Metrópolis s.XXI
Las ciudades se miden en su calidad
por las empresas que se amontonan
una sobre la otra,
con las marcas que las decoran,
como los controles que a estas imponen,
pues lo mismo pasa en las urbes
que éstas mandan sobre la honradez
que éstas mandan sobre si algo
está mal o está bien.
Llegas con tu coche y otros autos
cuantos más, más cuartos
y de una lluvia gruesa de logotipos
te empapas,
te mojan las pupilas
y de falsa emoción
las dilatas,
lluvia ácida o amarga
hecha con las lágrimas
del sufrimiento
llevado a peso por quienes mucho trabajan
allá en el sur, allá dónde no alcanza la mirada,
y ese consentimiento
a que nosotros sepamos cómo vivir
y ellos aprendan cómo morir.
Nuestras vivencias contra
su supervivencia.
Ese aroma de McDonald's te embriaga
siendo solo comida te atrapa,
letreros y letreros de adulterada esperanza
te hacen rugir igual que su mal producto la panza.
Menuda elegancia,
también hay Burger King para la competencia,
aunque sea un rey se le desprecia
y hay aún menos decencia
en la capital del capital,
en la que la gente
[la decente]
sólo piensa en lo personal.
[Adjetivos posesivos
bailan en las frases
tuyo, mío
mío, tuyo
y el mundo será nuestro,
aún será más siniestro,
la perversión de los hechos
pero entonces
ya estaremos satisfechos.]
En el núcleo está el centro de la aglomeración,
aunque bombea todas las acciones no tiene corazón,
persuade y mata la raíz de la razón,
(mientras tú viajas por la constelación de Estrellas Damm
borracho de toda la publicidad que nos incrustan
bañado en el caldo del lago Vodaphone.
Mercedes ya no quiere que con tu fogosidad le presiones
sabe que tu dinero fluirá en tu BlackBerry por los emoticones,
te han vuelto a follar,
no fué hoy Mercedes, fué el ansia
volviste a olvidar
que tu libertad puede acabar.
Ni un céntimo ya,
nada,
na
da
eres
ya.)
La ignorancia del comprador
concentra clientes y negociantes,
unos saben a quien vender
y los otros contra quien perder,
éstos han aprendido a ceder,
aprendieron
a medir la distinción de las ciudades,
de las cosas,
de las personas,
por su acomodación
a la doctrina
del consumismo sin razón.
[y por eso nos consumimos
en el vapor de la industrialización
¿libertad o evolución?
difícil elección.]
Quintí Casals
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