martes, 6 de noviembre de 2012

La belleza de lo absurdo

El planeta es absurdo,
primero porque es rudo
segundo porque es mudo
tercero por creer mucho
y cuarto porque se siente desnudo.

Rudo del ruido
de ser primitivo y prematuro
de follar cómo animales
y amar con los carnales.
Rudo de tener reglas y leyes
para clases bajas y no reyes
y no ser capaces de con pinceles
dibujar una linea nueva en los papeles
de un nuevo destino que viene.

Mudo del silencio
de las palabras que se fugan
detrás,
de todo un arsenal de letras
dejando al hombre sólo y perdido
en las lagunas de su pensamiento
ya podrido,
por la comodidad de la comodidad,
por no dejar estar el mero bienestar,
por hallar mil suicidios al día
de la racionalidad.

Creyendo mucho
en un superior que le castiga y condena
al purgatorio de una vida llena de pena
sin poder nunca subir las escaleras del cielo
y aprendiendo a caer de las nubes al infierno.
Creyendo poco
en un igual que le regala la vida
y cada minuto de respiro se muere más
sabiendo que esta vida es la mejor que tendrás
que tan solo tuviste suerte en esta oportunidad
de regalar al futuro tu pasado más tenaz.

Sintiéndose desnudo
siendo éste el escudo del disimulo
de la rugosidad de su tierra
que con árboles aún avergonzado
intenta no mostrar su interior más vagabundo
de un mundo que creció libre y profundo
con personas con igual rumbo.

El planeta es absurdo y bello
la belleza radica en los destellos
de las estrellas y sus cielos,
en los principios más viejos
y en el final más inmediato.

Bello el mundo,
Absurdos los inmundos.

Quintí Casals


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