra vez, se apiada de mis garras.

Ver como todo aquello que me contaron sobre la sangre pura
era mentira,
ver como toda esa falacia sobre la verdad
se desgranaba en la fiera que todos llevamos dentro.

Ver cómo es la noche, cómo son los sueños
y que la esperanza cada primavera pasada
se difumina en la exactitud de la víscera.

Ver que mejor es cerrar los ojos en esta tierra quemada,
ver que ver duele

y que mejor es cerrar los ojos
en esta tierra dónde ya no brota nada.

Quintí Casals

jueves, 25 de diciembre de 2014

Antología humana

La única sabiduría es el olvido

Antonio Gamoneda

Triste ser es aquél que no sabe ser
más allá que lo que el ser es, será.

E inspira, expira y suspira
en el vacío de las estaciones catalogadas
sabiendo que el significado exacto fluctúa,
sabiendo que despeinarse es tan sólo cosa de inadaptados.

Aunque puede que no esté equivocado,
puede que las luces de navidad le hagan pensar
en la levedad
que supone existir para uno mismo;

ya que

el tiempo no se moldea ni se estira,
se derrama.

En realidad -pensándolo bien-
es más fácil dibujar el origen
que ponerle colores al momento.

El valor de la imposibilidad está en la pérdida.
Somos una máquina en estado de espera.
Somos un lápiz sin goma de borrar.

Llueve en diciembre.

De entre lo cercano visibles se hacen las arrugas
del corazón;
la sonrisa de los torturados siempre permanece
en la furia de las rosas.

La vida es un salto y una inmersión en alma
que se difunde entre el párpado negro
y el silencio que está por descubrir.

Quintí Casals

sábado, 20 de diciembre de 2014

Los hijos de la nada

And if I could be who you wanted
If I could be who you wanted
All the time, all the time

Radiohead

Todas esas musiquitas felices
sonadas y sentidas
en las largas salas de los aeropuertos,
todo ese boyante sentimiento
de que nada será lo mismo
hogaño que estamos lejos.

Sudar, sudar, sudar y pensar
que, ahora, ahora que ningún
consejo
nos sirve nada más
como mera indicación,
volveré a querer escapar
de la luz temprana.

Y pensar que toda esta generación
cree en la paz, en la armonía, Gandhi...

y necesitan, hasta para drogarse,
mierdas de diseño
como el MDMA.

Necesitan los libritos con dibujos,
las películas en 3D,
las instrucciones subtituladas,
el abre-fácil del brick.

Y rubrican haikus como moda
y escriben ecuaciones a la felicidad
y hablan, también, sobre anatomías bancarias
y emoticonos felices.

Borrachos en Tokio, cocaína gubernamental.

Nadie se para a tocar su carne
y preguntar "¿qué será eso?".

Nadie se deja atosigar
por la luna puta,
por la lluvia de otoño.

Porco Dio. Estoy en un avión y aborrezco volar;
ver tanta gente en conjunto, tanta gente inserida en una banana metálica.
Todos apretando sus manos, todos nerviosos si se sientan cerca del ala.
A mí no me importa morir. Tantas cosas he vivido ya.
Fui gusano y mariposa, harina y pan.
Hoy te he dicho adiós, querida,
y sí, me da igual morir.

Me da igual morir junto a esta gente;
quemadas sus pieles y entrañas...
¿Qué quedaría de sus palabras?

El mundo es una idea y nosotros sus letras.

Nietzsche se equivocaba al hablar de sociedad como rebaño;
el rebaño da lana o pan, la sociedad, en cambio,
sirve tan sólo para extinguirse
en su progreso.

El mundo es una idea y nosotros sus letras.

Somos los hijos de la nada
y nada me queda si no estás.

Quintí Casals

jueves, 11 de diciembre de 2014

Lost in Translation

Everyone wants to be found

Supongo que ha llegado el día en que el mundo se nos quedó viejo,
que ya no estamos bien aquí.

Las calles dejaron de ser las mismas,
las rotondas se giran entorno a ellas,
las casas brillan
y los microondas calientan nuestras sopas
                                                y cocinas.

Supongo que ya no hay magia que valga,
que la pradera se nos quedó pequeña,
que ya no podemos correr.

Sólo veo furia en las manos del prójimo,
miedo en sus dedos y
temor en su felicidad.

El aire nos obstruye
indefinidamente.

Celulares que nos alejan
como opacos dementores,
paredes que nos encierran
como fronteras diplomáticas.

Supongo que aquí acaba todo,
que en el gris molusco
de las nubes
lloverá para siempre.

