sábado, 22 de diciembre de 2012

Día de un hombre normal

Se despierta a las seis o las siete,
durante la ducha de vivir se arrepiente,
afeita la barba para por fin ser corriente,
común en un mundo común,
come ágil para engullir sin notar el atún,
pues éste es japonés y se debe ser racista,
sino no eres amante de una patria que te conquista.
Besa a su amada a la que ya no quiere
y se dirige al trabajo a ser la mujer de su jefe
para que le deje el trasero bien rojo,
pero no socialista, éso sería ya dejarle cojo.
Trabaja mucho pero poco le dignifica,
demasiado por ser corriente se sacrifica.
Pasa por la tienda y algún día compra algo,
consume en un acto de diferenciarse en su monólogo,
ése que yo escribo pero no cabalgo,
ése que amontona acciones y no raciocinio en su epílogo.
Llega a casa y ni su perro le saluda,
hace un whisky pero nunca le dura,
mira porno pero no cree en el topless,
aunque nada cobra él es noble ser.
Ve el partido mientras cree que él es buen partido,
mientras piensa que podría ser para él un desconocido,
pero ¿quién es él?
él no es nadie,
sólo es alguien,
alguien a quien le dijeron
DEBES SER FELIZ,
DEBES ESTAR CONTENTO.
DEBES SER FELIZ
AUNQUE ESTÉS LLENO DE LAMENTOS.

[Y el engaño a uno mismo
nunca funciona,
es el mayor abismo.
Querer ser algo y no conseguirlo
y encima hacer de la mentira
una verdad que jamás ha sido.]

Se va a dormir pero ya no sueña,
no le hace falta, su vida es ya un emblema
una definición de haberlo todo conseguido
siendo sólo carne que quedará en el olvido.

Ésto es ser normal, algo un tanto raro,
ésto es ser normal, ser un desgraciado.

Quintí Casals

No hay comentarios:

Publicar un comentario