Supongo que ya escapamos de la noche,
que todos los muebles fueron
comprados, ordenados y suicidados,
que ya no hay sinónimos ni antónimos
válidos
en esta frase.

El universo se abrasa en la esfera de la verdad
y yo miro por detrás de la ventana
como tierra y piedra explotan.

Y tenéis razón;
inventamos las ruedas,
el papiro,
la energía nuclear
e incluso el doble click
de nuestro personal computer,
pero tan sólo
para vivir más rápido en un espacio
                               más pequeño...

y para saber, también
que el tiempo siempre gana;
que la pelota que sube baja,
que el boomerang pocas veces
no alcanza.

Supongo que el silencio viene a ser Dios,
que mejor que tal pupila de plástico
nos envolviera en este eterno
día deficiente.

Supongo que hoy la nada en las estrellas se apaga,
que ya es hora de decir
adiós muy buenas, fue un placer;

que te vaya bien,
Infinito.

Quintí Casas

viernes, 5 de diciembre de 2014

El arte de bajar la persiana

En mi corazón habita un mechero,
en mi pene una discoteca,
en mi cabeza un muro

desabrochado.

Quintí Casals

jueves, 4 de diciembre de 2014

Luz uniforme-Habitación cerrada

El mundo se derrumba, cabizbajo,
trazo a trazo bajo mis pies.

Primero está ese sentimiento de vértigo,
esa escuálida y desorientada sensación
que intenta definir
cuán recto es el triángulo,
que intenta establecer en medida y distancia
cuán bien definido y mal coagulado
están sus vértices, sus costados.

Están también ahí las pupilas dilatadas,
los ojos que en Venecia navegan.

Está la sangre, su perfecto y circunscrito
trayecto en venas azules, en arterias rojas,
que, debajo nuestras pieles,
rechistan el chiste de sobrevivir
al destino.

Luego está esa impresión-efecto -a veces, quizá, defecto-
de fregar mal los platos, de querer -a fuego- a quién
sabes
que un día te olvidará
sin querer.

Y están igualmente esos dedos que remontan a buscar
los límites del frío y la identidad
y, sin embargo, están, asimismo,
aquellos domingos en caída libre
en qué las agujas son huesos
y el culo se dilata.

También piedras, Dioses griegos,
las víctimas del opio y del karma;
todo eso permanece debajo la simple
condición
de significar algo
ante la boca de la muerte.

Sentirnos humillados, sentirnos abrazados,
miles de revoluciones biológicas, genéticas y equidistantes;
todo eso brilla, instalado en las mas insignificantes
noches,
todo eso se instruye en las más cálidas y apacibles
mañanas...

escondiéndose

por si algún día
resolviéramos

aquella ecuación dónde
reconstruir la vida

en un horizonte firme
y eficaz.

Quintí Casals

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Nota de un DJ

Antes todo consistía
-bajo el azar de nuestras tímidas manos-
en cazar un buey, plantar, recolectar árboles,
comer, cuidar bien a nuestros hijos
y, tal día,
mudarnos a otra zona
dónde vivir.

Todo se apagó
el día que se inventaron los gimnasios.

Un DJ ha hablado.

Quintí Casals

lunes, 1 de diciembre de 2014

Bunker

Atrapado en el bunker de mis entrañas
-despertar, comer, dormir y respirar-
incapaz soy de pelear,
incapaz soy de dar los buenos días.

Quintí Casals

Mi vida sin mí

si compraste cualquier día salsa china, tabasco, nueces de macadamia

si después de encender la televisón pusiste la MTV, el Discovery-Max

si te casaste, tuviste hijos y posteriormente una petición de divorcio

si saliste a pasear el miércoles

si te compraste un perro, una tortuga, un hamster

si tomaste, si bebiste, si fumaste alguna vez

si te despertaste en otra casa, en un hospital

si compartiste "carpe diem" o "we are young" en tu estado de Facebook

si sentiste algún domingo el corazoncito pequeño, el color diáfano

si tuviste amantes, novias, sexo duro, rock&roll

si fuiste a Barcelona y tu vida cambió

si tantas veces lloraste en la planicie superficial
del amor y el olvido...

supongo que ya sabrás que todo era mentira,
que la felicidad no existe;

supongo que ya sabrás que no es nada difícil
ahogarse en un vaso de agua;

que el tiempo tan sólo muere

y que el país de nunca jamás
brilla el hijo de puta, tan sólo,

en lo más alejado
de tus sueños.

Quintí Casals